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Fotos: Marcelo Volpe, Maxwell Briceño, Ivonne Velasco, Astrid Hernández.

Ochenta y cuatro años después y con una tercera administración, sus puertas siguen batiéndose igual que en 1942, para darle la bienvenida, seas vecino de la zona, “taguarero” o “barrero”, te guste comer bien o seas entusiasta de reencontrarte con tu ciudad, este lugar te atrapa.

—La comida ahí es una vaina loca —dicen unos que fueron por primera vez, en actitud de peregrinos de Santo Tomás, aquel incrédulo conocido en el Evangelio de San Juan por la frase “Ver para creer”.

—Cuando mordí la empanada gallega… no sabes, de muerte lenta. ¿Y la tortilla? Uffff, húmeda por dentro, te juro que es una cosa loca. Nosotros volvemos el fin que viene —agregan con placer orgásmico.

—Cuando mordí la empanada gallega… no sabes, de muerte lenta. ¿Y la tortilla? Uffff, húmeda por dentro, te juro que es una cosa loca. Nosotros volvemos el fin que viene —agregan con placer orgásmico.

Gracias a la hospitalidad gallega que caracteriza a Paco Fuentes, el tercer dueño de este espacio, cada vez que llegan sus comensales sale de la cocina para recibirlos con total disposición a consentirlos con una sublime empanada gallega elaborada con una masa semi hojaldrada y rellena con un gustoso guiso de bacalao así como la tarta de Santiago (ambas preparadas por su esposa). Unas tortillas divinamente húmedas, hechas por su propio dueño, que a más de uno les cambia la estampa, pimientos de padrón (unos pican y otros no), pulpo a feira, arroces y cochinillo bajo encargo.

Eso sí, este sitio difiere mucho de lo que esperas de una tasca tradicional: no tiene la decoración típica de La Candelaria: su luz no es tenue, su madera no es oscura ni opaca, tampoco huele a biblioteca, ni vas a escuchar música española, pero el playlist alternativo, bien seleccionado de Directv y el buen rollo que surge entre los que se sientan en la barra, te invitan a quedarte y a hablarle al que tienes al lado, porque hasta un pedacito de tortilla te comparten.

Paco siempre quiso “Matar el gusanito de tener una tasca” y apareció la oportunidad de comprar El Ruedo a Elías, un gran entusiasta del karaoke. Ahora, rescata los sabores de su pueblo con recetas bien hechas, en un ambiente acogedor y lo mejor: él quiere que te quedes con ellos, si no pregúntenle a Freddy De Freitas de la Posada de Cervantes, quien en su primera Ruta de los Templos Paganos, tuvo que ponerle orden porque en esa parada, el dueño no quería que nos fuéramos: “Vete tú y me los dejas aquí”, le decía con picardía y agregaba a sus invitados “No se me da el postureo”.

Paco es risueño y si lo tratas de “tú”, más te quiere. Dentro de su equipo cuenta con Roberto, quien trabaja para él desde hace muchísimos años y le lleva el trote en cuanta idea se le ocurre, siempre con amabilidad y una maravillosa hospitalidad.

Paco es risueño y si lo tratas de “tú”, más te quiere. Dentro de su equipo cuenta con Roberto, quien trabaja para él desde hace muchísimos años y le lleva el trote en cuanta idea se le ocurre, siempre con amabilidad y una maravillosa hospitalidad.

La entrada deja ver los trabajos en las puertas, con imágenes talladas de toreros, para revelar sus dos niveles: en el bajo está la larga, impoluta y brillante barra de madera, tan iluminada como la luna llena y del otro lado están las mesas. Para quienes prefieren un espacio más acogedor, unas pequeñas escaleritas a mano izquierda, brindan un espacio más en plan petit comité, para que desconectes de la ciudad. Pero no te confundas cuando veas la cocina abierta: el horno que está ahí no es de pizza, sino para asar corderos y conejos.

Este es un sitio para siempre volver: volver solo e intercambiar ideas con la brigada, volver con tus seres queridos o para ser cliente fijo como los vecinos de la zona que se van a tomar su cervecita al final de la tarde, religiosamente.

La historia de este gallego, oriundo de La Coruña y trabajador hasta los tuétanos, comenzó en Venezuela en 1984, en otro rubro: vendiendo ropa de dama.

La historia de este gallego, oriundo de La Coruña y trabajador hasta los tuétanos, comenzó en Venezuela en 1984, en otro rubro: vendiendo ropa de dama.

—Luego llegó una modista y empezamos a hacer cosas con 10 diseñadores, bajo la marca Paco Fuentes —recuerda.

Muchas lunas han pasado y hoy en día, la tienda está en la esquina de Veroes con ropa y calzado importado. Ahora, como emprendedor osado, se reinventa dentro de la cocina y experimenta en ella, ya no con telas sino con ingredientes y recetas.

Dirección

Restaurante El Ruedo ☆ Av. Este 2, esquinas de Peligro a Miguelacho La Candelaria, Caracas.