Richard Borges, a quien muchos conocen como Lord Comepiña, viajó hasta Caracas desde Ciudad de México, donde reside desde hace nueve años, para cumplir con la meta de correr su primer maratón en la octava edición del Maratón CAF. Su amiga y también corredora Martha Eloína Hernández cuenta la experiencia de este venezolano que aprendió a derribar sus propios muros durante 42 kilómetros en el asfalto caraqueño. Con esta crónica celebramos el Día Mundial del Corredor #GlobalRunningDay
Fotos Miguel Acurero, @elrincondelafoto_rom y web Maratón CAF 2024
—Correr Caracas fue algo alucinante, aunque la ruta fue ruda. Una de las cosas que me llenaba de alegría en cada kilómetro era pensar que iba llegando a una estación de Metro. Porque cuando vivía en Caracas, yo me movía en Metro. En el maratón no conté los kilómetros, yo conté las estaciones de Metro.
Viajar 4.291 kilómetros en un avión desde Ciudad de México a Caracas para correr por primera vez un maratón es lo que motivó a Richard Borges, mejor conocido como Comepiña, cuando le hablé de la octava edición del Maratón CAF en octubre de 2023.
Venezolano, nacido en La Victoria en el estado Aragua, emigró hace nueve años a México. Durante sus entrenamientos en la capital mexicana siempre se visualizó corriendo por la Avenida Bolívar, San Martín y Las Mercedes. En esas visualizaciones no podía evitar recordar las noches de fiesta que vivió en Las Mercedes. Jamás se imaginó que -unos años después- a la luz del día y con otra intención, recorrería las mismas calles que frecuentaba para parrandear.
Originalmente, su objetivo era correr el Maratón de Ciudad de México en agosto de 2024, pero los entrenamientos se intensificaron para poder correr el 17 de marzo de 2024 en Caracas. Tiene cerca de año y medio corriendo. Comenzó en octubre de 2022 para quitarse los kilos que ganó durante la pandemia del COVID-19. Tras un chequeo médico que reveló sobrepeso, alteración de los valores y deterioro de su salud por sedentarismo decidió darle movilidad a su cuerpo, primero con la bicicleta y luego con el running.
—Yo quiero correr Caracas. Quiero que mi primer maratón sea en mi país. Me aferré a esa idea y se lo dije a mi coach. Nunca había corrido en Venezuela.
Una de las atracciones del Maratón CAF es la posibilidad de recorrer la ciudad de oeste a este. Durante un día, por unas horas, Caracas es una sola. Cuatro de los cinco municipios unen sus logísticas para garantizar la realización de esta gran fiesta deportiva. Uno de los comentarios que más se repite a lo largo de las ocho ediciones es la posibilidad de recorrer zonas que habitualmente no se visitan.
—Me fui (de Venezuela) en el 2015 por el tema de la inseguridad. Para mí correr CAF fue una reconciliación con Caracas. Nunca me imaginé correr a las 6 de la mañana por zonas inconcebibles y sentirme seguro, cuidado. Cuando me fui, decía que Caracas era como esa relación que tú quieres, pero sabes que no funciona porque es un amor tóxico. Eso se me olvidó cuando corrí CAF y me dije: en cualquier momento podemos estar juntos, de nuevo, Caracas y yo.
La ruta es exigente porque las calles y las avenidas son bastante irregulares y en su mayoría son un falso plano. No es lo mismo correr en Ciudad de México que en Caracas. Entre una ciudad y la otra varía la altura, la altitud, el clima y hasta la composición del aire puede influir en la salud y en el desempeño deportivo. El 17 de marzo de 2024 la sensación térmica fue de 20° C, la humedad de 92 % y el viento de 8,0 km/h (SE), según la aplicación Strava.
—Es una ruta difícil. Salí con un ritmo entre 6 y 6:30 que traté de mantener durante todo el recorrido, pero me costó tener el ritmo que hago en Ciudad de México que es entre 5 y 5:30. Yo pensé que la Francisco de Miranda (avenida) era más recta. Caracas es una eterna subida y el calor fue una locura.
Sonríe sin chillar
El muro o la pared es el término que se le da a esa sensación de cansancio, fatiga extrema y agotamiento que experimentan los corredores durante un maratón. Ocurre entre los kilómetros 30 y 35, cuando comienzan a agotarse los depósitos de glucógeno en los músculos e hígado. Sin embargo, es difícil predecir en qué momento aparecerá.
