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El epítome del mal gusto, esa delgada línea roja entre lo aberrante y lo sublime, se encuentra esta vez en Nayarit, estado de Sinaloa, México, y su nombre es Vaqueros Musical, así, con sus asuntos de sintaxis.

Desde el primer momento en que irrumpe un golpe de gong y delante de una fuente de boulevard cualquiera aparecen diez hombres disfrazados de caporales en estricto celeste, con unas herraduras plateadas bordadas en la chaqueta, una venia con los típicos acorditos de música asiática que se utilizaban en las comiquitas para ilustrar una pagoda, queda más que claro que empezamos MUY mal. Pero es que sólo un intro así de cutre podría presentar su más reciente hit: un cover denominado “Pamela Chu”. La autoría de esta obra maestra pertenece al grupo argentino de cumbia villera, C.A.C.A.

“De los bajos barrios de Hong Kong/ una terrible japonesa / su nombre era Chilín Kan Chún / no estaba bien de la cabeza…” Ya sobre el aliento lírico de esta frase inicial se percibe gran indignación entre los blogueros, sorprendidos no sólo por la falta de mundo, de ver otras tierras, de leerse un libro, sino por el drama que representa no haberle prestado atención ni siquiera a la clasecita de geografía en primaria. Obviamente, para los Vaqueros lo único que cuenta es meterle veneno y recursos de tecnobanda a esta rima construida a base de puro trancazo al mapamundi.

La canción, que ha ido de punta a punta del continente, cuenta la historia de esta nipona, proveniente de la península china y con apellido chino (¿?), que decidió, en medio de su locura, partir a tierras latinas, y estar dispuesta a todo, comenzando por un cambio de nombre. La suerte le sonrió bien voluptuosa, de frente y seguramente “de rodillas”, porque de geisha pasó por el agua oxigenada de sesenta volúmenes, y ahora es la catira “Pamela Chu”.

Con su bata oriental barata, lycra negra y sandalias doradas, Pamela es agresiva. Puede estar armada y enfrenta a todos los miembros de la banda, con patada y kung fu. Como mamita sinaloense, se menea provocadora con jeans sin bolsillos y una cota muy breve, pues tal como descubre prosaicamente el chiste en el coro, Pamela Chu, repetida treinta veces veces seguidas, es la reina del felatio, a dos pesos por sesión y sin quitar la sábana. No conformes con la chabacanería de la prosa, los Vaqueros, cual atajo de gaznápiros, grasientos y bigotudos, exhiben orgullosos la coreografía que simula el acto en sí.

Chores de jean con botas vaqueras blancas o negras, más mallas de lycra, y unas chenchas pasaditas de kilos, tratando de moverse sensualmente dentro de una piscina, completan el patético mundo de Pamela Chu. Que las masas gocen al ritmo de la decadencia y en nombre de la mujer objeto. Total, la protagonista parece estar muy gusto en su rol.

El asunto es que a Pamela Anderson ya le han dicho Pamela Chu por la web. Inspirado en la versión de Pamela Chu de sus compatriotas, Maradona invitó a esos que lo detractaron y no creyeron en sus dotes como director técnico de la selección argentina a que lo deleitaran con sexo oral. La Hot 94 de Caracas tiene a “Las Pamela Chu” para hablar de sexo y demás hierbas aromáticas, cuatro noches a la semana. La situación es alarmante. Parece que a cualquiera podría gustarle Pamela Chu y contagiarse con su estilo de fiesta rave de Tijuana.

¿Cuáles son todas las carencias de visión de futuro que golpean al continente, que cualquier cosa se abraza, se adopta y se baila tanto en un lupanar pueblerino como en un sarao cosmopolita de alta sociedad? Pamela Chu ha generado en seis meses más de setenta páginas de comentarios en uno solo de sus posts, incluyendo aquellos que celebran lo guarro del juego de palabras y aplauden “la alta factura” de este video.

¿Que décadas de posmodernidad son estas que vivimos, donde una banda que echa al piso la teoría evolutiva de Darwin de forma inmisericorde se jacta de tocar “al ritmo del pueblo” y se muestra con orgullo como producto mexicano de exportación? ¿Será que cualquiera de los Vaqueros haría sonar “Pamela Chu” en la fiesta de Quince Años de su nieta?

¿O será “Pamela Chu” el título de la próxima película de Won Kar Wai? Confiemos en que aún quedan en Latinoamérica algunos cruzados dispuestos a rebelarse contra la ordinariez, la repugnancia y lo lúbrico a todo trapo. ¡Diox!