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Las estatuas religiosas le ponen rostro a Dios y lo acercan a la imagen del hombre. Cuando se rompen o deterioran también se quiebra la identidad y patrimonio histórico de quienes las veneran. Restaurarlas preserva o actualiza las formas en la que una nación se ve a sí misma. Por eso Oscar Salomón se esmera en conservar tanto la integridad material como el valor de las representaciones religiosas de santos, vírgenes, cristos y otras deidades. Más que un arreglo estético, lo importante es mantener la historia que representa cada figura. 

Crónica y fotografías: Cristian Hernández.

La cabeza de una virgen Dolorosa mira al techo con ojos llenos de lágrimas. Las termitas dejaron descubierto el lado derecho de su rostro, que perdió el acabado de pintura y ahora muestra la madera hueca y podrida bajo la mejilla. Oscar Salomón la recogió de un basurero después que una señora de un templo católico la cambió por la cabeza de un maniquí. La Dolorosa es ahora un busto que decora un rincón de su taller en Caracas, donde Oscar trabaja como restaurador de imágenes religiosas. 

El lugar está lleno de estantes, gavetas y cajas donde guarda decenas de figuras y esculturas de todos los tamaños, de distintos materiales y varias épocas históricas: Cristos sangrantes llenos de grietas, santos decapitados y mutilados, arcángeles rotos en pedazos, vírgenes deterioradas por el tiempo, el descuido y los elementos. De distintos pueblos y parroquias de todo el país, los fieles envían sus santos para que Oscar los repare con sus manos. 

一El primer escultor, el que modeló e hizo la figura original intentaba decir algo, contar una historia. Quería que el espectador se impresionara, que se emocionara y hacerlo llorar. Que pensara “¡Qué duro!, ¡Qué terrible!, ¡Pobre Cristo!” 一explica Oscar. 

Como si vieran un actor que se expresa con la mirada, la postura corporal o la escena que representa en el altar, los devotos reciben el mensaje de los santos. Así todos pueden empatizar y ser testigos del sufrimiento que pasó Cristo, recibir su compasión y aprender de la dulzura y santidad del santo al que veneran. Es una de las formas más efectivas en la que el mensaje de la iglesia puede llegar a personas que no saben leer.

一Como toda pieza de arte, el propósito de las imágenes religiosas, de las esculturas y los santos es emocionar. Incluso se podría decir que quieren manipularte. 

Si alguien puede comprender la finalidad de las esculturas religiosas es él, que las describe como actores en una escena: Oscar también es actor de teatro. 

De hecho, fue gracias a las tablas que se convirtió en restaurador. Oscar también trabaja como escenógrafo y director de arte, donde es responsable de diseñar y construir el escenario, de encontrar o construir utilerías, objetos y estatuas que acompañan a los actores a interpretar su papel. Fue la actriz Tania Sarabia, que estudió restauración de arte en México, quien lo animó a dedicarse a la restauración. 

一Me dijo, “si sabes hacer figuras, también sabes cómo arreglarlas”. 

Durante algunos años vendió santos por encargo, pero hizo la restauración su oficio. Cuando su casa le quedó pequeña para guardar los materiales y las piezas en las que estaba trabajando montó un modesto taller en la parroquia Chacao, donde trabaja desde hace más de 35 años. 

Hoy con 61 años, Oscar puede hablar durante horas sobre las obras que pasan por sus manos. Conoce las historias y orígenes de los santos, la forma como están representados y cómo han cambiado con el tiempo. Su investigación y experiencia le ha dejado claro que, además de su significado religioso, estas esculturas tienen un valor histórico y patrimonial de la nación, algo que sus clientes no siempre pueden comprender. Gente que, por ejemplo, quiere cambiar el niño que carga una virgen “porque es muy feo”, y prefieren traer otro de España, uno “mejor”. 

En una oportunidad le llegó un santo que para su tamaño pesaba demasiado. Cuando lo revisó descubrió que le habían hecho una sotana de cemento. Debajo de los escombros descubrió una imagen distinta, un pastor de ovejas. 

一Al igual que nosotros, las cosas que creamos también necesitan de cariño y cuidado. Cuando nos duele una muela vamos al odontólogo, nos sentimos mal y vamos al doctor. Y cuando a una imágen se le rompe algo la llevamos a un restaurador 一reflexiona Oscar sentado en su espacio de trabajo, una mesa bien iluminada, rodeada de estantes con herramientas, tornos, taladros, pulidoras, pinceles, frascos de químicos, yeso, resina, barniz, pegamento, pigmentos y otros materiales que utiliza­. 

一Las piezas sufren por los estragos del tiempo, acumulan hongos y bacterias, se llenan de polvo, sufren maltratos y golpes. A muchas no las cuidan y les hacen daño. Les pasa igual que a un ser humano que vive, se enferma y envejece. Pero en nosotros siempre está la capacidad de regenerar y volver a curarnos, de querer protegernos. Lo importante del ser humano no es si eres bonito, feo o bien proporcionado. Es lo que viviste. Igual pasa con las imágenes y con las antigüedades. No es solamente si son bonitas o bellas, sino lo que vivieron y en qué ayudaron a alguien, en cómo les apoyaron emocionalmente y qué función cumplieron en una época. Como una persona que pasó por un infarto tiene que cambiar su estilo de vida, una pieza restaurada también tiene que cambiar. A veces es importante dejarles las cicatrices, porque son como los traumas que pasamos que se superan pero no se olvidan. Si nosotros que somos la creación divina y perfecta de Dios, cuidándonos o no nos estropeamos mental y físicamente, porque hay gente que no se cuida, imagínate lo creado por el hombre, que no tiene el mismo poder divino 一explica con detalle el restaurador.

Oscar cree que estos objetos hablan de nosotros, son una referencia de nuestro pasado y hasta de nuestro porvenir. Por eso insiste en que instituciones públicas y privadas, como Fundapatrimonio y el Museo Sacro, que tienen la responsabilidad y los recursos para resguardar el patrimonio cultural histórico, deberían estar al frente del esfuerzo por buscar, investigar, catalogar y preservar las incontables piezas que están regadas por todo el país.

一Hay demasiadas cosas perdiéndose. No hay registro de quien las hizo, en qué año se hicieron, de donde las trajeron o quien las donó a las parroquias. En nuestras iglesias se consiguen imágenes de más de cuatrocientos años, que probablemente existían cuando vivió Simón Bolívar, Francisco de Miranda o el Negro Primero. Siempre le digo a mis clientes que quizás Páez, Sucre y los demás próceres les rezaron. Esto es una muestra de nuestra historia, el mestizaje y el sincretismo de nuestro pueblo. En ellas quedaron expresiones de la cultura y la artesanía de los esclavos y nuestros pueblos indígenas. 

Explica que durante la colonia no todas las imágenes y pinturas religiosas eran traídas de España, ya que hubo artesanos y talladores esclavos y mestizos con su propia cultura y religiones. Sus manifestaciones se escondían en la artesanía y la talla, en la forma y las características físicas, vestidos, símbolos y objetos que les daban a los santos, en las historias que contaban sobre ellos y la personalidad que le otorgaban. Por eso existen santos y cristos negros en todas partes del país y de Latinoamérica. El imaginario se convirtió en una forma de preservar sus creencias y mantener vivos los dioses y otros elementos de su religión.

La antropóloga Michaelle Asencio en su libro Las Diosas del Caribe (2007) explica que los esclavos y otros mestizos usan máscaras de blancos sobre los dioses negros: “Shangó está identificado con Santa Bárbara como Ogún lo está con san Jorge. El creyente conoce y reconoce a los dos como separados pero identificados. (…) Es la mirada del esclavo sobre la estampa o sobre la estatua del santo o de la santa la que produce la identificación a partir de sus rasgos visibles: el color de los vestidos, los atuendos y adornos de la figura, los objetos asociados, el paisaje de fondo en el caso de una pintura, la gestualidad. San Jorge es Ogún porque las litografías cristianas lo pintan como un joven vestido de armadura y casco, con una lanza en la mano matando a una bestia horrible que yace a sus pies. Ogún, el herrero en África, hacedor de lanzas y de utensilios de labranza, se transformó en América en dios de la guerra para sostener y animar a los esclavos en su lucha por la libertad”. 

Las obras existen en un momento histórico, y cuando los pueblos cambian ellas también cambian. Oscar señala que una pieza del siglo pasado luce otro acabado, están hechas con una técnica más delicada y trabajada, con materiales específicos como madera, piedras preciosas y ojos de vidrio. Los artesanos solían usar colores vivos y darles mucha decoración; las vírgenes vestían con muchos azules, dorados, colores perlados y flores. 

