por MIRELIS MORALES TOVAR | Jul 12, 2010 | Crónicas
A las cuatro y media de la tarde el Metro de Caracas es un monstruo en calma. El gusano de acero se desliza, sin mayor novedad, a un máximo de cuarenta y cinco metros por debajo de la superficie, a lo largo de las veintidós estaciones de la Línea 1. Al menos, eso...