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La pandemia ha mostrado evidencias alarmantes sobre el incremento de la violencia de género en el mundo. Según reportes de la Organización Mundial de la Salud y programas de protección independientes en Latinoamérica, la cuarentena ha dejado confinadas a miles de mujeres junto a sus agresores, lo que ha generado un incremento de aproximadamente 60% en los reportes de maltrato en la región. En respuesta, algunas organizaciones no gubernamentales en el estado Zulia han redoblado sus esfuerzos para proteger el bienestar psicológico de las mujeres en riesgo. Esta es la primera entrega de una serie sobre iniciativas de solidaridad para atender la salud mental de los zulianos. #LatimosEnCuarentena

Cuando sienten miedo, llaman. Si una amenaza se cierne contra sus vidas, o vulnera su integridad, decenas de ellas toman el teléfono para pedir ayuda. Como lo ha hecho  durante toda la cuarentena Juliana*, una joven de 23 años que ha vivido varios episodios de violencia de género. No pide auxilio para salvar su vida, pero sí recibe terapia para sanar su salud mental. 

—Necesito conversar con alguien que no espere nada de mí, que no me juzgue y eso lo he conseguido en la consulta. Espero continuar con ella, porque a veces siento que la situación es insostenible y no puedo sola, al menos emocionalmente. Necesito a alguien que acompañe mi proceso. No tengo suficiente estabilidad emocional en estos momentos para llevar este proceso sola.

Algunas mujeres hablan o chatean a escondidas, bajo el acecho de sus agresores y con el temor de ser descubiertas. Otras, desde espacios físicos seguros, pero con las secuelas evidentes del maltrato en sus relatos. Son mujeres víctimas de la violencia de género que no quieren convertirse en un dígito más dentro del registro de femicidios en su región y que han decidido salirse de la espiral que tanto daño les ha hecho. 

Ruegan que la señal telefónica no les falle de nuevo, o que lo que les queda de batería en su celular alcance para hacer la llamada a tiempo. No tienen control del éxito de la conexión, su única certeza es que del otro lado del teléfono habrá alguien dispuesto a hacer lo que esté en sus manos para procurar su bienestar psicológico o físico. 

Sus llamadas van dirigidas a Mulier, una de las ONG que nació en el año 2017 en el estado Zulia para visibilizar la realidad de niñas, adolescentes y mujeres, poner en la agenda pública sus necesidades y promover soluciones que permitan la garantía de sus derechos.

La dificultad para movilizarse durante la cuarentena, la escasez del transporte público y las fallas de los servicios en esta región del occidente de Venezuela han mermado su trabajo en los últimos meses. Su sede dejó de ser un espacio para albergar a las víctimas, se suspendieron sus charlas de formación preventiva en las universidades de Maracaibo y sus voces dejaron de escucharse por la radio local. 

Sin embargo, esto no ha detenido el acompañamiento que le brindan a las mujeres que se encuentran en situaciones de riesgo, especialmente ahora que la cantidad de casos de violencia ha tenido un crecimiento exponencial en relación a años anteriores. 

137 asesinatos de mujeres y niñas se han registrado en lo que va de año, 68 se han producido durante el período de confinamiento. Zulia se ubica como el tercer estado del país con mayor cantidad de casos, al acumular la cifra de 12 mujeres que perdieron la vida de forma violenta entre enero y junio. Esto de acuerdo con el informe semestral del Monitor de femicidios, un estudio realizado por la antropóloga Aimee Zambrano, que registra cada reporte de asesinatos a mujeres publicados en medios digitales. 

Los expertos confirman este alarmante incremento de las víctimas fatales y denuncias de violencia física, verbal y psicológica durante el confinamiento. Vinculan esta circunstancia con el hecho de que las mujeres están encerradas en sus casas con sus agresores, sin tener un lugar donde refugiarse. 

Desde el 15 de marzo hasta el 15 de julio en Mulier han atendido a 42 mujeres a través de sus servicios telefónicos, 27 de ellas se encuentran recibiendo atención psicológica por parte del equipo de terapeutas. Las otras han requerido asesoría legal o apoyo policial de forma presencial y el equipo ha canalizado su necesidad hacia otras organizaciones, de acuerdo con Estefanía Mendoza, coordinadora de planificación, programas y proyectos de la organización. 