Oscar lamenta que actualmente se tiene la idea de que vestir a los santos con colores gris y blanco los hace ver más elegantes. En las figuras de ahora se usa mucho la cerámica, resina en molde y plástico en tonos neutros y desaturados.

一La Virgen de Coromoto era distinta a la que tenemos ahora. Tenía un vestido verde, el color representaba otra cosa. El trono que tiene ahora no era un trono, era el arco de la choza de un indio.

Es aparente que muchos feligreses y sacerdotes aprecian las obras más por su significado estético y decorativo que por la historias que se les asocia y las lecciones que transmiten. 

一En una iglesia, que no voy a mencionar, había murales antiguos por todos lados, de pintores de la época cuando la construyeron, y el cura decía “ay, se ven viejos, como sucios”… y mandó a pintar toda la iglesia de blanco y tapó los murales, los borró.

Una restauración correcta valora y respeta el trabajo y el mensaje de los artistas que nos precedieron. El trabajo que hace Oscar, más que reparar el daño o embellecer una escultura, se trata de preservar, de recuperar y mantener la intención, la pincelada y el mensaje original de la obra sin intervenir en la medida de lo posible. Por eso en algunos casos trata de usar materiales no permanentes, que se pueden retirar fácilmente para tener acceso a la pieza original y poder preservarla. Incluso aprueba con entusiasmo las técnicas de algunos museos modernos de Europa, donde se utilizan agregados de materiales transparentes, como acrílicos, que muestran la forma de las obras y objetos arqueológicos aunque le falten fragmentos o extremidades. 

El precio de una restauración puede variar desde trabajos sencillos de 50 dólares, hasta proyectos largos de mucha complejidad que pueden estimarse en varios cientos de dólares. Depende del estado de deterioro, la antigüedad de la pieza y los materiales que hacen falta, debido que a veces se necesitan materiales específicos, acordes a los originales y algunos de ellos no son fáciles de conseguir. Oscar también considera al cliente del proyecto, ya que una comunidad o un pueblo pequeño del interior muchas veces no tienen recursos suficientes y recurren a esfuerzos colectivos para el traslado de la imagen a Caracas y el pago de la restauración. Esos obstáculos y la falta de información y documentación sobre las obras, poca preparación de los restauradores y falta de apoyo institucional puede provocar que ocurran malas restauraciones.

Recuerda un episodio: una estatua de San Antonio de una familia con mucha historia, el tipo de figura que él califica como “de pedigrí”, a la que habían intervenido de forma muy fuerte. Tras la revisión encontró capas y capas de mastique de carro, fibra de vidrio, entre otros. Lo retiró todo hasta dar con la forma original y notó que el santo había perdido sus dedos. Como la intención es preservar, le presentó la obra a su cliente. Sin los dedos. La mujer no quiso aceptar el trabajo. 

一Algunas personas me dicen “pero la virgen no era así”, y yo les digo, “¿cómo sabes? ¿Tú la viste? ¿Hay fotos? ¿Quién sabe cómo eran? Son piezas de hace 500 años, a menos que me muestres la investigación antropológica de cómo eran, nadie sabe eso. Las personas no saben del valor de sus santos, o no les paran. No se dedica el tiempo ni se instruye personal para cuidar las imágenes. Por eso hay tantas intervenciones en piezas coloniales, otras terminan abandonadas en depósitos o las tiran a la basura porque se ven viejas.”

 

Oscar ve mucho más que una estatua. Quisiera que quienes los veneran entiendan su importancia y significado, cosa que solo se logrará cuando cambie la relación que tienen con ellas.

一¿Qué buscas tú en los santos? Un medio de comunicación con Dios. Pero como antigüedades, como valor histórico o patrimonial, como obra de arte, como reliquia, como reflejo de quienes somos como pueblo, y como símbolos de nuestra conexión y relación con nuestro creador, son invaluables.

Después de moverlas para hacer las fotografías de esta crónica, Oscar regresa las figuras al lugar donde estaban. La mayoría no han sido atendidas por primera vez, todavía lucen una apariencia lamentable. Otras ya fueron limpiadas y recuperaron las partes que perdieron, solo falta pintarlas y embellecerlas. Bajo el cuidado y la mano experta del restaurador es cuestión de tiempo antes de que regresen a los altares.