Seleccionar página

Zenaida vive en Coche, al oeste de Caracas, en el mismo vecindario en el que la Policía Nacional Bolivariana y los detectives del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) asesinaron a sus hijos.

Desde hace 20 años en Venezuela ha habido más de 20.000 ejecuciones extrajudiciales por parte de funcionarios de seguridad del Estado, según cálculos del Comité de Familiares Víctimas (Cofavic). Las muertes de los dos hijos de Zenaida Mejía, Irvin e Inyerber Beomont, suman a esta cifra.

Rompe ciclos, historias con un fin, es un pódcast que aborda las estructuras de violencia en Venezuela y realza a las personas que, a pesar de vivir tragedias personales, se volvieron agentes de cambio. Esta primera temporada relata la historia de Zenaida en tres episodios, que son el resultado del Diplomado Nuevas Narrativas Multimedia de Historias que Laten, en alianza con El Pitazo.

Para escuchar la serie de tres episodios, ingresa en nuestro canal de Anchor Crónicas sonoras HQL.

Ilustraciones: Betania Díaz

Zenaida teme volverse loca

Cinco años después del asesinato de ambos de sus hijos a manos de funcionarios policiales del Estado venezolano, Zenaida lucha contra los recuerdos de los días más violentos de su vida en Coche, al oeste de Caracas.

Para escuchar este episodio, ingresa a nuestro canal de Anchor Crónicas sonoras HQL.

Transcripción

NARRACIÓN: Diez minutos antes de la hora de nuestra cita, coincidimos en el ascensor. Yo no sabía que ella sería mi entrevistada hasta que llegamos a la puerta del Comité de Familiares Víctimas, Cofavic. Ella vestía una franela rosada de Minnie Mouse. Mientras esperamos la entrevista, contestó a nuestra conversación casual con dulzura. Pero una vez que entramos a la oficina, volvieron sus recuerdos amargos.

ZENAIDA: Mi nombre es Zenaida Mejías, yo trabajo en inversiones Fospuca Baruta, esa es una empresa de barrido, allí tengo nueve años laborando. Bueno. Ese es mi día de lunes a viernes, trabajo de 7:00 a 3:00 de la tarde, después llego a mi casa, a bañarme me relajo un poco y si hay algo que hacer lo hago y hasta ahí. Tengo tres hijas. Es decir, tuve cinco. No sé si fue Dios, el destino o la vida, me dejó con tres. Parí tres hembras y dos varones. Los varones fueron los que… este… me mataron.

NARRACIÓN: Los hijos de Zenaida Mejías, Irvin e Inyerber Beomont fueron asesinados por funcionarios de la policía venezolana, uno primero que el otro. Sus muertes fueron producto de operativos de seguridad del Estado con tan solo un año de diferencia.

ZENAIDA: Después de llegar de mi trabajo, me quito mi uniforme, mi ropa de trabajar, me echo un baño, me pongo a hacer la comida porque yo vivo con mi hermano mayor, mi mamá falleció. Ahí vivíamos mi hermano, mi mamá y yo porque una de mis hijas, la más pequeña está fuera del país. La mayor tiene su esposo y la que seguía a Inyerber también tiene su pareja, y actualmente no vive ninguna conmigo. Normalmente paso el día sola, porque mi hermano trabaja y llega de noche, llego a cocinar porque dejo mi casa ordenadita, pero como yo estoy sola, nadie la desordena, normalmente vengo a almorzar a las 3:00 más tardar de la tarde, le guardo la comida a mi hermano, friego lo que tengo que fregar, voy, me acuesto un rato a descansar el cuerpo, más no la mente, porque a veces me cuesta conciliar el sueño. No duermo como yo dormía antes. Desde que me mataron a Irvin eso no es posible ahorita.

NARRACIÓN: En derecho internacional humanitario se les llama a estos asesinatos “ejecuciones extrajudiciales” y son violaciones a los derechos humanos. No solo para los muertos. Los comités de derechos humanos reconocen que perder a un familiar injustamente en manos de las fuerzas del Estado es una tortura. Además, está la estigmatización, el no recibir acompañamiento psicológico y el no contar verdaderamente con nadie ni para resolver las cosas simples, pues en el caso de Zeinaida, meses después de esta entrevista, incluso aquel hermano la dejó tras una muerte súbita.

