Seleccionar página

ARIANNA ARTEAGA QUINTERO, 37 años, periodista, fotógrafa y viajera nacida en Boston, criada y residenciada en Caracas, @arianuchis

“Hay mañanas en las que me pregunto con angustia por qué estoy aquí. Hay otras en las que estoy absolutamente convencida de que no existe ningún otro lado en el que yo quiera estar.

Cuando digo estar es vivir.

Amo viajar. Es mi oficio, es el movimiento en el que baso toda mi profesión. Salir, ver, sentir y relatarlo en palabra e imágenes.

Amo hacerlo por el mundo, lejos, sentirme perdida, sorprenderme con otras culturas, otros paisajes, otras maneras de ver el mundo.

Foto Arlette Montilla

Lo sé porque he estado afuera y he trabajado afuera. Gocé haciendo 3 Travel Bloggers por el mundo. Hice amigos hermosos, aprendí muchísimo como persona y como profesional. Además, la distancia me ayuda a entender cosas, a sacarme la mirada del ombligo y comprender panoramas más amplios. Por eso sigo y seguiré viajando a otras latitudes.

Pero cuando más tiene propósito lo que hago es cuando estoy en Venezuela. La fibra se me mueve distinto, el sentido de pertenencia me alborota el orgullo o me hiere profusamente. Porque es aquí donde con más intensidad me duele y me emociona. Es aquí donde jamás me es ajeno, donde siento que puedo cambiar cosas, impulsar otras, levantar ánimos, encender esperanzas, movilizar conciencias, sacudir designios.

Porque nunca, nada, jamás, se podrá comparar a la experiencia de hacer Dos de Viaje en mi país. Una producción cuesta arriba y tantas veces dolorosa, un empeño a contracorriente que inspira a miles e impulsa a muchos. Hacer un programa que muestra, que rescata audiovisualmente lo mejor del país en medio de esta crisis que todo lo arrasa, es una gesta a contracorriente que agota y eleva a la vez. Y yo eso, trabajar con un propósito, no lo cambio por nada. Los mensajes, las sonrisas, la esperanza, el agradecimiento, el profundísimo amor que recibimos.

Dos de Viaje en Zulia, Foto Angela Rincón

Y no, no me siento heroica. Por el contrario: a veces me castigo y me parece que he sido súper cobarde porque mucho más rudo es irse y comenzar de nuevo. Siento que me pesa ese pasaporte americano que me abre las puertas de la migración y me la ofrece como un tesoro que irresponsablemente desecho.

Pero cuando me pongo pragmática, termino llegando a la misma conclusión: la vida es jodidísima y cada quién elige su jodido.

El mío es aquí.

Aquí donde crecí, aquí donde me duele, aquí donde estoy y quiero estar”.