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Entre quienes aman reírse del ridículo ajeno, Delfín también cuenta con fans de culto, por inspirar ese humor involuntario, producto de la atracción que genera todo aquel que por conseguir la fama es capaz de cualquier cosa. Pero hay una incógnita que llama la atención: ¿qué pasa en Latinoamérica, qué pasa en el planeta, que cada vez hay más William Hungs y Delfines? ¿Será que la idolatría a lo chaborro se utiliza como excusa para evadir la aridez creativa, la flojera de producir buenas ideas, la falta de identidad o el hastío de seguir los mismos estereotipos (irreales por demás) de fama, belleza y éxito? ¿Qué inconformidad y angustia internas se tratan de acallar cuando se persigue la mofa hacia aquel que fácilmente luce menos talentoso y agraciado que nosotros?

Y todo este fenómeno de opinión pública lo ha generado una sola persona con un solo movimiento del mouse. La osadía casi suicida o la autoestima desmedida no vienen al caso. Delfín se enfrenta a que le pidan un autógrafo o a que le quieran meter un tiro. Nos preguntamos más bien lo siguiente: si la peruana “Laura en América” llegó a todo el continente azuzando la miseria humana, ¿por qué tanto escándalo con Delfín? ¿Por qué ofende tanto cantarle al dolor del 11/9, cuando la TV triunfa a punta del voyeurismo de los reality shows?

¿Quién está aplicando la inteligencia en toda esta historia? Delfín ha logrado lo que le ha dado la gana con sus seguidores y cada día su nombre crece, con o sin críticas. Entonces, ¿la pegó del techo con “Torres Gemelas”? ¿Se puede conquistar el mundo sin voz, sin oído y sin belleza, mientras se tenga la gran virtud de vacilárselo? ¿Delfín realmente se las sabe todas y todavía no nos hemos dado cuenta? Una gran duda razonable lo absuelve “por ahora”. Pero, mientras se despeja, ¡qué viva Julio Jaramillo, carajo! Grande entre los grandes. 

 

 

El top five de “Torres Gemelas”

5.- El montaje a lo Godard. En la canción, Delfín recibe la llamada de su “amorcito”, que agoniza atrapada en las torres, pero en el video es él quien la llama por teléfono. Ojo, no queda claro con quién habló.

4.- Gran acting. Delfín en chroma key contemplando las tomas de archivo de las torres quemándose, mientras pregunta atribulado: “¿Quién sabe la verdad?/ ¿Quién lo hizo?/ ¿Y por qué lo hizo?” Quince segundos antes ya se había respondido: “Los terroristas lo exterminaron”.

3.- Morbo. El atuendo versus la siguiente frase: “Sé que te quedas/ ya sepultada/ en los escombros de Torres Gemelas”… Fuerte.

2.- Sarcasmo. El dolor lo sobrepasa: “Solo llorando podré olvidar”… y en el video no solamente baila, sino que inserta los números para contrataciones sobre las torres colapsadas y la gente desesperada.

1.- El paroxismo. Otra escena del gran Delfín en chroma, simulando cantarle a una de las víctimas, que cuelga de uno de los pisos de la torre: “Las torres en llamas/ llenas de humo negro/ y tú en ese lugar/ ¡ay, Dios mío!”… Muuuy fuerte. 

 

Este texto fue publicado en la revista Marcapasos, en su versión impresa, en el aniversario de la publicación, en su edición número 6 (marzo, 2008). Marcapasos sacó diez ediciones impresas al mercado entre 2007 y 2008, con regularidad bimestral.

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