Seleccionar página
Fotos Marcelo Volpe, Maxwell Briceño, Ivonne Velasco, Astrid Hernández

Entran por la puerta de atrás, saludando a Simón Quiñonez, padre e hijo, como si se conocieran de toda la vida. Es la tercera vez que visitan el bar La Mata o La Matica, ubicado en San Agustín del Norte, en Caracas, popular por sus puertas batientes, su vieja barra y sus neveras de madera caoba que, para algunos visitantes, le otorga la categoría de cantina.

—Uno de mis compañeros me dijo “vamos para que conozcas el bar que tiene el expendio nacional de licores número 2”—dice Albert Lara.

La Mata es un negocio familiar atendido por los dos Simones, Simón padre y Simón hijo, que abre de lunes a lunes, desde las seis de la tarde y cierra cuando se va el último cliente, quien es acompañado a su vehículo por el Simón de mayor edad. Esto puede ser, dependiendo del día, entre la medianoche y las cuatro de la madrugada.

Albert y sus amigos le piden a Simón hijo cuatro cervezas y que les coloque Fly to me to the moon, de Frank Sinatra.

—No tenemos queja (se ríe pícaramente), nos prestaron el dominó, las cartas y nos pusieron la música que queríamos.

Históricamente este local ha sido administrado por tres dueños: Luis Sanz, el fundador, seguido por Tomás Molero, quien le arrendó el lugar a Simón Quiñonez, actual dueño.

De sus 67 años de vida, Simón ha dedicado 40 a atender a los clientes. A él no le gusta identificarse como el tercer propietario en regentar el bar, prefiere que lo vean como un trabajador más.

—La ambientación siempre ha sido así, es parte de su historia —describe Simón padre, al mencionar que las neveras de madera caoba son de cuando la Cervecería Caracas estaba en San Martín.

Se dice que este bar tiene casi 100 años. Sin embargo, no hay registro que certifique con certeza el año de su fundación o si en realidad tiene el expendio nacional de licores número 2, como aseguran algunos de los vecinos octogenarios asiduos del bar. La leyenda urbana dice que la licencia número 1 estaba en San Juan, la 2 en San Agustín del Norte (La Mata) y la 3 en La Pastora. A la fecha, ya no existen los bares con la licencia 1 ni la 3.

Lo único que se sabe es que antes de que existieran los carros y las carreteras había una mata donde los lecheros ataban sus burros, cuando venían desde Guatire, refiere el historiador Manuel Azuaje Reverón en la publicación de @lostemplospaganos en Instagram para promocionar el bar La Mata. De ahí viene el nombre del callejón que está detrás del bar.

II

El tiempo no pasa en vano y se ve en el diseño descolorido de las puertas batientes. Un letrero escrito a mano, colocado ofrece un menú de sopa y seco a cuatro dólares o pagadero en bolívares a la tasa del BCV del día.

El tiempo no pasa en vano y se ve en el diseño descolorido de las puertas batientes. Un letrero escrito a mano, colocado ofrece un menú de sopa y seco a cuatro dólares o pagadero en bolívares a la tasa del BCV del día.

—Nosotros por muchos años vendimos comida en el restaurante que estaba en la parte de arriba. Hace cinco meses la reactivamos, pero no funcionó. Todo se complicó después de la pandemia —lamenta Simón hijo.

Para Alí Viloria, asiduo visitante y amigo de la familia Quiñonez, la presencia de una imprenta —en los antiguos espacios del cine El Dorado que próximamente cumplirá 100 años— ayudó a que La Mata se convirtiera por más de 20 años en un bar emblemático por las noches y en un restaurante con ambiente familiar de día.

—Era una zona muy transitada. Éste era un sitio muy frecuentado por deportistas, médicos, músicos, bomberos, militares y periodistas, incluso gente adinerada —dice Viloria.

Simón padre está agradecido con Freddy De Freitas y Marcelo Volpe, creadores de la Ruta de los Templos Paganos, porque se le volvió a dar visibilidad al bar que cerró por dos años, durante la pandemia.

—Aquí vinieron Valentina Quintero, Servando y Florentino. Antes ofrecíamos ron y vino, pero la situación cambió y ahora solo ofrecemos cerveza —cuenta con nostalgia Simón padre.

Desde que la familia Quiñonez está a cargo de La Mata, se le conoce como un punto de encuentro. Es un lugar alegre y de abrigo para muchas personas, en el que se han celebrado graduaciones, se han vivido despechos y hasta pedidas de mano.

