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Esta es la historia de cómo Arantxa López pasó una semana sin dormir porque había un roedor en su casa. Una crónica en primera persona con memes y una guía para espantar ratones

En mi casa no hay roedores. Bueno, sí hubo un ratón pero ya no. Eso pasó hace semanas, meses, y todavía hay personas que me preguntan por él como si hubiese sido mi mascota.

Me acusaron de ser débil, aunque un amigo comentó que el papá de Indiana Jones le tenía fobia a los ratones, supongo que eso es un alivio.

Así que les contaré toda la historia de esos días en los que no pude dormir porque había un animal horrible escondido en el clóset.

¡ALERTA!

Si alguien siente mucho asco o miedo hacia esos animales lo mejor sería que no leyera esto. Yo no lo leería pero yo soy quién escribe y esta una forma de darle cierre al cuento.

¡ALERTA!

Si alguien siente mucho asco o miedo hacia esos animales lo mejor sería que no leyera esto. Yo no lo leería pero yo soy quién escribe y esta una forma de darle cierre al cuento.

***

Antes de empezar debo dar un poco de contexto: mi primer acercamiento a un ratón. Todo esto parecerá bastante dramático pero mi relación con esos animales desde ese día ha sido angustiante.

Flashback

Creo que tenía ocho o nueve años cuando sucedió. Vivía en un apartamento en Barinas, uno de los estados del llano venezolano, con mi mamá y mi hermana. Durante esa época hubo problemas con el aseo en la urbanización y con la limpieza de los bajantes en nuestro edificio.

Los de la junta de condominio pidieron estar pendientes de las puertas y ventanas porque en las noches se veían pasar los roedores que salían de los bajantes y algunos podían meterse en los apartamentos.

Mamá siempre estaba pendiente de acomodar un trapo debajo de la puerta de la entrada y cerraba la ventana del balcón en la tarde. Se cumplía con las medidas de seguridad así que podíamos estar tranquilas.

Una tarde caminé hasta la cocina para buscar un vaso en los estantes que estaban debajo del mesón. Al mover las cosas veo un animal del tamaño de una mano, gris, con una cola larga y unos ojos brillantes. Estaba quieto al igual que yo porque no podía dejar de ver lo desagradable que me parecía. Estaba paralizada, sentí que me vio fijamente a los ojos y a los segundos, sin saber bien por qué, comencé a gritar y a llorar.

Mi mamá y mi hermana vinieron corriendo hacia mí preguntando qué había pasado. Entre lágrimas y con las manos temblorosas señalé el lugar y dije:

–¡Un ratón, me vio!

–Pensé que había pasado algo grave –me dijeron pero eso a mí ya me parecía bastante grave.

El roedor ya se había movido para ocultarse en otro lugar así que mi mamá dijo que había que buscarlo. Yo empecé a negar con la cabeza, me alejé de la cocina y me quedé temblando en la sala.

Imaginaba que ese ratón en algún momento saldría y me caminaría por el cuerpo. Me producía escalofríos. No fui de mucha ayuda en ese momento. Al final mamá logró sacar a ese ratón de la casa.

Imaginaba que ese ratón en algún momento saldría y me caminaría por el cuerpo. Me producía escalofríos. No fui de mucha ayuda en ese momento. Al final mamá logró sacar a ese ratón de la casa.

Me costó un poco dormir esa noche, me cubrí con la sábana y me tapé los oídos. Lo recuerdo muy bien, el ratón y la sensación que me produjo. Ahora cada vez que veo un ratón o una rata ya sea en lo rieles del Metro, en la calle o incluso en una película o video, tengo el impulso de alejarme, de cerrar los ojos para no verlos, de taparme los oídos porque me molesta el ruido que hacen.

No me ayudó leer 1984 porque es muy probable que, al igual que Winston, encuentre ratas en la habitación 101. Sinceramente no quiero que nadie me castigue metiendo mi cabeza en una jaula llena de roedores agresivos y hambrientos. Tampoco fue agradable escuchar el discurso que Silva (Javier Bardem) le dio a James Bond (Daniel Craig) en la película Skyfall sobre la isla infestada de ratas. Y sí me gusta Francia, la comida y la animación pero Ratatouille no es mi película favorita.

Actualidad

Ahora vamos con los sucesos del día 3 de septiembre de 2021 contados en presente para revivir el miedo de esos días.