ZENAIDA: Cuando me matan a Irvin se fue parte de mi vida. Me matan a Yorman, se me fue la mitad. La mitad de mi vida se me fue con él. Y no soy la misma. Me quedé sola ¿En qué sentido? Que mi casa es inmensa y yo veo esa casa y digo, Dios mío, esto me va a volver loca, pero no lo puedo permitir. Pero aquí estoy.

NARRACIÓN: Desde hace 20 años en Venezuela ha habido más de 20.000 asesinatos extralegales en manos del estado, aunque no se sabe precisamente cuántas más vidas se perdieron. ¡Cuantos más proyectos familiares! Pero esta es solo la historia de Zenaida Mejías, de cómo presenció el asesinato de su hijo mayor y no pudo prevenir el del menor y de cómo enfrentó y combate aún la opacidad y la corrupción de los cuerpos policiales. 

Este pódcast es el resultado del diplomado “Nuevas Narrativas Multimedia” de Historias que Laten, y se hizo en alianza con El Pitazo. La historia de Zenaida tiene dos entregas más. Escucha la siguiente: “Irvin murió con una arepa en el estómago”. Mi nombre es Isabella Reimi, soy la creadora detrás de este pódcast.

***

Irvin murió con una arepa en el estómago

Luego de que Irvin se escapara de la comisaría en la que estaba retenido en 2016, Zenaida, su madre, lo recibe en su casa en Coche, al oeste de Caracas. Pero una visita corta se transforma en el escenario del asesinato de su hijo.

Para escuchar este episodio, ingresa a nuestro canal de Anchor Crónicas sonoras HQL.

Transcripción

NARRACIÓN: Hola de nuevo. Si estás acá, probablemente ya me escuchaste hablar de Zenaida Mejías, cuyos dos hijos hombres fueron asesinados por el estado venezolano. Dos ejecuciones extrajudiciales en dos años seguidos. Si no es así, te recomiendo que pauses esta grabación y busques “Entrega 1: Zenaida teme volverse loca”. O puedes darle clic al link en la descripción. A continuación Zenaida narrará qué pasó cuando mataron a su primer hijo: Irvin Beomon Mejías. Te advierto que es una descripción violenta. De ningún modo deberías escuchar si eres menor de edad. Si eres sensible a las escenas sangrientas, no lo recomiendo tampoco. Pero si todavía quieres acompañarme, vamos directo al grano.

ZENAIDA: Irvin era el mayor de los varones, él fue el que me mató el CICPC, el 7 de agosto del 2016, un día domingo, aproximadamente a las 10:00 de la mañana. Él llegó a las 8:00, a las 9:00 desayunó y a las 10:00 de la mañana ya estaba muerto. Funcionarios del CICPC de división de vehículos.

NARRACIÓN: Ok, no tan al grano. Mejor doy algo de contexto. Irvin tenía 21 años y era mototaxista. Finalizando 2015, lo involucran sin pruebas en un homicidio. No recibió una sentencia en las primeras 48 horas de su detención, como dicta la ley, sin embargo lo confinaron por meses en el centro de detención preventiva de El Valle, una zona popular de Caracas en la que creció. En Venezuela a la policía científica se le llama ahora “CICPC”, son funcionarios del Estado. La madre de Irvin da testimonio de que los policías del CICPC lo torturaron, lo cual lo llevó a fugarse del retén el 6 de abril de 2016. Siete detenidos en total se fugaron ese día, y su escape dejó como resultado un saldo de tres funcionarios abatidos.

NARRACIÓN: Distintos medios digitales de poca fiabilidad reportaron que Irvin fue quien protagonizó la fuga, y le atribuían ser líder de una banda criminal. También alteraron otros datos personales, como su edad, la ortografía de su nombre y hasta le asignaron un falso apodo. La realidad es que pasó prófugo cinco meses después de este hecho, por no confiar en que el sistema de justicia venezolano reconocería su inocencia en las acusaciones iniciales por las cuales fue detenido. El día antes de que lo asesinaran, avisó a su madre que iría a casa a llevar y recoger encomiendas, pues le habían advertido que se iniciaría una Operación de Liberación del Pueblo (OLP), que es una ejecución extrajudicial planificada, promovida por el Estado venezolano bajo el gobierno de Nicolás Maduro como “figuras de paz”, pero que fueron constituidas para exterminar delincuentes.