—Una vez vino un mesonero y le pidió matrimonio a su mujer —recuerda Simón hijo—. Aquí la gente viene a disfrutar.

Al bar asisten fanáticos del dominó y muchos enamorados, amantes del vallenato y de la bachata. Uno de los repertorios más solicitados es el de Diómedes Díaz, cantautor colombiano, con “La voz del pueblo”. Sin embargo, cualquier gusto musical es complacido por los Simones.

Al bar asisten fanáticos del dominó y muchos enamorados, amantes del vallenato y de la bachata. Uno de los repertorios más solicitados es el de Diómedes Díaz, cantautor colombiano, con “La voz del pueblo. Sin embargo, cualquier gusto musical es complacido por los Simones.

El buen trato y la generosidad de Simón padre traspasan fronteras y crean vínculos cercanos. Este es el caso de Natalia del Blanco, una joven argentina que vivía en un hotel de la zona.

—Esa muchacha era un alma libre. No sé cómo llegó, pero hasta me trajo a su mamá. Me regaló una botella de vino y me escribió una carta muy linda cuando se fue a Argentina —dice Simón padre.

Sentado en el muro que empalma con la escalera del restaurante, en donde está el mural pintado del Corazón de Jesús, Alí interrumpe a Simón padre para recordarle que Natalia se casó y tuvo un hijo al que bautizó Simón en su honor.

—Ella se comunica con mi hija por Facebook. Es una muchacha cariñosa, amable y encantadora. Yo tenía la creencia de que los argentinos eran pedantes y no, no es así —comenta Simón padre.

Este bar y sus alrededores se convirtieron en escenario para la filmación de la película El Justiciero, de Libertador Morales, estrenada en el año 2009. La Mata o La Matica, como lo llaman algunos con cariño, tiene la particularidad de que los clientes terminan convirtiéndose en amigos de los Simones.

—La Mata es un imán. Yo soy padrino de un nieto de Simón, y vine como cliente —dice Alí.

III

Simón padre nace un 24 de julio en el estado Yaracuy. Siendo muy joven, se viene a trabajar en el Mercado de Coche. Es devoto de Jesús de la Misericordia y del Corazón de Jesús y se confirma con los dos murales pintados dentro del bar.

—Todas las parejas que vienen, se toman una foto en el mural de Jesús de la Misericordia —cuenta orgulloso Simón padre.

Al entrar a La Mata por la fachada principal, a mano derecha se encuentra este mural pintado por el artista Gary en el año 2014 con una frase que casi no se ve: “bendiciones divinas sean derramadas en este lugar y todo el que habite”. Quienes visitan el bar o los asiduos clientes suelen sellar su recuerdo con un retrato junto a la pintura.

Simón padre tiene tres hijos y cuatro nietos. Es el pilar de su familia, un hombre trabajador, servicial y generoso.

—Mi papá siempre nos trató bien. Nunca nos faltó nada.

Alí es testigo de las ayudas que Simón padre da a todo el que se le acerca. También ha visto cómo gente inescrupulosa ha abusado de la confianza e inocencia de su amigo.

—Él es como un puente, une. Lo que tú necesites, si está en sus manos, Simón te lo da.

Simón hijo ve con orgullo a su papá y le recuerda la historia del joven al que le dio comida y aconsejó que abandonara la calle y no continuara en malos pasos.

Simón hijo ve con orgullo a su papá y le recuerda la historia del joven al que le dio comida y aconsejó que abandonara la calle y no continuara en malos pasos.

—Me dijo tengo hambre y le di comida, porque justamente yo iba a comer. Le dije que era un muchacho joven y que podía salir adelante. Comió y se fue —recuerda Simón padre.

Dos años después, un joven bien vestido entra a La Matica y saluda a Simón padre. Le da un abrazo y le entrega un regalo.

—Usted no se acuerda de mí, pero la otra vez yo tenía hambre, usted me dio comida y me aconsejó.

Las anécdotas van y vienen entre brindis desde esta barra centenaria en el corazón de Caracas. Las puertas batientes de madera con el mensaje de Bienvenidos deja clara la intención en La Mata: aquí todos serán bien recibidos.

Dirección

Bar La Mata

☆ Avenida de Mata a Pichincha, San Agustín del Norte, Caracas.