Entre las montañas del valle de Caracas existe un espacio por donde transitan distintas expresiones del arte venezolano, dando paso a nuevos caminos. En este #LatimosEnVenezuela contamos cómo ha sido el recorrido de Melina Fernández y Luis Romero, los creadores de un lugar que evoca pertenencia, memoria, vida: la galería Abra
Texto Arantxa López
Fotos cortesía Galería Abra
La definición de abra da lugar a varias metáforas, pero la que conectó con Melina Fernández y Luis Romero fue la de ser, como describe el diccionario de la Real Academia Española, una abertura amplia y despejada entre dos montañas. Un vocablo corto, positivo y sencillo para nombrar a una galería de arte en el Centro Cultural Los Galpones de Caracas.
–Queremos ser eso: el lugar por donde viene nuevo viento, por donde pasa el río, por donde pueden llegar nuevas corrientes. La apertura a muchas propuestas –describen Melina Fernández y Luis Romero creadores de la Galería Abra.
Sus caminos se cruzaron y decidieron fundar esta galería hace siete años. Ella, politóloga de profesión. Él, artista plástico, galerista, curador de arte y promotor cultural. En esta conversación cuentan cómo ha evolucionado este espacio hasta convertirse en una referencia cultural venezolana con proyección internacional.
Creación
Melina
–La idea de este proyecto surgió en 2015, y el 14 de febrero de 2016 inauguramos nuestra primera exposición llamada Esqueje.
Me formé en Alemania y viví varios años en Europa. Al volver a Venezuela trabajé en El Nacional y formé parte de la junta directiva de la Asociación Cultural Humboldt. En esos dos espacios tuve la oportunidad de conocer a muchas personas y trabajar con proyectos expositivos.
En una exposición le pedimos ayuda a Luis y ese encuentro dio paso a colaborar juntos en otras cosas. Yo conocía su trabajo como galerista, él tenía una galería llamada Oficina #1 junto a Suwon Lee, la cual existió durante 10 años. Cuando decidieron cerrar sus puertas, Luis y yo pensamos que era un buen momento para abrir un nuevo espacio.
Luis
–No tengo ninguna formación completa: empecé a estudiar diseño gráfico y no me gradué. Me retiré de antropología, luego empecé turismo y también me retiré. Pero soy una persona curiosa y mi interés es autodidacta, así me formé como artista y como observador. Diría que Venezuela ha sido mi gran escuela sobre todo en la época de los museos porque tenían una programación que valía la pena visitar, había coherencia curatorial y una propuesta museográfica interesante. De ahí pude absorber experiencia y ver que es importante tener espacios como éste porque se les puede dar oportunidades a los artistas, hacer revisiones y rescatar el arte.
Trayecto
Melina
–Ha sido interesante y desafiante por momentos. Ni Luis ni yo nos formamos en la gerencia de espacios culturales pero en el camino lo hemos aprendido. Las galerías están entre dos mundos, el de la gestión cultural y el de las iniciativas comerciales privadas. Suena feo llamarlo así pero es un negocio y hacer que dos mundos convivan es un reto. Creo que al inicio fuimos un poco ingenuos con la idea, dijimos “vamos a ver hasta dónde podemos financiar esto y qué hacemos”, y fue emocionante ver que con mucho esfuerzo en poco tiempo podía sostenerse.
Ese primer año fue intenso, iniciamos con la intención de que fuese un espacio abierto al diálogo para que confluyeran otras direcciones creativas. Por ejemplo, hicimos una serie de conciertos curados por IL Gimón y luego fuimos abriendo el espectro para que sea un espacio vivo. Hemos tenido que entender que somos los interlocutores de otra serie de interlocutores que están en otras dimensiones.
Luis
–Hemos tenido que dialogar con instituciones con las que jamás hubiésemos pensado como la bienal de Venecia, con museos, galerías…
Mucha de la experiencia que arrastro desde Oficina #1 está aquí, mientras que Melina le ha dado a la galería un vuelco muy fuerte, más metódico. Lo duro ha sido ver irse a muchos artistas que conocí en sus inicios. La vida es así, hay que dejar ir. También nos hemos encontrado con situaciones que no esperábamos como el éxito de Sheroanawe Hakihiiwe, el artista yanomami.
Melina
–Eso también ha significado adecuarnos a los requerimientos y plantearnos retos en la promoción de artistas con formas que no eran tan conocidas para nosotros. Así hemos pasado de ser un equipo de tres y medio a seis y medio, y digo medio porque también hay colaboradores.
Queremos entendernos como un eslabón más en un sistema. Tratamos de ser un hogar para aquellas personas que buscan dar a conocer su trabajo y siempre ayudamos en la medida de nuestras posibilidades, queremos una red más amplia.
Melina
–Nos tomamos en serio la forma de comunicar, queremos conectar con las audiencias. En plena pandemia revisamos aspectos de las exposiciones para mejorar las cosas que son necesarias y encontrar formas de brillar.
Es fundamental para nosotros que nuestros espacios no se comprendan meramente como contenedores de exposiciones, sino también como un lugar formativo, un lugar para las experiencias. Es por ello que hacemos revisiones de portafolio, charlas, visitas guiadas y otros eventos complementarios para acercar nuestro trabajo y el de los artistas a distintos públicos.