ZENAIDA: Él vino fue a dejar unas bolsas de comida porque se iba para Propatria y me dijo “mami, vengo a buscar las bolsas porque ya me voy. Mañana hay una OLP y esos me van a buscar por debajo de las piedras”.

Apenas puso un pie en la puerta de la sala él me dice: “Mami, me vine por los caminos verdes, pero me vio Miguel Ángel y me vio Jean Carlos” y yo le dije “ah, ok”.

Mi mamá le dice así “hijo, niño, cierra la puerta, porque por ahí pueden venir los policías” y él le dijo “no, abuela, quédate quieta, que esos no vienen de día esos vienen es de madrugada” y por eso fue que se quedó tranquilo.

Sacó las bolsas de comida donde las tenía y las puso en medio de la sala y le dice a la hermana, está Eilín. “niña, hazme una arepa” porque yo estaba ocupada lavando y entonces después le dice “no, mejor anda llévale esta bolsa de comida a Eglis – que era la mujer- si no te la acepta, no importa, se la dejas en la puerta”.  “Mami hazme una arepa” le hice su primera arepa con un vaso de café, porque ese era fanático del café y se come la arepa. Y me dice “no, mami, yo quedé picado con esa arepa. Hazme otra”. Cuando me dice eso yo dejo la arepa montada en el caldero y me vengo a sacar ropa. Eso fue cuestión de segundos. A las 8:00 llegó, a las 9:00 comió y a las 10:00 estaba muerto.

Estoy acá en la lavadora sacando la ropa y escucho el disparo y escucho el “ayyy”, el “ay” era porque él venía con las manos así en la cabeza. Fue cuando él llegó caminando hacia el balcón y ahí el funcionario le tira al piso, le cruza los brazos y le monta la rodilla en los brazos. Ahí es cuando el otro funcionario, que en realidad no sé quién era, le dice para llevárselos y le dice que no. “no, porque tú no sabes quién es ese, métele un coquero”.

Un coquero es un tiro en la cabeza. Yo vi cuando a mi hijo le disparan. Y el funcionario se va. Y mi hijo quedó vivo. Y mi hijo voltea, porque yo estoy parada aquí y detrás de él, se voltea y me ve y dice “mami, estoy vivo” y yo le digo, como madre en fin, le digo “hijo, hijo, hazte el muerto, hazte el muerto” y lo que hizo fue sacar su mano, baja esta, me lanza un beso y dice “mami te amo” y cuando llegaron los funcionarios me iban a disparar. Un funcionario dijo “¿Quién eres tú ¿quién eres tú? ¿quién eres tú?” Y otro le dijo “esa es la mamá, esa es la mamá”. Llegó otro funcionario me encerró en el baño. Pero me maltrataron verbalmente. El funcionario me decía “ahí te vas a quedar maldita, ahí te quedas”.

A Inyerber lo golpearon también, me le daban golpes y preguntaban también que dónde estaba la pistola que Irvin tenía. Decía “mi hermano no tiene pistolas” y lo golpearon, se lo llevaron. Cuando me lo sueltan que yo salgo a la puerte dice “ma, me mataron a mi hermano”. 

Cuando llegó otro funcionario y me dijo que ese era mi hijo, pues, yo no le respondí, y me dijo “señora, ese es su hijo, usted es su mamá, pero es triste y es lamentable, pero esa era la orden que había, de matarlo”. Hasta que llegó el mismo funcionario que me encerró y me gritó “tas clara, maldita, tas clara ¿no? tas clara de por qué matamos a ese maldito”. Tampoco le respondí. Hasta ahí. 

Después ellos se fueron, me sacaron de mi casa, me encerraron en la casa de mi hermana y empezaron, bueno, como quien dice, a fingir el supuesto enfrentamiento.

Porque después de que ellos se salieron, me imagino que cuando entraron otra vez que vieron que no estaba en la posición que ellos lo habían dejado, hubo alguien que le dijo “este maldito está vivo, este maldito está vivo”. Le volvieron a dar la orden. “Dale el otro antes de que llegue experticia”. Y escuché el disparo, que yo digo que fue el que lo mató. En el pecho. Tres disparos me le dieron mientras estuve yo ahí. Cuando reclamé a mi hijo en Bello Monte que me lo entregaron, mi hijo apareció con un cuarto tiro.

