Si alguien dice que está pensando en el suicidio o se comporta de una forma que te hace pensar que podría tener ideas suicidas, no restes importancia a la situación. Quizás pienses que está exagerando, pero la seguridad de un ser querido es lo más relevante porque su vida podría estar en juego.
A menudo, la familia y los amigos son los primeros en reconocer las señales de advertencia del suicidio y pueden ser el primer paso para ofrecer contención y ayudar a una persona en riesgo a encontrar un ambiente de protección y comprensión en el momento oportuno.
12 recomendaciones para brindar apoyo emocional:
Escuchar a la persona sin juzgar.
Permítale hablar y desahogarse, que la persona exprese lo que siente.
Ser cálido y empático.
Tomarse en serio lo que dice. No ignorar cualquier manifestación de conducta suicida.
No minimizar el riesgo, restarle importancia, o tratar el tema como un simple «llamar la atención” o acto de manipulación.
Conserve la calma, transmita tranquilidad, preocupación y comprensión por su situación.
No reprender o reprochar, tampoco cuestionar, desafiar, discutir o provocar.
Ofrecerse a buscar ayuda o promover que la persona busque ayuda profesional (acuda a un psicólogo o psiquiatra).
Evitar usar frases como: “pensar así es de débiles”, “es una tontería”, “ya se te pasará”, “es solo psicológico”, “no tienes nada por qué quejarte”.
Retirar de su entorno todo lo que pueda servir como instrumento para autolesionarse.
No dejar a la persona sola o procurar que no esté sola por mucho tiempo.
Ubicar un vínculo de protección o ayuda en la familia o su círculo afectivo: el valor de la vida pesa sobre la confidencialidad.