Ahora vamos con los sucesos del día 3 de septiembre de 2021 contados en presente para revivir el miedo de esos días.

***

3 septiembre

Anoche me trasnoché, hoy he pasado casi todo el día en el cuarto encerrada sin salir a comer ni tomar agua.

Le escribí a mi mamá para decirle que me tengo que mudar. No puedo salir por la ventana del cuarto aunque me gustaría.

Mamá me respondió:

–¿Dónde está la mujer valiente que yo conozco? Se ha enfrentado a ladrones, aguantó durante años a la dueña de la residencia y le tiene miedo a un ratón.

Ayer estaba en la cocina y escuché un ruido. Temprano había sacado un sapito porque la puerta de la entrada está separada del piso y al frente tiene el patio, es fácil que se metan cosas. Asumí que era algo parecido, pero no.
Casi me dio algo cuando vi una cola larga y una cosa gris con pelos. De una vez agarré la escoba para abrazarla y llorar porque realmente no iba a hacer nada, así que me metí al cuarto y le avisé a la gente que si moría esa noche sería por culpa de un ratón.

Yo seguía escuchando ruidos. No sabía si la cosa estaba en la cocina o en el clóset, si era una familia completa que se dividió el trabajo o si estaba llamando a más ratones para invadirme. Yo estaba en la cama con la escoba, el teléfono y la luz prendida.

Dejé la luz del cuarto prendida para que no me atacaran en la oscuridad. Intenté dormir pero no pude porque escuchaba más ruidos raros y pensé que el ratón quería entrar al cuarto y por eso raspaba la puerta.

Dejé la luz del cuarto prendida para que no me atacaran en la oscuridad. Intenté dormir pero no pude porque escuchaba más ruidos raros y pensé que el ratón quería entrar al cuarto y por eso raspaba la puerta.

Cerraba los ojos y escuchaba un ruido, me paraba para que no me saltara encima. Al final no dormí nada, solo como media hora en la mañana porque tenía una reunión en la plataforma virtual de Zoom. No salí del cuarto porque la cocina estaba oscura y no quería encontrarme al animal. Terminó mi reunión, dormí como una hora y me paré. Me bañé, me vestí, me puse zapatos y recogí todo como si me fuera de la casa, estaba preparada para mudarme. Agarré la escoba y abrí la puerta del cuarto. No vi nada. Abrí la puerta de la entrada y escuché un ruido. Yo dije «está en ese bolso». Así que como pude –me costó demasiado– saqué el bolso donde había escuchado el ruido. Lo tiré al patio, le saqué las cosas y empecé a golpear. En el bolso no había nada pero revisé y sí estaban las cosas rotas, o sea que el ratón estuvo ahí. El momento estuvo lleno de sufrimiento y mi compañía eran los chats de WhatsApp: –Acabo de ver un gato, que vengan a hacer algo.

–El ratón no te va a brincar encima.

–El ratón no te va a brincar encima.

Estaba afuera sacando basura y limpiando la cocina. Salieron los señores de la casa. Le dije a la señora que necesitaba agua y luego le conté que se metió un ratón.

–Ay sí, por la calle hay muchos, y ratas grandes. Nosotros hemos conseguido rabipelados en el patio y todo está lleno pero a la casa no se han metido, lo que sí hay son muchas cucarachas porque el aseo por acá ya no pasa todos los días y hay casas solas.

Eso no me dio tranquilidad. El señor dijo:

–¿Sigue adentro?

–Yo no sé, señor. Espero que no.

Ellos comentaron que había que ponerle algo a la puerta en la parte de abajo porque hay mucha separación. El señor lo hizo de una vez. Me dijo que si veía o escuchaba algo y me daba miedo les avisara para que me ayudaran a sacarlo.

Tengo sueño, estoy comiendo tequeños y no tengo ganas de abrir el clóset.

4 septiembre. 12:40 am

Tengo sueño y no he dormido porque tenía la sensación de que el animal seguía aquí. Entré al cuarto y escuché ruidos que venían del clóset pero ya estaba dudando de si eran reales o me los estaba imaginando.

Dejé la luz prendida nuevamente y me quedé sentada en la cama revisando el teléfono para distraerme, esta vez con la puerta del cuarto abierta.