NARRACIÓN: Con Bello Monte se refiere a la morgue que queda en esa localidad, al este de Caracas. Ahí los familiares retiran directamente los cadáveres, pues también es sede del Servicio Nacional de Ciencias Forenses.

ZENAIDA: A Irvin me lo mataron un domingo, ya a las 12 o 1 ellos tocan la puerta de casa de mi hermana y me dicen “señora, cámbiese para que vaya a retirar el cuerpo de su hijo”. Obviamente yo no lo iba a hacer, yo no estaba en mis cabales, no estaba en disposición para salir, mandé a mi hija mayor. Ella fue la que hizo toda la diligencia. Pero ese domingo para mí fue impactante porque entro, busco el balcón, ahí estaba el pozo de sangre que dejó lo de mi hijo, estaba su gorra tirada, estaban unas pulseras, y ver eso fue demasiado impactante. Yo lo que hice fue gritar. Ahí estaban mis hermanos, mi mamá, estaban mis hijas. A mí tuvieron que darme tranquilizante.

NARRACIÓN: Leí un libro: Dicen que están matando gente en Venezuela. Sus coordinarores, los psicólogos sociales Manuel Llonrens y Verónica Zubillaga trabajan la violencia crónica en este país. Dicen que las madres de los jóvenes asesinados continúan esperando que un día sus hijos vuelvan a casa, y que la falta de un proceso legal contribuye a que sus heridas continúan abiertas. Su dolor es por partida doble, pues mataron tanto a Irvin como a su otro hijo Inyerber unos meses después.

ZENAIDA: Cuando ese diciembre, el primer diciembre que paso cuatro meses de Irvin, él fue el primerito que puso en la mesa nada más la foto de su hermano, la gorra de su hermano, le puso café, le puso agua, y le puso una vela, y ya para el siguiente diciembre no tenía ni a Inyerber ni a Irvin, ya me los habían matado a los dos. Esto es fuerte. Inyer me decía “mami, tú eres guerrera, mami, tú vas a poder”.  Yo le decía “hijo cuídate, si a ti te llega a pasar algo yo me muero”. “Tú no te vas a morir porque tú eres guerrera, vas a luchar y vas a seguir adelante”. Y lo he hecho. Y es verdad. Yo todavía considero que no he perdido las fuerzas para conseguir lo que yo quiero.

Todavía no. Todavía me siento con fuerzas y todos los días salgo a trabajar y doy gracias por este nuevo día. Diosito ayúdame. Solo tú sabes lo que paso por mis hijos, en ti confío Dios, que usted me de esa fortaleza-.

NARRACIÓN: Este pódcast es el resultado del diplomado “Nuevas Narrativas Multimedia” de Historias que Laten, y se hizo en alianza con El Pitazo. En definitiva, no hubiera sido posible sin la ayuda del Comité de Familiares Víctimas (Cofavic). La historia de Zenaida tiene una entrega más. Escucha: “¿A quién irán a matar después de Inyerber?” Mi nombre es Isabella Reimi, soy la creadora detrás de este pódcast.

***

¿A quién irán a matar después de Inyerber?

Después de que los detectives venezolanos asesinaran a Irvin en 2016, advirtieron a su madre que al año siguiente matarían a su segundo hijo varón. Ambos hechos ocurrieron en Coche, un sector vulnerable al oeste de Caracas.

Para escuchar este episodio, ingresa a nuestro canal de Anchor Crónicas sonoras HQL.

Transcripción

NARRACIÓN: Hola una vez más. Si estás acá, probablemente ya me escuchaste hablar de Zenaida Mejías, cuyos dos hijos hombres fueron asesinados por el estado venezolano. Dos ejecuciones extrajudiciales en dos años seguidos. En la entrega 2, Zenaida narró el asesinato de Irvin, a quien los policías apodaron “cara de pizza”. Si no la has escuchado, te recomiendo que pauses esta grabación y busques “Entrega 2: Irvin murió con una arepa en el estómago”. El link está en la descripción. Ahora Zenaida explicará qué pasó después, y por qué mataron a su segundo hijo: Inyerber Beomon Mejías. En esta crónica escucharás locaciones del oeste de Caracas a las que Zenaida se tuvo que trasladar en búsqueda de su hijo, cuando aún no quería creer que lo habían asesinado.