Explica que la emergencia humanitaria compleja que vive el país, y el contexto de pandemia, han generado un caldo de cultivo para que se incrementen las expresiones de violencia de género.

—La cuarentena ha impactado a las mujeres en situación de riesgo de formas muy diversas y complejas. Muchas están en condiciones que implican peligro para su integridad física y no hay casas de abrigo en las que puedan ser resguardadas. En este contexto una de las cosas que hemos podido mantener e incluso extender a municipios remotos y otros estados es la asistencia psicólogica a distancia. 

Una de sus beneficiarias fue Verónica*, de 19 años, quien vivió una historia personal de violencia que la llevó a necesitar ayuda psicológica para superar un trauma. Seguir con sus sesiones a distancia durante el confinamiento ha sido clave para continuar con su proceso de sanación.

Fotos cortesía Mulier

—Luego de meditarlo por un tiempo decidí asistir a la terapia de Mulier. Allí, por primera vez, me sentí en un ambiente seguro —suena emocionada en su nota de voz—. La mejoría en mi estabilidad mental ha sido impresionante. He crecido como persona y he superado la depresión por la que atravesé. Estas iniciativas son esenciales para todas las mujeres que necesiten apoyo psicológico y no tengan los medios para costear una terapia. 

Pero ella no es la única beneficiaria, el respaldo psicológico de esta organización fue clave para la recuperación de Sarah*, quien se vio obligada a regresar a Zulia, su tierra de origen, luego de vivir una historia de violencia con su expareja:

—Tengo 34 y padecí violencia de género por dos años. Cuando decidí poner fin a la relación fue cuando me di cuenta que ya mi cuerpo y mi mente ya no soportaban más maltrato. Me tuve que ir casi huyendo a Maracaibo y cuando llegué aquí todo fue muy difícil. Lloraba todos los días, tenía pesadillas, no veía luz. Siempre tenía miedo de que apareciera, como en efecto ocurrió. Me recomendaron atención psicológica, pero yo no tenía dinero para pagarla. Intenté ayudarme por mis propios medios, pero no tenía una mejoría concreta. Entonces una amiga me habló de Mulier y me dijo que allí me podían ayudar con todo y de forma gratuita. Los contacté y desde el primer momento fueron muy cordiales. Me remitieron a la psicóloga, que fue muy especial conmigo, y comencé mi proceso de terapia. 

Estefanía Mendoza comenta que estas acciones realizadas por organizaciones como Mulier son esenciales para resguardar la vida de muchas mujeres en el país, ya que, según ella, la acción del Estado en materia de protección es prácticamente nula en estos tiempos. 

—Los tribunales no están trabajando, la policía y el Ministerio Público laboran a media máquina. Lamentablemente nosotros no podemos sustituir, exclusivamente con asesorías y atención psicológica, la acción de esos organismos en el resguardo de las mujeres. 

Los expertos advierten además que la atención psicológica colectiva será vital incluso en el período de la pospandemia. Esto debido a que muchos grupos sociales, especialmente los más vulnerables, van a atravesar cuadros de disociación afectiva, alienación y despersonalización producto del trauma vivido, en especial las mujeres que hayan atravesado situaciones de riesgo y de violencia.

 *Los nombres reales de Juliana, Verónica y Sarah fueron cambiados para proteger su identidad.

Aló, ¿Mulier?

– Las mujeres atendidas por esta organización tienen edades comprendidas entre los 13 y los 51 años.

– 67% son solteras.

– 60% son madres.

– 40% son bachilleres y 53% posee título universitario.

– 40% ha realizado una denuncia por la situación de violencia vivida.

– Las agresiones incluyen violencia psicológica en 55% de los casos, física en el 20% y sexual en 15%.

-En 27% de los casos los agresores son sus parejas actuales y en 33% sus exparejas. 40% de ellos tiene antecedentes de violencia contra otras mujeres y 7% tiene acceso a armas de fuego.

– 47% presenta un riesgo moderado sobre su integridad física, lo que significa que está en una situación de violencia que puede intensificarse y empeorar con el tiempo. 

    Si necesitas ayuda

    Varias organizaciones que trabajan en la prevención y denuncia de la violencia contra las mujeres, promueven la defensa de los derechos humanos de las mujeres, las niñas y las adolescentes, y ofrecen orientación u atención psicológica y legal. Estas son algunas: