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Estamos felices. Conmovidos. Han sido unos días de intensos torbellinos y destellos: de tristeza, duelo, de lluvias repentinas, con dupla de arcoiris. Y en el medio de eso, Teodoro nos reunió. Nos encontramos para hablar de tantos momentos que permanecen intactos en nuestra memoria. De aquella vez que Milagros Socorro viajó desde Maracaibo a Caracas para revisar las notas que sacaba Teodoro en la Escuela Experimental Venezuela. De los muchos encuentros en los que Alonso Moleiro escuchó sus confesiones. De aquel día en el que Pedro Pablo Peñaloza se graduó de comunicador y no esperaba que ese señor que admiraba fuera a su fiesta. De cuando Victor Amaya se enteró que Teodoro pidió corregir un gazapo en un crucigrama. De las veces que Xabier Coscojuela lo vio alentar el debate en la redacción: «Teodoro no quería que Tal Cual muriera con él». De la sorpresa del médico que estaba de guardia cuando se escapó del hospital militar. De la tortura china-maracucha que sintió cuando posó para la portada de la revista Clímax, en esa entrevista donde dio el tubazo de que se lanzaría a candidato presidencial. De la preocupación que le comentaba a su vecina, Caroline Oteyza, porque su tortuga tuviera siempre lechuga fresca. De esa timidez que conocía bien Azucena y que él siempre lograba  escudar.
Cada una de las historias  nos dibujaron el perfil de Teodoro, no sólo como un político, periodista e intelectual excepcional, sino como un hombre sencillo, sensible y culto. Como nuestra intención no es construir vida de Santos, también hablamos de sus desaciertos y equivocaciones. Aunque, en algo hubo un categórico consenso: su honestidad e integridad moral son incuestionables. La tertulia se convirtió en un rico diálogo que hizo mágica la noche (incluidos algunos apagones de luz, cinco en total, que para algunos eran señales del mismísimo Teodoro que se manifestó en la sala).
Qué mejor manera de despedirlo que haciendo política, porque La Íntima, en Suka Bar,  se transfiguró -a casa llena- en una pequeña ágora en la que se generó una empatía especial y un intercambio de ideas que construyen ciudadanía.
Gracias a Ron Santa Teresa, la familia de Suka Bar, Artefacto Media, Ikigai Estudio y a nuestros invitados por permitirnos esta oportunidad. #HablemosdeTeodoro
HablemosDeTeodoro