ZENAIDA: Antes que Irvin cumpliese el año, y el 19 de julio de 2017, día miércoles, me matan a Inyerber. Y esto es la raíz de una persecución policial, un acoso, por su hermano Irvin, que me llevó a que me lo mataran. Cuando Irvin me lo matan hubo un funcionario que le dijo “en menos de un año vuelvo por ti, porque tú tienes rabia de que te matamos a tu hermano y tú vas a agarrar a matar a funcionarios, por rabia”. Y en menos de un año de verdad me lo mataron. Él era Inyerber José Beomón Mejías, con 20 años, ni le dejaron tampoco hacer vida, no dejó hijos, no dejó nada.

El 4 de julio funcionarios de El Paraíso se metieron y lo agarraron, él venía del cuarto. Y “este es, este mismo es el hermanito de cara e pizza”, a él lo detienen, lo traen aquí, lo arrodillan ahí y me revisan la casa. Y todavía les digo “ajá ¿aquí qué revisan? ¿qué buscan?” “la pistola”, “¿cuál pistola? Mi hijo no tiene ninguna pistola” y él dice “claro que sí, alcahueta. Estás clara de que él anda jodiendo igual que el hermano”, él estaba en chores y franelilla. Le dije, “dale, pues, revisa la casa”, pero yo andaba detrás de él. Hubo un momento en el que él me encerró en el cuarto. Me secuestraron, prácticamente dentro de mi casa, con mi mamá, mi hija Inyerlin, uno de mis nietos y yo. 

Y escucho cuando pega un grito “ma”.  Y me dice Inyerlin y me dice, “mami, lo están asfixiando” lo bajaron para los cuartos porque allá abajo tienen unos cuartos ellos, y yo me salí, me le metí por debajo de los brazos porque no me querían dejar salir de ahí y llego a la escalera y dije “bueno ¿entonces? ¿qué es lo que les pasa a ustedes?” Me dicen “señora, usted no puede bajar”, y digo “ajá, lo tienes ahí, detenido. No sé cuál es la razón ni el motivo y me lo estás asfixiando”, “señora yo no le estoy haciendo nada”, “claro que sí, porque yo estoy escuchando que me lo estás asfixiando”. Se lo traen, el funcionario me dice “señora, quédese quieta que se lo van a traer ahorita”, cuando uno de los funcionarios sube me enseña un proyectil, una bala, y que “mira” y yo le digo “ajá, ¿y?” “esto estaba abajo en el cuarto de él” y yo le digo “¿sí? Y qué te hace constar a ti o qué me hace constar a mí que eso era de él”, le digo «¿tú lo revisaste a él? ¿tú le conseguiste una pistola? No, entonces eso lo sembraste tú” entonces dijo “revisen la casa” “revísenla, si consigues una pistola, bien, si no te vas a meter en un lío conmigo – le dije- porque ya está bueno ya”. Revisaron la casa no consiguieron nada. Al final de cuentas a él se lo llevan. Cuando él se lo llevan que se lo llevan a el Paraíso, en división de homicidio del Paraíso, yo espero. A las 6:00 de la tarde me lo soltaron, pero le dieron una citación. Tuvimos dos días seguidos yendo, en la tercera cita nos dijeron que él tenía que hacer un retrato hablado. Y yo digo “ajá y más o menos de quién” “Señora, ahorita le explicamos”.

Una foto de unos muchachos de una banda que en la actualidad todos están muertos y uno estaba fuera del país. Era una banda que estaba por aquí y ellos querían que mi hijo lo entregara… Y yo digo “no, usted no va a hacer eso, porque si no te matan ellos, te matan los funcionarios”.

NARRACIÓN: ¿Recuerdas el libro del que te hablé en el episodio anterior? Dicen que están matando a gente en Venezuela, de Manuel Llorens y Verónica Zubillaga. Ellos explican a fondo lo que pasa con la violencia crónica en Venezuela. 

Quisiera contextualizar el testimonio de Zenaida con tres datos que ofrece el libro:

El primero. Hay poblaciones de Venezuela completamente sometidas por las armas. De acuerdo con los autores, se trata de un “estado híbrido”, donde se obedece a la banda criminal del barrio, pero se está también bajo el yugo de sus enemigos, que son las fuerzas policiales estatales. 