Luis
–Tratamos de que el espacio se pueda desdoblar de distintas maneras, va más allá de estas paredes. La pandemia también la aprovechamos para crear. Hicimos una actividad en Instagram que se llamó Desde adentro el afuera, fue una ventana para convirtieran el encierro en nuevas creaciones y terminó como un catálogo digital que está en nuestra página web.
En el 2016, casi al mismo tiempo que Abra, nació nuestro proyecto Archivo Abierto que tiene como finalidad dar visibilidad a artistas de otra generación, recuperar sus obras y mostrar el arte de forma natural. Ese año yo hice una visita al taller de Carlos Zerpa y vi unas cajas que resultaron ser un tesoro, él las tenía ahí porque no sabía si botarlas, pero se convirtieron en la primera exposición: Archivo Abierto Carlos Zerpa.
En este momento tenemos la exposición Archivo Abierto Entendido, dedicada a la revista cultural Entendido. Era un proyecto desconocido pero fue fundacional en términos de organización civil y defensa de los derechos LGBTIQ+
Melina
–Estas son exposiciones complejas, pues tienen un corte más institucional. Suelen ser exposiciones más exigentes en términos de investigación y de producción. Hacemos revisiones biográficas, búsqueda de obras, muchas de esas obras son préstamos porque pertenecen a familiares o conocidos de los artistas. Tuvimos una exposición con el trabajo de 40 artistas mujeres, fue todo un recorrido que iba desde los años 30. Con ese y el de Entendido podemos ver cómo grupos pequeños pueden marcar la diferencia. No vivimos esas etapas de la vida pero a través de archivo conocemos cómo fue.
Con el Archivo Abierto Luis Villamizar recibimos un premio de la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA) 2021, la distinción a mejor exposición individual. Fue especial sobre todo porque ArchivoAbierto es un proyecto muy importante para nosotros, pero además porque Luis Villamizar es un artista cuyo trabajo sigue siendo no tan conocido para muchos y nos contenta que esta exposición trascienda y pueda servir de base para proyectos de investigación o difusión de la obra de Villamizar.
Luis
–Por eso quisiera un equipo más grande y más espacio. Es necesario seguir dando a conocer artistas pero es un gran reto crecer porque hay que hacerlo responsablemente.
Melina
–Ojalá que las instituciones puedan ponerse al día con una labor que está en deuda con muchos artistas.
Mientras tanto nosotros vamos a continuar con nuestro trabajo. Por una parte, con el acompañamiento a Sheroanawe Hakihiiwe, dentro y fuera del país. Ese trabajo trasciende los espacios de la galería. Por ejemplo, estamos trabajando en lograr que Shero pueda volver a tener un taller de papel en el Amazonas. Como dijimos, Abra no es solo este espacio, se despliega de forma espontánea. Estamos abiertos a que sucedan cosas inesperada.
Yo viví años afuera y regresé porque aquí debía estar. Más allá de un pensamiento alocado por la crisis, los años 2014 y 2017 fueron complejos, realmente nos gusta estar aquí. No se puede negar la situación del país, evidentemente se ha puesto la distancia física entre nosotros y muchos amigos, colegas, colaboradores y familiares, ha sido bastante retador pero lo hemos podido afrontar. Eso no significa que Luis o yo no podamos encontrar otros espacios en los que podamos sentirnos vivos también pero nuestro proyecto está asentado aquí, este es el lugar del que se nutre.
Queremos seguir en Venezuela mostrando el trabajo de artistas venezolanos.
Luis
–Yo siento que esto es necesario. En este país hay mucho por hacer. En Venezuela hay muchas oportunidades y el trabajo siempre hace que las condiciones mejoren.
Arte
Luis
–Mi corazón late junto con el arte. He pensado distanciarme de él pero no veo la manera de vivir la vida de otra forma que no sea con el arte.
El arte tiene una función importante porque le da la oportunidad a la gente de ver el mundo distinto, vivir la vida con algunos brillos que normalmente la realidad no los tiene.
Agradezco poder estar en este rubro, vivo muy feliz. Me gustan las exposiciones que hacemos. Melina dice que si yo voy a un mercado me pongo a ver la belleza que tiene ese mercado y es así, puedo vivir de lo que hago, vivir y ser feliz con lo que me gusta.
Melina
–Nosotros somos distintos, vemos la vida desde lados opuestos y eso nos ayuda a trabajar juntos. La galería ha sido una oportunidad para ver a seres humanos peculiares y particulares que han ampliado mi visión del mundo. Así he visto qué papel juega un espacio como el nuestro, ver la transformación de este equipo me hace sentir satisfecha.
Para mí el arte es la búsqueda incesante por mantenernos libres en un mundo que plantea inmensas dificultades para la libertad.
Luis
–El arte para mí no tiene otra función que la de ser arte, es todo y nada a la vez. Abra es mi casa, el sitio que me permite ser y donde contribuyo a que otros también puedan ser.
Melina
–La comparación con el segundo hogar es válida, suena rimbombante pero Abra es vida y creo que la exposición de Esqueje fue la mejor forma de comenzar todo esto. Esa idea de agarrar de una planta un esqueje y sembrarlo en otro lugar para que crezca y se convierta en una nueva planta fue simbólica. Es como la vida, este lugar se nutre de los artistas y ellos nos ayudan a nosotros para que esto siga cobrando vida.
Luis
–Sí. Somos Melina y yo pero a la vez no somos nosotros dos, somos todos: los que trabajan aquí, los que arreglan las luces, pintan las paredes, los artistas y todos los que nos ayudan. Este es un organismo que crece todos los días.