¡Lo acabo de ver salir!

Salió de repente como si esta fuera su casa, tiré la puerta del cuarto con la escoba. Bueno, sí, sigo abrazando la escoba desde ayer, no he podido soltarla.

Salió de repente como si esta fuera su casa, tiré la puerta del cuarto con la escoba. Bueno, sí, sigo abrazando la escoba desde ayer, no he podido soltarla.

Ahora ese ratón no tiene comida afuera y está encerrado en la cocina porque no hay salida por la puerta.
Yo estoy encerrada en el cuarto. Me siento rodeada.

6:00 am

No creo que quedarme a vivir encerrada en el cuarto sea tan malo.

8:00 am

Saldré del cuarto, tengo miedo pero también tengo hambre.

8:20 am

Tengo como 20 minutos tratando de abrir la puerta.

9:00 am

Salí del cuarto, abrí la puerta, le dije al señor, movió la nevera y no había nada. ¿Será que me volví loca? El señor me dijo que seguro regresó al clóset así que debería adoptarlo porque la gente suele tener mascotas. No me causa gracia.

Está aprovechando de arreglar la regadera de mi baño y pondrá veneno en la cocina. Ahora seré como Ramos Sucre, no volveré a dormir más.

11:00 am

El señor y el hijo estaban en el baño arreglando la llave de la regadera. Antes de salir me preguntó si quería que revisara el clóset porque veía que me daba miedo y así aprovechaba que estaba el hijo.

Revisaron todo el clóset, sacaron las cosas y empezaron a darle golpes a una cesta. Vieron todo el cuarto y el baño, no había nada…

Revisaron todo el clóset, sacaron las cosas y empezaron a darle golpes a una cesta. Vieron todo el cuarto y el baño, no había nada…

–O eso parece, a lo mejor vuelve a salir por ahí –dijo el señor.

El señor tiene intenciones de matarlo. Yo pensaba dejarlo en libertad pero casi me muero de hambre en el cuarto porque no podía salir así que no sé… Tal vez él ya es libre y yo sigo aquí pensando que podría salir en cualquier momento.

6:40 pm

Estaba en la cocina, ya iba a cerrar la puerta y lo vi entrar. Entré de una vez al cuarto, me encerré pero el animal también cabe por la puerta del cuarto.

Me quiero morir, se había ido y regresó. Ya está adentro en el clóset. No entró por el frente sino por el costado de la puerta, en la unión de la esquina queda como un espacio para él.

5 septiembre

Hoy salí y bajando por la calle de la urbanización vi ratas muertas. Casi me da algo cuando me di cuenta de que estuve a punto de pisar una. No tomé fotos de los cadáveres porque qué asco tener eso en el teléfono y andar mostrándolo. La situación me parece grave.

Antes de salir puse veneno en el cuarto, cuando regresé vi que no había. Puse veneno en casi todo el piso pero también acomodé un trapo debajo de la puerta del cuarto porque el ratón cabe por ahí. La idea era que no entrara pero la verdad es que lo dejé adentro.

6 septiembre

Ya estoy confundida. El veneno está vencido, probablemente no le haga nada. No estoy oyendo ruidos ahorita pero ya no sé cuándo está aquí y cuándo no.

Creo que no volveré a apagar las luces pero tenerlas prendidas no me ayuda a dormir la media hora que cierro los ojos.

Creo que no volveré a apagar las luces pero tenerlas prendidas no me ayuda a dormir la media hora que cierro los ojos.

7 septiembre

Me siento atrapada en un cuento de Horacio Quiroga y Edgar Allan Poe. No dejo de oír ruidos. Estaba tomando agua y de repente me asusté, me la eché encima y hasta halé el cargador del teléfono. Me quedé viendo fijamente un estante. No hay nada pero siento que hay algo todavía…

12 septiembre

Han pasado muchos días y no han sido bonitos. Hoy fue de impacto, aprovecho que está regresando la luz para contar lo que pasó hoy y el resumen de la semana.

Comenzando la semana confirmé que el ratón seguía aquí porque lo escuchaba. Esos sonidos no eran ideas mías porque había menos veneno.

El veneno vencido no funciona y son como galletas para él, prácticamente lo estuve alimentando.

El veneno vencido no funciona y son como galletas para él, prácticamente lo estuve alimentando.

