A Dayana Maldonado lo que le mueve el piso es unir piezas, transformar y componer obras con materiales reciclables. Crear collages. A través de su cuenta @esdoblede demuestra por qué sigue latiendo en Venezuela
[Dayana Maldonado, 24 años. Ciencias Audiovisuales y Fotografía. @esdoblede @collageyfotos]
«Desde que tengo uso de razón me ha gustado recortar cosas, unirlas y transformar. Cuando estaba en el colegio no me gustaba que mis cuadernos fuesen iguales a los de los demás, así que los personalizaba. Recortaba figuras de revistas y las pegaba en las carátulas, luego le decía a mi mamá que los forrara. Siempre estuve en ese plan creativo.
En la universidad me mandaron la tarea de hacer un collage de un documental que vimos y sentí que podía hacer algo más estético. Con esa asignación reviví todo lo que hacía cuando era pequeña. Busqué mis cuadernos viejos y vi que lo mío siempre fue el collage. La vida me lo dijo.
Empecé a hacerlos para mí, así exteriorizaba mis emociones. Escribía cosas en un blog que tenía y acompañaba los textos con las imágenes que componía.
Hace un año me gradué de Ciencias Audiovisuales y Fotografía en el Instituto Universitario Tecnológico Industrial Rodolfo Loero Arismendi (IUTIRLA), en Caracas.
En esa época, trabajaba en una tienda de un centro comercial para poder pagarme los estudios. Pasaron muchas cosas en el país, la moneda se estaba devaluando, comenzaron a reducir personal y a mí me tocó decidir entre estudiar o trabajar tiempo completo. Renuncié y con lo que me pagaron me alcanzaba solo para la mitad del trimestre.
Vivo en Pinto Salinas, Caracas, cerca de la Cota Mil, por donde está el teleférico. Mi primer pensamiento fue comprar chupis e irme con mis patines hasta la Cota o Sabas Nieves a venderlos. Lo intenté y me di cuenta de que no era lo mío. También vendí obleas en el parque Los Caobos pero me sentía fuera de lugar. No me estaba funcionando y debía solventar de alguna forma porque no quería congelar la carrera. Mis compañeros de universidad me empezaron a decir que yo era creativa, que hacía cosas que podía publicar y vender.
Una vez yendo a mi casa vi una paca de billetes de 2.000 bolívares, de los que tenían la cara de Francisco de Miranda, estaban tirados cerca de un contenedor de basura.
Mis amigos me impulsaron a seguir trabajando con eso, me apoyaron, me dieron ideas y me dieron más billetes devaluados.
A veces uno se siente incapaz de mostrar lo que hace, siente pena o miedo a que te digan cosas negativas. Ya se acercaba el momento de pagar la universidad y no tenía nada que perder. Estaba estresada y triste porque no tenía cómo invertir en materiales, pero decidí que los billetes debían ser un recurso.
De camino a la universidad vi unas maderas en la calle y se me prendió el bombillo, ya tenía base para hacer los collage. Los cortes eran rectangulares y cuadrados, solo hacía falta barnizar y arreglar pero me servían muchísimo. Me dije: si están aquí cuando vuelva a pasar los agarro porque esto es una señal. De regreso a casa seguían ahí, me dio un poco de pena pero los agarré sin mirar a los lados y salí corriendo. Al llegar a casa los lavé y pensé qué hacer.
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Mi primera composición con la intención de vender fue un Ávila. Hice varios collages con la misma estructura pero no eran iguales. Los hice con amor, confiando. Publiqué en Twitter, dije que era para costearme la universidad, se hizo viral y gracias a Dios fue positivo. La gente empezó a escribirme que querían comprar, recibí muchos mensajes bonitos. Conectaron con ese sentimiento de renovación porque muchos estaban desanimados por la situación del país pero ver el Ávila les daba un fresquito. Ahí sentí que quería dedicarme realmente a hacer esto.
Al principio lo hice porque me tocó, por mi situación económica, la vida casi que me empujó a esto pero yo creo mucho en las señales. Las cosas pasan por una razón que uno no ve al principio. Comencé a retarme y a ofrecer otro tipo de composiciones.
El segundo collage fue de la Plaza Altamira, me atreví con un pedido del obelisco de Barquisimeto, la torre La Previsora, los edificios de Plaza Venezuela cuando estaban el logo de la Pepsi y la Polar. Era una Caracas que vivimos y que visualmente podemos extrañar.
Me emociona recapitular y mirar hacia atrás. Ver cómo fueron las cosas porque cuando está pasando algo negativo uno piensa que es el fin o que la vida te está cobrando algo, y es todo lo contrario.
A pesar de que estaba estudiando algo diferente sentí que podía hacer ambas cosas porque es arte igual. Iban a estar tomados de la mano, tenía herramientas para mostrar a través de fotos y videos mis collages. Aprendí a confiar en lo que hacía y me enseñé el camino que iba a tomar.
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Soy demasiado fan de mi país. Tengo un conflicto con la gente que habla mal de Venezuela. En tu día a día te consigues a quienes abusan de la bondad de los otros, que no piensan en los demás, eso es lo que nos está afectando.
Amo Venezuela. Uno de mis sueños es poder conocer todos los lugares que no conozco como Mérida, Falcón, Puerto La Cruz.
