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Hercilia López. 71 años. Maestra del movimiento y técnicas corporales. Licenciada en Letras, egresada de la UCV. Profesora de Stretching Yoga. Terapeuta de Shiatsu. Acupuntora. Twitter e Instagram @hlcontra.

“¿Nos vas a dejar? Me preguntan mis pacientes y mis alumnos de yoga cuando les informo que me voy de viaje, fuera de Venezuela, por 5 semanas, para ver a mis hijos y nietos, o por razones de trabajo. Tengo que explicarles que no, que yo regreso, que solo es un viaje corto. Es en ese momento que yo entiendo que la decisión de irme del país no me incluye solo a mí, que no me compete solo a mí, sino también a ellos. a las personas que voy a dejar. Siento que no puedo abandonarlos.

 

Hace poco estuve fuera y la salida me sirvió para darme cuenta de que, definitivamente, yo no puedo hacer mi trabajo en otro lugar que no sea Venezuela. Mi espacio de trabajo en Caracas es perfecto. Estoy segura de que en ninguna otra parte voy a conseguir el espacio y los vínculos que logré desarrollar acá.

Y eso que la primera etapa de este proceso consistió en ‘salvar’ a mi gente, a mis hijos y nietos. Sentí que ellos debían irse y trabajé para ello. Una vez que estaban lejos comencé a pensar en mí. Ahora qué hago, me voy, me quedo.

Entonces lo tuve claro cuando fui a visitarlos. Supe que es acá donde debo y quiero estar.

La verdad es que no me fui del país cuando tuve absoluta conciencia de lo que venía, de lo que nos esperaba, y sufrí directamente una depresión inmensa porque tuve la certeza de lo que nos aguardaba. Menos lo haré ahora, después de haber librado una lucha maravillosa, junto a muchas personas. Esa batalla fue genuina. Siento que no fue un orgullo personal, sino colectivo, haber participado en las protestas y manifestaciones que se dieron para retomar la democracia.

Yo soy profesora de yoga en la Casa del Profesor Universitario en la UCV. Tengo alumnos que me han acompañado durante 15 años en una sala amplia e iluminada en Los Chaguaramos. Allí nos reunimos dos veces a la semana y un sábado de cada mes, durante casi 4 horas, hacemos una clase especial de stretching yoga integral.

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La idea es que los participantes entiendan que, al igual que la naturaleza, el cuerpo es un territorio vivo y cambiante que se mantiene y se desarrolla gracias a un orden que lo contiene, lo conduce y lo armoniza constantemente. Es nuestra mente la que mueve al cuerpo y es nuestro cuerpo el que se expresa en la mente. Mente y cuerpo forman una pareja dinámica de intercambios permanentes.

Además, ofrezco terapias corporales, acupuntura, y masaje shiatsu, una terapia manual, de origen japonés, que busca armonizar cuerpo, mente y emociones mediante el contacto, con el objetivo de mejorar la salud y la vitalidad de la persona que lo recibe.

También tengo proyectos. Uno de ellos es vincular la formación de instructores de yoga y de terapeutas porque nuestro cuerpo debe estar a la altura del conocimiento. Creo que es importante que cada persona logre tener conexión con su propio cuerpo, que lo llegue realmente a conocer.

Otro sueño apunta a la idea de elaborar un manual del cuerpo humano, es un proyecto editorial que quiero concretar desde hace tiempo.

Yo no puedo abandonar a mis pacientes, esa es la realidad. A mí consulta llegan personas destruidas, a las que le cuesta moverse y después de varias sesiones retoman el movimiento y su vida. Personas que me preguntan si me voy a ir del país y que temen perder la terapia que les ofrezco y que los ayuda a seguir adelante.

Casi todos los que acuden a las sesiones presentan los mismos síntomas, los mismos temores, las mismas señales emocionales. Creo que en Venezuela nos hemos convertido en héroes y heroínas, pero a costa de nuestro cuerpo, nuestra alma y nuestra mente».

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