El segundo. Venezuela tiene larga data de brutalidad policial, iniciando con la Policía Técnica Judicial (o PTJ), que le han cambiado el nombre varias veces distintos gobiernos, como un esfuerzo estéril de «renovación». Sin embargo, en el gobierno de Maduro, la violencia fue institucionalizada con  las Operaciones de Liberación del Pueblo (OLP), una política de exterminio que inició con asesinatos a guerrilleros en las fronteras y se extendió a todas las ciudades del país para eliminar a presuntos delincuentes. Estos operativos ahora están a cargo de las Fuerzas de Acción Especiales FAES, un componente de la Policía Nacional Bolivariana que creó la administración de Maduro. Las ejecuciones extrajudiciales son crímenes de lesa humanidad. Por eso los organismos intentan encubrir estos sucesos reportando falsas escenas de «enfrentamientos» con muertes por supuesta «resistencia a la autoridad».  

El tercero. Ya que no hay estado de derecho que indemnice a los dolientes, las heridas se heredan de generación en generación. Según los estudios psicológicos de Llorens y Zubillaga, esto puede aflorar un deseo de venganza. Como adelantaba Zenaida, los policías ya se dieron cuenta de esto y buscan a matar a los familiares varones cada vez más temprano para prevenir futuras rebeldías.

ZENAIDA: A él me lo mata la PNB, Policía Nacional Bolivariana, igualmente me lo pusieron en un enfrentamiento, ese día matan 6 muchachos, 6 de los cuales hay un niño de 10 años, que ellos lo ponen como que explotó una granada o les lanzó una granada. Ese día mataron a Inyerber, Yermaín, Yohan y Wiskeiber, a Nazaret y a uno que le decían Manolo. Seis muchachos mataron ese día. Ese día era miércoles. Él no fue a trabajar, yo tampoco, ese día como alrededor de las 11:00 de la mañana, bajo a un establecimiento a comprar para hacer almuerzo y yo lo veo, me dice “Ma, para donde vas”, y le digo “hijo, a comprar para hacer almuerzo” y me dice “vaya, que la espero aquí”. En ese “vaya que yo la espero aquí” yo estoy metida dentro de la bodega y escucho las motos y sube y sube y sube moto. Cuando yo salgo, obvio, que yo quedo traumada por lo de Irvin, yo no puedo ver un funcionario porque empiezo a temblar, yo lo que hago es buscarlo por la vista y no lo consigo, todo eso está tomado por policías. Subo hacia mi casa y le digo a mi mamá “mamá, los policías están abajo en el colegio” “quédate quieta porque Inyerber corre”, yo me quedo, pero como madre al fin, a las 2:00 de la tarde yo veo que mi muchacho ni llega y la hermana lo llamaba por el celular, nada, no contesta, y yo le digo a mi hija  “hija, no lo llames más que a lo mejor ese está escondido y no quiere atender el celular”. A las 3:00 de la tarde me paro y digo “no, yo voy a buscar a mi muchacho”. Mira, yo lo busqué por todos lados. Donde se supone que a Inyerber lo tenían no me dejaban entrar. No dejaban llegar a nadie. Mi hijo lo vio más de una persona vivo.

Él y que se guindó con uno de los funcionarios “mano, por qué me vas a matar, yo soy sano, no me mates”.

Mi hijo lo tenían detrás del colegio. Y lo busco. Y me dicen “mira, búscalo en El Plan que ahí dejaron a uno tirado” y le digo a la hermana “baja tú, niña, que yo no voy a poder”. Ya tenía el primer dolor, y le digo “baja tú, hija” y ella baja “no, mami, aquí no hay nada”. A todas estas, hablo con un funcionario y me dice “señora aquí no hay más detenidos, todos se lo llevaron para la calle 1”, que es un módulo. Yo me voy y mire, llovió, ese día llovió. Y nos fuimos la niña y yo. Uno me dice “señora, aquí no hay nada, los que estaban aquí se los llevaron pa Coche”, me devuelvo, cuando vengo en el camino veo a mi hermana subiendo en un jeep “vente, vente, que llamaron y dijeron que Inyerber lo tienen en Coche”. A todas estas no me esperaba que a mi hijo lo iba a conseguir muerto. Y me fui con mi hermana. Cuando llego al hospital, está su hermana mayor y le dije “Jessica, dime qué pasó” y no me quiso decir nada. Cuando yo pregunto me dicen “señora, aquí lo que llegaron fueron seis cadáveres”.

