por Erick Lezama | Ago 3, 2017 | Crónicas
No había salido el sol cuando sonó la diana. Un repiqueteo de trompetas y tambores produciendo un estruendo que parecía el presagio de una guerra. Duró tres, cuatro, cinco minutos. Lo suficiente para espantar el sueño. Se oyeron también fuegos artificiales estallando...