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“A veces caminamos y vemos un momento efímero pero hermoso y lamentamos en el alma no tener una cámara a la mano para poder atraparlo y así compartirlo con el mundo. En otras ocasiones nos paramos en un punto y esperamos que la luz sea exacta para obtener la foto perfecta. Pero a veces, no muchas veces, estas dos circunstancias se juntan en una sola. Así, hay momentos en que la foto perfecta está allí frente a tus ojos; ésta se presenta de la manera más rápida y fugaz, con la única diferencia que la suerte pone de vez en cuando una cámara en tus manos. Estas fotos fueron tomadas en momentos únicos donde la fortuna me permitió capturarlos en medio de diferentes actividades donde la cámara era solo un peso muerto en mi cuello, ya que no estaba en foto cacería. Cuando estos instantes se presentaron frente a mí, bien sea porque caminaba, me ambientaba a la temperatura del río en el cual me destinaba a nadar o me preparaba para dormir pegado a una ventana de un carro en movimiento, tuve una cámara y todo fue mágico”.