Moody Brooke y Monte London, dos de los comandos que sirvieron de trincheras para Grau y su grupo, es la parada más importante de la visita y viene después del cementerio. Más de doce kilómetros de caminata para llegar a su puesto de combate. No es difícil, cada uno lo encuentra. Se meten, huelen, tocan las piedras y la tierra.
Lloran más y toman mate. Los recuerdos aquí tienen forma de cocinas, bombonas de gas, restos de zapatos, cubiertos y vainas vacías que sobreviven como un museo abandonado.
Durante años para los ex combatientes la guerra ha sido como cargar una mochila llena de piedras; con el correr de los años van soltándolas. Ahora en Las Malvinas sienten que la descargan un poco más.
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Los soldados argentinos se han estado tomando fotos en cada sitio junto con una pancarta que trajo Sofía, la hija de dieciséis años de Orellana, que también está con ellos. “Como hija de excombatiente este es mi homenaje a los jóvenes caídos que lucharon como héroes por la Islas Malvinas”. Eso dice el pedazo de tela de un metro de alto que ella misma pintó.
Una mala traducción del texto de español a inglés, o un chisme mal contado, provocó que la Policía citara a Socodoro, el guía argentino, por esta pancarta. Según le dijeron por teléfono, en esa cita les explicarían las “cosas permitidas y no permitidas” dentro de las islas, para que se las transmitiera a sus compatriotas cuando. Algo ocurre, algo que no sabemos, que luego cancelan el llamado de la Policía de forma inesperada.
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Se acaba la semana, se acaba la visita. Antes de ir al aeropuerto, los soldados argentinos están nerviosos porque alguno de ellos recogió vainas vacías de sus antiguas trincerhas. Pero después decidieron no empacarlas porque la aerolínea mandó a informarles que debían estar en el aeropuerto mucho antes de lo estimado. Está prohibido, según carteles en el aeropuerto, sacar de la isla cualquier cosa que tenga que ver con la guerra. Piensan que van a ser blanco de una revisión extrema por haber estado en estas zonas. Pero no hubo ningún chequeo extraordinario, y pasaron tranquilamente a la sala de abordaje.
Ya embarcados en el avión para volver a Río Gallegos, conversan, leen, callan. Aún no saben qué llevan a su país después de este viaje. Se van seguros de que la guerra fue un grave error, con dudas de si Falkland Island volverá a ser llamado por el mundo entero Las Islas Malvinas, con la certeza de que no existe nada que identifique a los argentinos con ese lugar y que los británicos, sea cual fuere la manera de reclamarles, no tienen ni la más mínima intención de ceder. ¿Habrá sido este el lugar para exorcizar los monstruos? ¿Habrán regresado con la mochila vacía?
Podría decirse que si se toma que los muertos en las guerras que son cuando los hombres se quedan sin argumentos, la guerra de Malvinas es la que tubo menos bajas en la historia de la Argentina: No se justifica por supuesto bajo ninguna circunstancia:
El costo humano de la guerra.
a. Del Ejército Argentino.
1) Personal fallecido (168)
Oficiales 15
Suboficiales 22
Soldados 121
2) Personal desaparecido (27)
Oficiales 1
Suboficiales 3
Conscriptos 23
b. De la Armada Nacional.
1) Personal fallecido (381)
Oficiales 12
Suboficiales 228
Conscriptos 123
Civiles 18
2)Personal desaparecido (28)
Oficiales —
Suboficiales 20
Conscriptos 8
c. Fuerza Aérea Argentina
1) Personal fallecido (17)
Oficiales 5
Suboficiales 7
Soldados 5
2) Personal desaparecido (38)
Oficiales 31
Suboficiales 7
Total: Oficiales; 64
Suboficiales; 287
Conscriptos; 280
Civiles; 18
TOTAL: 649 Argentinos
Pedro es totalmente cierto lo que dices. Esa guerra no dejó muchas bajas humanas en comparación a otros conflictos bélicos. Sin embargo, los soldados argentinos eran simples reclutas, y no estaban preparados ni psicológicamente ni físicamente para lo que enfrentaron (Frío, hambre, y soldados ingleses entrenados para guerras)
Felicitaciones, buen artículo!
Y tu mochila como retornó?
Vacía?
Que pena que aun en esta epoca, se den conflictos de esta naturaleza, una muy mala experiencia para los argentinos sin duda, excelente articulo.
Da la sensación de leer una novela. Ojalá ese sentir de Grau que magistralmente logra transmitir Jakeline sirva para evitar conflictos armados en todo el mundo. Disfruté cada linea inmensamente. Gracias por compartir esto.
