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Fotos Marcelo Volpe, Maxwell Briceño, Ivonne Velasco, Jonathan Gutiérrez

—La Vinatería tiene más historias que el Seguro Social —dice David Agreda, un cantante que hace la rutina diaria vespertina con piezas de merengue sobre el tablao de la tasca.

Este ritmo dominicano domina a toda hora y mucho más un viernes o sábado por la noche.

“Cama y mesa” de Fernando Villalona, “Volveré” de Wilfrido Vargas, “La Bilirrubina” de Juan Luis Guerra o cualquiera entonada por Las Chicas del Can son solo algunas de las muchas canciones que salen de las cornetas, bien sea en su versión original o en la voz de algún cantante o grupo que se presentan en este local.

El tiempo de dos horas de los espectáculos en vivo no alcanza para tres sets con un repertorio o playlist tan extenso como el que exhibe el merengue, pero el momento sí recuerda mucho de lo que fue rumbear en Caracas en los 80 o principios de los 90 del siglo pasado.

Un viernes cualquiera, por ejemplo, ocurre que pasadas las 10 de la noche sobre la escena de La Vinatería se monta el dúo Sexappeal Show, que integran Francismar y Armando Fajardo, quienes apenas están en la fase de saludos comienzan a quedar envueltos por parejas que sin seguir pautas de coreografía pareciera que se pusieron de acuerdo para que en determinados momentos marquen de manera simultánea los cuatro pasos básicos del merengue: uno en el sitio, otro hacia los lados, luego hacia adelante y finalmente hacia atrás.
A medida que avanza la letra de la canción en el baile se hacen presentes los giros de manos y el movimiento de brazos que alguien bautizó con el nombre de “la llave”, que usualmente marca un varón.
Por si no fuera suficiente el girar y entrecruzar de cada pareja, como para no olvidar el origen español de la tasca están los agregados que siempre están presentes con movimientos como «el farolillo» o «la verónica», que son propios del paso doble, pero que aquí se danzan con el compás del merengue. Sincretismo dirán algunos, eclecticismo dirán otros.

—Hay grupos que me hacen la noche y podemos extender el tiempo del set un poco más de media hora —comenta Francismar.

—Hay grupos que me hacen la noche y podemos extender el tiempo del set un poco más de media hora —comenta Francismar.

Este ritmo dominicano en buena medida ha permitido que este local, tan de referencia en lo que fue la fiesta taurina caraqueña, no haya sido estoqueado y haya embestido la situación económica y política del país como toro de lidia frente a su novillero.

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La nomenclatura que impera en el centro de Caracas indica que está ubicado en la avenida Sur 4 entre las esquinas de Pilita a Glorieta en Quinta Crespo, a tan solo tres cuadras de lo que fue –¿o es?- la sede de Radio Caracas Televisión.

Se abrió a principios de los años 80 del siglo XX en una zona donde hubo un fuerte asentamiento de españoles de origen gallego y portugueses madeirenses, de allí que sus propietarios sean de esta procedencia. Érase un momento que aún predominaba la prosperidad del estable dólar a 4,30 bolívares y cercana al coso de la tauromaquia caraqueña como fue el Nuevo Circo.

Su interior exhibe un estilo de decoración que recuerda una taberna en Madrid o Sevilla. Domina una larga barra de madera fina, las paredes son barricas de vino o adornos y hay unos cuantos carteles de bailaoras de flamenco o de la fiesta brava caraqueña como la célebre corrida de la prensa o las que se hacían con motivo de un aniversario de la PTJ (Policía Técnica Judicial antecedente de lo que hoy es el CICPC). Resalta el aviso de una de las últimas corridas que hubo en la ciudad en mayo de 1996 con los matadores Bernardo Valencia y Manuel Medina “El Rubí”.

—En La Vinatería era común ver a las estrellas de RCTV —dice la cantante Francismar, quien recuerda a esta tasca como uno de los primeros locales donde marcó su debut.

—En La Vinatería era común ver a las estrellas de RCTV —dice la cantante Francismar, quien recuerda a esta tasca como uno de los primeros locales donde marcó su debut.

—Unos de sus asiduos visitantes fue el actor Miguel Ángel Landa cuando era el actor consentido de Radio Caracas y también actriz Hilda Vera —recuerda Hercilia, cliente de esta tasca desde hace muchos años. No podía esperarse otra cosa de Hilda, toda una dama de la televisión y sobre todo del cine venezolano principalmente con el director Román Chalbaud, cuya imagen podría ser símbolo nacional de culto, reverencia, oración y hasta peregrinación por bares y taguaras por su interpretación de “La Garza” en la película “El Pez que fuma”, inspirada en la obra de teatro homónima.

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La Vinatería no siempre está en modo bailable, aunque incluso a la hora del almuerzo o en horario vespertino persiste el merengue. Pasado el mediodía, tiene como clientes a personas que van a almorzar. Entre los más asiduos están trabajadores de la zona, entre ellos parte del personal de la Sumat (la Superintendencia Municipal de Administración Tributaria) que es como el Seniat encargado de la recaudación impositiva de la Alcaldía del Municipio Libertador.

—La pelazón ha hecho que no vengamos tanto, pero se come bien y siempre la cerveza está “friita” —dice un funcionario de la Sumat.

—La pelazón ha hecho que no vengamos tanto, pero se come bien y siempre la cerveza está “friita” —dice un funcionario de la Sumat.

Justamente la proximidad de varios organismos públicos hizo que en coyunturas de prosperidad económica tuviera una permanente afluencia de empleados públicos pero la situación económica redujo significativamente esa afluencia en esas horas de almuerzo, salvo en días de quincena o pago, en especial los viernes.

La Vinatería, sin embargo, siempre cuenta con la noche, sobre todo los fines de semana y no solo para bailar y tomar un trago sino para comer. Uno de los platos que tiene más salida es el que llaman ¨Medio bodegón¨, que trae carne, pollo, cerdo, camarones y calamares a la parrilla con papas fritas con la opción de incluir una botella de vino. Otras opciones del menú son el medio tobo de 10 cervezas –todo un símbolo de los bares en Venezuela- con el añadido en este caso de una ración de ocho tequeños, la paella acompañada también de una botella de vino o sencillamente una jarra de lo que llaman ¨Sangría Hawaiana¨.

La evocación del flamenco, el paso doble y las corridas de toros en La Vinatería queda como recuerdo para las paredes y definitivamente es el merengue el que funge como estoqueador para embestir el bramido o el misterio de la bravura, que a lo largo de cuatro décadas ha dominado la faena cotidiana de Caracas y el país.

Dirección

Tasca La Vinatería

☆ Av Sur 4, Pilita a Glorieta 85, Edif. Hotel Palas, Quinta Crespo, Caracas