Siento que tengo un compromiso, quiero ser profeta en mi tierra. Creo que tengo la misión de poner a Venezuela en alto artísticamente. Quiero que la gente diga que todavía hay quienes le están poniendo un mundo para hacer lo que quieren con lo que tienen, que todavía quedamos jóvenes, que no nos fuimos todos.
Mucha gente que se fue siempre me preguntaba cuándo me iba, pero no entienden que cada quien tiene sus posibilidades y sus metas. A mí me queda mucho por hacer aquí. Antes de volar a otros lugares debo lograr varias cosas aquí. Me encantaría poder salir mediante mi trabajo, que me inviten a mostrar lo que hago en otro país, exponerlo, conocer y volver. A lo mejor la vida me permite estar afuera por un tiempo, pero aquí es donde está mi hogar.
Me motiva mi mamá, ella es mi motor, es quien me impulsa todos los días. No me veo viviendo cosas afuera sin que mi mamá las vea. Si estoy lejos de casa y ella se queda acá no podría seguir porque la vida es muy veloz. Así que aprovecho de poner mis granos de arena en Venezuela todos los días. El país lo que necesita es que lo abracen… que le den amor.
…Se me quebró la voz…
Es que veo que mi vida no ha sido color de rosa. He vivido cosas chimbas que probablemente no hubiese vivido estando en otro país. Pero aquí fue donde nací, por algo estoy en este lugar y si puedo colaborar para aportar cosas positivas y ayudar a los demás a través de mi arte, lo haré.
Creo que mi arte va más allá de hacer un collage, componer cosas bonitas y mostrarlas. En realidad es un mensaje de que somos muchos los que estamos intentando surgir y seguir trabajando por lo que queremos.
Siempre me he preocupado por el medio ambiente y también he usado el collage para reciclar. Antes usaba revistas y cartón, luego incluí los billetes porque estaban contaminando al tirarlos todos a la calle. Es una forma de defender al país. También agrego materiales de desecho, todo lo que se pueda rescatar.
Pude formar parte de un encuentro sostenible en el que grabé un video mostrando el reciclaje mediante la técnica del collage. Hacia allá estoy dirigiendo mi propósito.
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Tengo muchos proyectos en mente que quería concretar este año pero la pandemia lo retrasó todo. Al principio me afectó bastante porque trabajo por mi cuenta, dependo de lo que hago diariamente y si me paro, se para todo.
Los primeros días fue un choque total. La gente no estaba para comprar collages, pedir cuadros, ellos necesitaban comprar medicamentos, comida, mascarillas. Estaba triste por mí y por todas las personas que iban a tener dificultades al no poder salir a vender café o empanadas, eso me abrumó, no tenía fuerzas para nada. Las noticias me hicieron caer en un hueco porque es muy fuerte, como país ya teníamos problemas y ahora tocaba lidiar con algo nuevo que era a nivel mundial.
Salí de esa rutina tóxica.
Traté de calmarme o de no exteriorizar porque mi mamá también estaba mal. En la casa vivimos mi hermana, mi mamá, mi gata, mis dos perras y yo. Mi hermana no tiene empleo. Mi mamá y yo aportamos económicamente, ella trabaja en el sector de salud y por suerte su jefe le pagó el sueldo completo los primeros meses.
Soy del tipo de persona que vio que podía generar dinero de lo que le apasiona. Para mí no es un fastidio, no es forzado, no me cansa, no sufro al hacerlo. También me alegra contar con el apoyo de mis amigos, ellos me mantienen cuerda todos los días. Son una parte importante de mi vida y me alegra saber que los más cercanos tampoco se han ido, están echándole ganas.
La gente que te rodea influye en cómo te sientes y ellos han aportado cosas buenas.
Estoy dando un nuevo paso con mi arte. Estoy más conectada con el tema del reciclaje, colaborando con proyectos, personas, organizaciones, para adquirir conocimientos sobre ecología y sostenibilidad. Quiero ser un agente de cambio.
Este año mi collage emigró del papel a las personas y la fotografía. Empecé conmigo como experimento, me pongo papeles, me pego bolsas y creo fotografías artísticas con elementos reutilizables. El mensaje es que la contaminación es real y nos está arropando. Además sirve como recurso artístico para dejar de comprar utilería y hacerla uno mismo.
Tengo un proyecto a distancia en el que las personas que se quieran unir me mandan fotos y yo las intervengo con Photoshop, quiero que la gente vea lo que hago. Todo lo monto en una cuenta que retomé este año, se llama @collageyfotos. Espero que crezca y pueda hacer trabajos más grandes.
Quisiera incursionar en otros tipos de arte, lo tridimensional, usar otras técnicas.
Quiero seguir latiendo por mi familia, por mis amigos, por mi arte. Me mantengo haciendo lo que me gusta y emanando cosas positivas. Con mi arte quiero que la gente se sienta identificada, feliz, esperanzada, son muchos los que lo necesitan. Por eso sigo creando.
Gracias a Dios me he rodeado de personas que me dicen cosas positivas, no le doy pie a los comentarios negativos.
Quiero ver a Venezuela surgir y ojalá eso ocurra mientras yo esté aquí, para verlo desde adentro y amarla ante todo».
Dayana es pura inspiración y ver el crecimiento de su trabajo es genial, estoy seguro que aún tiene mucho mas que hacer y mostrar.
Dayana es una gran artista y espero que siga teniendo éxito! Soy un orgulloso propietario de 4 de sus cuadros que muestro a todas las persona que vienen a mi casa!