Muy bien lograda la nota, gracias. Si ustedes lo creen apropiado, aqui les mando las reflexiones finales de mi viaje a Malvinas y además un link de you tube para que vean la maqueta en escala 1:87 que realice del lugar dónde combatí en Malvinas y ya está destruido.
Link de la maqueta: http://www.youtube.com/watch?v=vH9CgHLrZXk
REFLEXIONES DE MI VIAJE A MALVINAS ABRIL DE 2010
Sin proponérmelo, sin esfuerzos, mientras caminaba por las calles de Malvinas, algunas cosas son inevitables y vuelven a la memoria dormida, pero sin temores ni desesperaciones; ésta vez, en abril de 2010 mis pasos por sus calles eran pacíficos, cadenciosos, sin prisa, sin miedos. Esos pequeños signos que delatan que alguna vez yo estuve en aquel lugar. Caminando a Moody Brook, percibí el sonido de mis pasos en las pequeñas piedras del camino, el crujir bajo mis pies traían aquel recuerdo de borceguíes cansados de una larga marcha. Otras veces, lo que despertaba esas antiguas sensaciones eran las diminutas gotitas de rocío mojando mi campera, la humedad del aire, la ráfaga de viento y su rugido tan particular; la neblina matutina, el rocío del pasto, el olor de la turba o el hundimiento de mis calzados en el colchón esponjoso del terreno en el campo. El silencio de las noches, y las lucecitas de los faros de sodio del alumbrado en el pueblo que se multiplicaban en el asfalto mojado como pinceladas surrealistas de un pintor demorado. Algunas noches caminé por las calles y me detenía a escuchar, el viento soplaba en mi cara y traía el rumor, el eco de un pasado remoto que se atropellaba por llegar. Ya no había alarmas, ni gritos en la oscuridad, no mas bombas, ni ataques, ni barro en las aceras, ni verdes en las ropas, ya nadie gritaba en la distancia ni había urgencia por llegar. Encendía un cigarrillo entre los huecos de mi mano, pero ahora lo fumaba en libertad, sin ocultar el resplandor de la brasa, sin preocuparme por lo que vendrá. Símbolos de un pasado que de a ratos me volvían pero sin molestar. Caminé por el muelle donde como prisionero de guerra me despedía de aquellas queridas islas y en aquel momento, para nunca regresar, hoy, 28 años después, en el mismo muelle, giré mi vista y un cartel enorme decía “welcome falkland`s island” ahora era bienvenido en el mismo sitio que me supo alejar. En este viaje, nunca fui un forastero, ni un extraño, ni un ajeno; tampoco podía maravillarme como quien viaja por primera vez a un lugar desconocido. Me demoré en clasificar esos sentimientos que definieran lo que sentía, al cabo de unos días comprendí que la sensación personal que resumía todo aquello era la de ser un antiguo vecino, que regresaba a su querido barrio después de largo tiempo de ausencia. Las islas Malvinas estaban bellas, con sus casas multicolores, veredas sin barro, ni escombros, sin humo en el horizonte. Las aves revoloteaban y ya no partían despavoridas como antaño las viera. Sus calles pacificas y ordenadas me traían paz. Malvinas fue una experiencia única, y con el correr de los días iré capitalizando el cierre de un círculo interno que comenzó a dibujarse en 1982 y que hoy, largos años después toma forma definida y une sus puntas para cerrarse en paz, armonía y definición. Malvinas, mi barrio de la juventud, dónde dejé parte de mi vida librada al designio incierto de las manos de un destino, que en mi caso, jugó de cómplice y amigo y supo perdonar mi vida para hoy poder rememorar, para rendir homenaje a mis amigos caídos y colocar una placa en el preciso sitio en que ellos dejaron lo mas sagrado que supieron ofrendar, sus vidas, sus sueños y la juventud truncada que lo transformaron en nuestros héroes personales que sabemos honrar y respetar.
Pdta: Gracias a John Felix por sus elogios.
Gracias Daniel
Fue un placer compartir este viaje a Las Malvinas contigo y con el resto de ex combatientes. Saludos
Muy buen artículo, que orgullo Jackeline. Que experiencia poder compartir con personas que seguramente pasaron mucho tiempo sin entender tantas cosas de una experiencia tan terrible como vivir un conflicto armado que, sea de la duración que sea, y con la cantidad de muertos que haya, deja un efecto en su vida que nadie que no haya estado allí puede siquiera comprender.