NARRACIÓN: Si hay una palabra a la que las madres temen cuando sus hijos están desaparecidos es la palabra “cadáver”. Si hay un lugar al que no se quieren dirigir es al Servicio Nacional de Ciencias Forenses. Y si hay algo más doloroso que perder a un segundo hijo es que te enteres por un policía que te muestre en la pantalla de un teléfono celular un cuerpo tiroteado y te pregunte: ¿este?

ZENAIDA: ¿Este?

Y por un teléfono lo reconocí. Me mataron a Inyerber (llora).

Y yo te digo sinceramente, si ese día a ese día que me lo matan yo fuera sabido que estaba unas cuadras de donde estaba buscándolo, a mí me matan, pero yo no dejo que se lo lleven. Me iban a matar junto con él, pero ya había vivido eso. Yo estaba dispuesta a guindarme a matarme con quien sea, cualquier funcionario. Pero mi herramienta era esa. El hecho de que cuando me mataron a Irvin y no pude hacer nada, eso me llenó de fuerza. Decía “me guindo y me van a matar, pero no dejo que me lo lleven”.

Y cada vez que me dicen, ayer, que subieron petejotas, menos mal que yo estoy en mi casa y no los veo. Y yo digo “Dios mío, ¿a quién irán a matar?” porque eso fue lo que ellos me dejaron, eso fue lo que me dejaron en mi mente, ellos no se meten a hacer visitas cordiales, sino cuando ellos van a matar. Yo no tolero ver un funcionario, y cerca de mi casa menos.

NARRACIÓN: Zenaida sigue viviendo en esa casa vacía, cargada de recuerdos. Aún siendo joven perdió a su esposo, hace diez años a su padre, en 2016 asesinaron al mayor de sus hijos hombres, y en 2017 al menor. Dos de sus hijas se fueron de casa cuando empezaron a vivir en pareja, la más pequeña de sus cinco migró, su madre murió después y su único compañero restante, su hermano Alí, falleció en 2021 por condiciones de salud que no atendió el Estado. Cada habitación es un duelo. Pero se le suman otros: la estigmatización de la prensa oficialista, el maltrato por parte de los funcionarios, la injusticia, la desprotección y hasta la amenaza de los agentes de seguridad. Todavía la sostiene la fe en Dios y la esperanza de que se hagan responsables quienes le quitaron la vida de sus hijos. También aspira que se generen políticas de fortalecimiento comunitario para que se reduzca la delincuencia y que ninguna madre tenga que contar la historia de un Estado genocida.

ZENAIDA: ¿Para qué eres funcionario? Llévatelo detenido, no lo mates ¿por qué lo matas?

NARRACIÓN: Este pódcast es el resultado del diplomado “Nuevas Narrativas Multimadia” de Historias que Laten, y se hizo en alianza con El Pitazo. No hubiera sido posible hacer este trabajo sin el apoyo del Comité de Familiares Víctimas Cofavic, y su equipo que acompaña a mujeres y hombres a llevar a término sus demandas de justiticia. La historia de Zenaida tiene dos capítulos anteriores a este. Mi nombre es Isabella Reimi, soy la creadora detrás de este pódcast.

Escuchabas Rompeciclos. Historias con un fin. Creadas, producidas y narradas por Isabella Reimi. Guion de Isabella Reimi. Edición de estilo de Liza López. Diseño Sonoro de Isabella Reimi y Sebastián López, con composiciones de Sebastián López. Presentación y despedida de Catherine Medina.

Créditos

Creación, producción y narración: Isabella Reimi. 

Guion: Isabella Reimi. 

Edición: Liza López. 

Diseño Sonoro: Isabella Reimi y Sebastián López, con composiciones de Sebastián López. 

Presentación y despedida: Catherine Medina.

Corrección de estilo: Ysabel Viloria.

Producción Historias que laten: Arantxa López.

Ilustraciones: Betania Díaz.

Este trabajo fue producto del Diplomado Nuevas Narrativas Multimedia Historias que Laten, en su 5ta. edición realizada en alianza con el CIAP-UCAB y la Fundación Konrad Adenauer.