Desde que vi al ratón por primera vez no he vuelto a apagar la luz del cuarto en las tardes y en las noches. Todo este tiempo he «dormido» con la luz prendida. No he podido apagarla porque siento que él se sentirá más cómodo y no quiero darle ese gusto, y por miedo.

No he podido dormir bien. Al principio era mucho peor porque cualquier ruido o movimiento extraño –algo que se cae, una sombra, un mosquito, etc.– me asustaba. Bueno, todavía pasa. Grito, se me acelera el corazón, tiemblo y se me ponen las manos más frías.

Antes era más intenso, ahora solo digo que me dará un infarto y me río. Ya estoy durmiendo un poco más porque me estoy acostumbrando a la luz prendida. Solo que me despierto cansada, con ojeras y ojos rojos. El sacrificio del miedo.

Salí dos veces y no vi veneno. Tengo que ir a una ferretería o preparar uno que me recomendaron y no he podido hacer porque tampoco encontré uno de los ingredientes. Los señores de la casa me dijeron que espere que el veneno que me dieron haga efecto.

El ratón estaba en el clóset y cada vez que yo lo iba a abrir primero tocaba como si fuese su cuarto porque no quería que se apareciera y me asustara.

El ratón estaba en el clóset y cada vez que yo lo iba a abrir primero tocaba como si fuese su cuarto porque no quería que se apareciera y me asustara.

Así estuve estos días. Estuve tapando por completo la puerta de la entrada para que no pasara nada más en ningún momento. Ayer salí y decidí dejar la puerta descubierta a ver si se iba de aquí y no volvía, pues no sé si realmente salió.

Hoy estaba en la cocina y entré al cuarto para sentarme en la cama, tenía el teléfono en la mano y como había dejado la puerta del cuarto abierta vi hacia la cocina. ¿Qué vi? El animal venía caminando hacia al cuarto y a mí se me ocurrió gritarle. Sí, le grité.

Le dije en mayúsculas: HEY NO, NO VAS A ENTRAR. El animal dio una vuelta y salió corriendo otra vez hacia la cocina, se metió detrás de la nevera. Yo me paré y fui a la cocina y nuevamente no sé por qué pero me provocó hablarle.

–Yo no sé si tú eres el mismo de siempre o no, espero que seas el bicho que estaba en el clóset y no un amigo que quería venir a visitarlo. No sé en qué momento saliste pero te vas a quedar afuera, acá no vas a entrar más, me tienes harta.

Hice ruido y le di un golpe a la nevera y no salió. Así que agarré el coleto que estaba puesto en la puerta de la casa pero desde adentro. Me traje también la silla, el cepillo y agua en plan de encierro.

Cerré la puerta del cuarto y puse el coleto, por si acaso presioné con la silla. Esto me ayuda con el ratón y un ataque zombie porque nunca se sabe. Me senté en la cama y a los minutos se fue la luz. Grité.

De una vez activé la linterna del teléfono y qué bueno que estaba cargado. Menos mal la luz no se fue antes o ese animal me hubiese atacado en la oscuridad…

Estoy asumiendo que es el mismo ratón. De verdad que no sé en qué momento salió, probablemente sí salió ayer y decidió volver. No lo sé y no me lo dirá. Pero ya sé que hay un ratón en la cocina así que mañana sacaré todo del clóset y limpiaré para asegurarme que sí era el mismo.

O me moriré si me encuentro otro. Una de dos. Y bueno, espero que mañana no esté detrás de la nevera sino que aproveche esta noche para marcharse y ya no lo dejaré volver.

O me moriré si me encuentro otro. Una de dos. Y bueno, espero que mañana no esté detrás de la nevera sino que aproveche esta noche para marcharse y ya no lo dejaré volver.

13 septiembre

Estaba encerrada en el cuarto escuchando mi reunión de los lunes. De repente me llega un mensaje de la señora de la casa preguntándome si estaba libre a las diez de la mañana para revisar nuevamente la regadera. Le dije que estaba en una reunión pero que podían pasar porque era importante, también le comenté que yo estaba trancada en el cuarto porque vi cuando el ratón se metió a la cocina, detrás de la nevera.

Les abrí la puerta y pasaron a buscar la pieza de la regadera. De salida el señor me preguntó por el ratón. Yo le dije que detrás de la nevera. Él la movió y el animal salió, se marchó. Ningún ratón fue lastimado.

