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La parroquia de 1,59 kilómetros cuadrados de extensión es también 1,59 kilómetros de pura sabrosura, de alegría y de color. De niños corriendo a pata pelá por el barrio. De paredes llenas de identidad y de memoria. De hombres y mujeres que viven con una sonrisa en el rostro, un escudo perenne para superar las dificultades porque el venezolano es así, todo lo vive y lo supera riendo; y en San Agustín, bailando

Texto Arianne Cuárez
Fotos Guillermo Suárez

No es lo mismo bailar salsa en cualquier punto de Caracas, que bailar salsa en San Agustín. En la capital de Venezuela, sobre todo en el centro o el oeste, la salsa te envuelve, te gusta, te identifica, te divierte. En San Agustín, en cambio, se te mete en las venas, te transforma para siempre.

La historia comienza en 1830, cuando nuestros antepasados negros se asentaron en esta zona de la ciudad, dejando atrás la tierra ardiente de Barlovento pero no su tambor. Ese sí se lo trajeron y más nunca lo soltaron. Hoy suena y se multiplica en las manos de los habitantes de la parroquia, cuna de cantantes y músicos que hoy son reconocidos en el mundo entero.

Desde el barrio El Mamón pasando por El Manguito, La Ceiba, Marín, Hornos de Cal y La Charneca, la parroquia es memoria viva y lugar de acontecimientos importantes que, inclusive, alcanzaron a toda la ciudad, como la gran inauguración del Nuevo Circo de Caracas, en enero de 1919, lugar donde cada semana se daban cita personas de toda Latinoamérica para disfrutar de las corridas de toro, en tanto artistas internacionales como Jorge Negrete, Pedro Infante, Libertad Lamarque, Mario Moreno “Cantinflas” y María Félix, entre otros, gozaban en el mismo lugar de la proyección de clásicos latinoamericanos, en festivales de cine repletos de espectadores, como refiere José Agapito Hernández en su texto De hacienda La Yerbera a parroquia civil San Agustín, editado por la Fundación Bigott. 

El Grupo Folklórico Experimental Madera, patrimonio cultural de San Agustín y del país; el Grupo Pan, liderado por el percusionista Carlos “Nené” Quintero; la gloria del boxeo venezolano, César “Chivo Negro” Orta; la emisora radial Ayre, la primera experiencia de la radiodifusión en Venezuela que fuera cerrada en 1928 bajo la dictadura del presidente Juan Vicente Gómez; el asesinato de Leonardo Ruiz Pineda en 1952, en un tiroteo en la avenida principal de la parroquia; más todas las veces que en el Teatro Alameda se presentaron Celia Cruz, La Sonora Matancera, Benny Moré y La Orquesta Aragón; todo forma parte de la magia que describe a San Agustín.
No, no se trata de cualquier parroquia, y la única forma de escribir sobre ella es dejándose llevar, fluyendo, sintiendo, agarrándole el paso como se pueda, siguiéndole el ritmo que ella misma toque.

Eso es justo lo que hicimos en Historias que laten, en esta edición de Rostros de San Agustín: fluir, sentir, vivir la vida y las historias de sus personajes y de su comunidad, 12 rostros que también tienen su propia forma de fluir, dejando a su paso un legado imborrable.

Una mujer de 81 años que se roba corazones con los buñuelos más deliciosos, una joven tamborera con un futuro prometedor, una señora que con ternura y paciencia lleva años cosiendo muñecas, un bailarín de danza contemporánea que ahora dirige el teatro icónico de la parroquia (y que además se inventó un cumbe tours con el que ha puesto a bailar a miles); un señor que prepara los dulces de plátano más increíbles al calor de su fogón, un historiador que se sabe los mejores cuentos de la parroquia, un coctelero que prepara sus tragos a punta de sabor y alegría, una corototeca llena de tesoros, una líder comunitaria que cocina con una sazón extraordinaria, una directora de danza que sigue bailando y soñando, un promotor cultural que a sus 72 años, ahora es cuandole sobra madera.
Esta es la parroquia que nunca duerme porque está tocando su propio guaguancó de norte a sur, con trabajo y con pasión, como hace dos siglos lo hicieron los negros esclavos y como nosotros, a nuestra manera, lo seguimos haciendo.
San Agustín está escribiendo historias que laten todos los días. Una decena de cronistas que visitan desde otras partes de Caracas, y un grupo de niños y jóvenes fotógrafos que viven en estas calles intentan, a continuación, contárselas.

12 historias que conectan e inspiran de una de las parroquias con mayor tradición cultural y arraigo de Caracas.

Un especial en alianza entre Historias que laten, Ghetto Photo y 100% San Agustín

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