Por eso la importancia de que todo corredor cuente con un plan de entrenamiento, una estrategia de carrera, una alimentación e hidratación adecuada para minimizar las posibilidades de ocurrencia. Los expertos aseguran que la determinación y la confianza en el trabajo realizado previamente son importantes.
—El elevado de Los Ruices fue mi muro. Me dije ¡en qué peo me metí! Caminé, tomé y me eché agua, respiré, pero salieron todos mis demonios. Me daba miedo quedarme sin gasolina y abandonar. En ese momento me dije: ¡Cabrón vienes de México! Te compraste un pasaje y estás aquí. Tú equipo te está alentando desde allá y no puedes abandonar. Así que dale, como dice el coach, sonríe sin chillar, que parezca fácil, aunque te estés muriendo por dentro.
Para Comepiña, rendirse nunca fue una opción. Recuerda emocionado lo que sintió en la subida del elevado de Los Ruices. Más allá de enfrentarse al muro, también conoció a su yo resiliente, ese que es capaz de inspirarse para reconocer su fuerza, su valentía y seguir adelante.
—A mi lado iba un atleta de movilidad reducida. Yo lo miré y dije ¡este wey está dándole solo con las manos! Tú tienes manos y pies, si él puede, tú también. Vamos Comepiña y me le pegué.
Los primeros 21 kilómetros se recorren hacia el oeste de Caracas. A pesar del temido kilómetro 13, que es la subida de Roca Tarpeya – El Helicoide, muchos corredores disfrutan esta parte de la ruta porque se corre en masa y por las personas que salen a motivar.
—Yo dividí los 42 kilómetros en dos. Para mí, los segundos 21 kilómetros fueron una locura. Entre El Rosal y Macaracuay no hay estación de Metro y en el maratón mi diversión (foco) era contar estaciones en vez de kilómetros. Eso fue un desafío, me salieron todos mis demonios. Para mí correr es una meditación que practico escuchando mi playlist “Metal” con más de 180 bpm de Spotify—dice mientras ríe con picardía.
El Maratón CAF es un maratón verde, reconocido por ser la gran fiesta deportiva caraqueña de la integración latinoamericana y caribeña. Cada dos kilómetros hay puntos de hidratación con agua, cada cinco kilómetros Gatorade, entre el kilómetro 14 y 15 regalan geles y durante toda la ruta las personas que animan ofrecen bocadillos y bebidas refrescantes, que en los últimos kilómetros puede convertirse en el motor para los corredores que vienen cansados, agobiados por el calor, con fatiga física y mental.
—A la altura del Centro Lido, una señora se convirtió en mi ángel de la guarda. Me regaló una Frescolita bien fría (gaseosa). ¡Qué cosa más sabrosa! Nunca la voy a olvidar porque fue un boot que me ayudó a correr mis últimos kilómetros.
Los cuates de Painani Runners
Lo que comenzó empíricamente, se convirtió con el tiempo en un hábito y estilo de vida. Una noche en el deportivo Benito Juárez, en Ciudad de México, vio a un grupo de personas que luego de hacer ejercicios como militares, salían a correr. Comenzó a copiarlos hasta que un día se animó, se acercó y les preguntó. Eran los Painani Runners, un club de corredores que entrenan martes y jueves de 7:30 p.m. a 9:30 p.m.
—Me atendió Erick, mi coach y me dijo acércate la semana que viene para que entrenes gratis y pruebes. La experiencia fue muy padre. Ya tengo año y medio con ellos.
La preparación para correr un maratón es muy exigente, requiere de un adiestramiento físico, mental y emocional. Durante seis meses, la vida cambia y las rutinas se ajustan en función de la meta establecida.
Los trasnochos y las bebidas alcohólicas no son recomendables. Es fundamental un entrenamiento integral que contemple todas las fases con sus pros y contras.
El coaching, enfocado en la psicología deportiva, también es una herramienta para trabajar la confianza, la mente y las emociones. Para correr un maratón se requiere compromiso, constancia y determinación. No es un requisito correr con un club, pero ayuda y motiva hacerlo en grupo. Contar con un coach que aconseje y con un equipo que acompañe durante el proceso es clave para llegar a la meta.
