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Foto Rayner Peña

Ni Jesús ni yo sabíamos cómo ser padres cuando conocimos a Ángel. Luego, cuando nació nuestra hija, entendimos las dimensiones de este amor. Un año después de aquel primer encuentro con el niño que vivía en las calles de Chacao y que sueña con ser fotógrafo, la historia dio un giro que nos sorprendió a todos. Una crónica del especial #HijosDeLaIndolencia

10:00 pm del lunes 11 de junio de 2018

Ángel y yo llevamos ocho horas juntos y tengo 15 días de haberlo conocido. Estoy frente a él y al lado de Jesús, mi esposo. Ángel está parado sobre un colchón matrimonial que ocupa casi por completo la sala de mi casa, un dormitorio improvisado para nuestro huésped. Ya es hora de dormir, al menos para Ángel que tiene 10 años. Pero el ambiente es incómodo, ninguno sabe cómo comportarse. Llegó a casa no por una decisión, sino por un impulso. Todos tenemos miedo.
Jesús y yo llevamos seis meses tratando de completar el cuadro familiar y esta noche por fin se empieza a dibujar. Lo habíamos imaginado de una manera distinta, la tradicional: el embarazo, la espera y conocer a nuestro hijo o hija desde el primer día de su vida. Ser los principales testigos de su historia. El deseo se empezó a cumplir, pero en unas condiciones distintas.
Conoce la historia completa de Ángel, un niño que vivió dos años en las calles de Caracas y decidió salir de ellas

Este trabajo fue producto de la primera cohorte del Diplomado Nuevas Narrativas Multimedia Historias que Laten, en alianza con el CIAP-UCAB y la Fundación Konrad Adenauer, en Caracas de octubre a diciembre de 2018.

Sobre el diplomado