–Ay yo pensé que era más grande, es mínimo –dijeron ellos.

Le comenté al señor que en la puerta quedaba un espacio y por ahí se había metido ese animal. Dijo que había que solucionarlo para que no sigan entrando. Le puso otra pieza a la puerta para reforzar. Igual voy a seguir tapando desde adentro. Les regresé el veneno que no sirvió.

14 septiembre

Soy libre, Venezuela, soy libre. Ya no hay ratón en esta casa.

Soy libre, Venezuela, soy libre. Ya no hay ratón en esta casa.

***

Anexo:

Opciones para acabar con un roedor

En caso de que haya un roedor en casa es necesario pensar bien qué se adapta mejor a la situación. Después de una semana de estrés puede procesar mejor la información.
Yo pensé mucho en las alternativas pero los contras y el miedo siempre ganaban.

 

  • Un gato

Es importante saber que un gato solo caza si tiene la necesidad de hacerlo, si hay comida en su casa es difícil que funcione como alternativa.

Otro dato es que las que realmente se dedican a cazar son las gatas, los gatos domésticos no cumplen esa función.

Una gata alimentada solo jugará con su presa y la llevará como regalo a sus dueños. Es probable que dejen un ratón muerto como obsequio en la cama o al lugar donde estés.

 

  • Veneno comercial

Los venenos vencidos no funcionan, pierden el efecto.

Los venden en ferreterías y dependiendo de la marca pueden matarlos en dos o cinco días. Incluso horas pero esos podrían ser más tóxicos para los humanos.

Se aplican cantidades pequeñas en los lugares por donde podría pasar.

Un contra de algunos venenos es que los ratones podrían volverse resistentes al mismo.

Otro contra es que el ratón después de comer podría esconderse y morir. Quedará el ratón muerto en la casa y ese olor es difícil de sacar.

 

  • Veneno casero

Se puede hacer un veneno con dos cucharadas de harina de trigo, una de azúcar, una de bicarbonato de sodio y dos de ácido bórico.

 

  • Trampas

Las venden en ferreterías y hay dos caminos: la piedad o la tortura.

Algunas trampas pueden ser muy crueles y dejar al ratón chillando y sufriendo hasta que lo saquen.

Otras trampas lo matan de inmediato.

 

  • Libertad

Siempre queda la opción de abrir la puerta y sacar al ratón con una escoba para que él escoja su propio destino.

 

Anexo:

Opciones

para acabar

con un roedor

En caso de que haya un roedor en casa es necesario pensar bien qué se adapta mejor a la situación. Después de una semana de estrés puede procesar mejor la información.
Yo pensé mucho en las alternativas pero los contras y el miedo siempre ganaban.

 

  • Un gato

Es importante saber que un gato solo caza si tiene la necesidad de hacerlo, si hay comida en su casa es difícil que funcione como alternativa.

Otro dato es que las que realmente se dedican a cazar son las gatas, los gatos domésticos no cumplen esa función.

Una gata alimentada solo jugará con su presa y la llevará como regalo a sus dueños. Es probable que dejen un ratón muerto como obsequio en la cama o al lugar donde estés.

 

  • Veneno comercial

Los venenos vencidos no funcionan, pierden el efecto.

Los venden en ferreterías y dependiendo de la marca pueden matarlos en dos o cinco días. Incluso horas pero esos podrían ser más tóxicos para los humanos.

Se aplican cantidades pequeñas en los lugares por donde podría pasar.

Un contra de algunos venenos es que los ratones podrían volverse resistentes al mismo.

Otro contra es que el ratón después de comer podría esconderse y morir. Quedará el ratón muerto en la casa y ese olor es difícil de sacar.

 

  • Veneno casero

Se puede hacer un veneno con dos cucharadas de harina de trigo, una de azúcar, una de bicarbonato de sodio y dos de ácido bórico.

 

  • Trampas

Las venden en ferreterías y hay dos caminos: la piedad o la tortura.

Algunas trampas pueden ser muy crueles y dejar al ratón chillando y sufriendo hasta que lo saquen.

Otras trampas lo matan de inmediato.

 

  • Libertad

Siempre queda la opción de abrir la puerta y sacar al ratón con una escoba para que él escoja su propio destino.