—Mi mayor reto, logro y satisfacción es que hice mis primeros 42 kilómetros en mi país. Llegué entero y vivo. Al cruzar la meta me pusieron la medalla y se la dediqué a mi equipo Painani Runners.
Mis papás no sabían nada
Aunque su ciudad natal es La Victoria, Caracas ocupa un lugar muy especial porque vivió y trabajó allí por varios años. Llegó el 12 de marzo de 2024 a la capital y su familia desconocía que estaba en Venezuela. El año anterior había venido, pero este año quiso mantenerlo en secreto hasta después del maratón.
Durante esos días corrió suave entre Los Próceres y Parque del Este para aclimatarse y reencontrarse con la ciudad, ya no como un caminante que se movía en Metro, sino como un corredor inspirado con el soundtrack The Drug In Me Is You, de Falling in Reverse.
En la aventura para correr CAF contó con la complicidad de su hermano, quien lo ayudó con la compra del pasaje y la inscripción. Él estaba tan enfocado en la preparación y en su meta, que prefirió mantenerse bajo perfil. Sólo sabían su coach, algunos amigos y su sobrina que vive en Caracas. Su propósito era desviar las distracciones que comprometieran su entrenamiento y tranquilidad mental.
—Me vine de México y no le dije nada a mis papás. Se enteraron el sábado en la Expo cuando posteé en Instagram una foto con mi kit y número. Hablé con ellos el domingo y el lunes fui a La Victoria a verlos. Pasé toda la semana y fue precioso porque la recuperación posmaratón fue más rápida.
Comepiña es un apodo que le colocaron sus amigos de bachillerato cuando se dejó crecer el cabello, inspirados en los hermanos Comepiña, unos hawaianos que se presentaban en Sábado Mundial. La semejanza en las facciones fue la excusa perfecta para comenzar a llamarlo así. Nunca lo consideró bullying. Luego, con los años, sus compañeros de la Escuela de Arte de la Universidad Central de Venezuela le agregaron el Lord.
—Lord Comepiña se convirtió en mi marca personal como fotógrafo que se potenció con la pandemia, porque yo quería ser un eterno freelancer. Afortunadamente, Dios, la Virgen de Guadalupe y el Universo me han escuchado y desde que llegué a México he trabajado con mi profesión. Primero trabajé en agencias y ahora soy freelance.
Expresa con mucha gratitud el buen trato que ha conseguido como residente en México, país que por cierto es socio de CAF desde que se adhirió como accionista Serie A en 2020. Para él, su riqueza está en su multiculturalidad, su idiosincrasia, su comida, sus paisajes y su mezcal. En sus nueve años viviendo allá, nunca ha tenido inconvenientes por ser extranjero. Dice que siempre lo han tratado bien y le han ofrecido desde un taco hasta una torta (sándwich).
—Siempre vivo México como turista. Todos los días me asombra algo nuevo y creo que eso fue lo que me encantó de mi reciente viaje a Venezuela. Volver a Caracas y a La Victoria, con esos ojos de turista fue maravilloso.
Confiesa que quedó picado y promete volver -en tres años- a correr los 42 kilómetros para celebrar sus 50. Le encantaría ser fotógrafo oficial del Maratón CAF con su marca personal Lord Comepiña, porque ya lo vivió como corredor, conoce la ruta y está listo para vivirlo como fotógrafo.
Richard Borges corrió su primer Maratón CAF con el corazón y la mente en Venezuela, pero con la bandera de México en su alma y camiseta.
—En agosto, cuando corra el Maratón de Ciudad de México, podré hacer una comparación más exacta de cuál de los dos maratones es el más cabrón.
Es mi hermano de vida.. claro que ha roto sus propios muros 👏👏👏👏👏👏es un orgullo para todos los que conocen a Richard
Que impresionante revivir todo lo vivido en Maratón CAF, muchas gracias Martha por escribir mi historia de esta manera tan alucinante para mi, me fascinó, mil GRACIAS, quiero volver a correr Caracas…
Gracias por un relato intenso de las peripecias del «comepiñas» en su anhelo de correr el CAF.Hiciste de el un personaje a quien provoca conocer.Enhorabuena Marta Eloina!
👏👏👏👏👏