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Estas historias ilustran la movilidad humana, la realidad migratoria global a través del fútbol y cómo las principales oncenas candidatas a quedarse con el campeonato del mundo están compuestas por migrantes o hijos de padres que tuvieron que huir de su país de origen.

Son relatos que también cuentan la vida de los futbolistas referentes en sus selecciones y que, antes de jugar al fútbol, eran refugiados. Una crónica que resalta el impacto de la migración en las 32 selecciones que se disputan la copa en Qatar

Yohennys Briceño Rodríguez

Fotos de la portada Getty Images y EFE

—Hay al menos nueve futbolistas que podían estar jugando este partido con la camiseta de Ghana –dice el comentarista del partido donde la selección africana perdía por dos goles frente a Uruguay. 

—¿Me das los nombres? –responde el narrador. 

—Entre esos nueve están un tal Memphis Depay y un Cody Gakpo –lanza con evidente sarcasmo, haciendo referencia a los delanteros que, entre los dos, le han regalado cuatro goles a Países Bajos en lo que va de mundial. 

—Con esos dos sí me quedaría. 

Hasta ese momento, Gakpo era uno de los goleadores del torneo. El joven delantero nació en Países Bajos pero su padre es ghanés. Esa conexión le permitía jugar para los africanos, pero él decidió ponerse la camiseta de la naranja mecánica. Lo mismo hizo Depay.  

En Qatar 2022 cobra mayor fuerza esa frase de que “el fútbol es como la vida”. Pero valdría la pena agregarle, además, que refleja la realidad que vive cada país donde se practique este deporte. El fútbol refleja la migración en todo el mundo, muestra resultados de las políticas de acogida de cada Estado, evidencia los grandes beneficios que pueden aportar los migrantes, ávidos de trabajo para conseguir una mejor vida, al lugar que acepte recibirlo, que los integre. 

137 son los futbolistas que nacieron en un país y representan a otro en Qatar. Eso equivale al 16,5% del total de jugadores. Y cuando se escarba en las vidas de los 832 convocados y algunas selecciones, el resultado es que, por ejemplo, el 60% de la plantilla francesa –actual campeona del mundo y gran candidata a repetir el título- está compuesta por migrantes o hijos de migrantes. La mayoría de ellos son el músculo de esa selección. Sus aportes le han permitido ganar torneos y subir en el ranking de la FIFA.  

Parece que hace falta voltear los ojos hacia el fútbol y evaluar los beneficios que los migrantes le ofrecen al deporte y a las sociedades. Personas que en muchos casos se ven forzadas a huir y que sus pasos por un mejor destino revelan la grave crisis de movilidad humana que siempre ha existido y que está lejos de terminarse. Este mundial tiene 55 jugadores más de los que en Rusia 2018 defendieron colores distintos a los del país donde nacieron. 

Marruecos es quien posee la mayor cantidad de jugadores migrantes en su plantilla. Esa selección se ha convertido en la cenicienta del mundial al clasificarse a octavos de final como primero de grupo, contra todo pronóstico sensato. De los 26 jugadores convocados, 14 nacieron fuera de sus fronteras, incluyendo a sus referentes de ataque. 

De las 32 selecciones clasificadas, solo cuatro están compuestas únicamente por futbolistas nacidos dentro de su territorio; Argentina, Brasil, Corea del Sur y Arabia Saudita. 

Pero en cada uno de los países representados en Qatar hay un migrante o un hijo de alguna familia que se vio obligada a huir de su hogar por un conflicto armado, por escasez o por la necesidad de encontrar un lugar mejor. 

Algunos de los futbolistas que mejor regatean, enganchan y desbordan en el terreno de juego tuvieron que hacer algo similar en su travesía migratoria. Solo que afuera los rivales eran armas o hambre, y cada regate o pared lo hacían para librarse de ello. En este caso la victoria no la definía una esférica entrando al interior de una portería, sino la posibilidad de sobrevivir. 

Otros supieron del destino que les podía deparar si sus padres no hubieran tenido el valor de llevar a cabo ese mano a mano por ellos y darles la asistencia para que hicieran el gol que los convirtió en los mejores futbolistas de sus selecciones.

El Alphonso que nació como refugiado

Foto Getty Images

Con la dorsal 19, el joven Davies de 22 años logró una hazaña histórica para Canadá: anotar el primer gol de esa selección en un Mundial de la FIFA. Antes ya había conseguido clasificar a los norteamericanos a Qatar 2022, un hecho que no ocurría desde México 1986. Alphonso Davies es probablemente la figura más representativa y referente de ataque de su selección –ya eliminada del mundial-. Defiende los colores rojo y blanco porque allí creció desde los cinco años. Antes, su hogar fue un campo de refugiados en Buduburam, Ghana. Ese fue el espacio seguro que encontraron sus padres cuando salieron de su natal Liberia huyendo de la guerra civil de los noventa.

Llegó a Canadá gracias a la política de reasentamiento de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Ahí vio la nieve por primera vez y practicó diferentes deportes, hasta que encontró en el fútbol su camino a seguir. 

—Si bien el campamento de personas refugiadas proporcionó un lugar seguro para mi familia cuando huyó de la guerra, a menudo me pregunto dónde estaría si me hubiera quedado ahí y no me hubiera beneficiado de las oportunidades que obtuve gracias al reasentamiento. No creo que hubiera llegado a donde estoy ahora –contó Davies en una entrevista para Acnur tras ser nombrado Embajador de Buena Voluntad Global.  

Foto cuenta de Instagram de Alphonso Davies @alphonsodavies

De raíces ghanesas y padres liberianos es el jugador que marcó la historia futbolística de la selección canadiense, una realidad que responde a las políticas de acogida a los refugiados que el país norteamericano ha implementado. A los 15 años Davies obtuvo la ciudadanía del país de la “hoja de maple” y, a los 16, debutó con la selección.

Foto cuenta de Instagram de Biosteel Sports @BioSteelSports
Foto cuenta de Instagram de Alphonso Davies

El lateral no es el único refugiado convocado. El arquero titular de los canadienses, Milan Borjan, tampoco nació en ese país. Su origen se asienta en Knin, una ciudad que cuando Borjan nació en 1987 pertenecía a la República Serbia de Krajina y hoy forma parte de Croacia. Sus padres huyeron durante la Operación Tormenta que se realizó en esa ciudad en 1995 y que cobró la vida de unas 2.500 personas. Llegaron a Serbia y de ahí partieron hacia Canadá cuando el guardameta tenía ocho años.

39% de los jugadores convocados por la selección de Canadá eran migrantes o hijos de migrantes.

Camavinga creció en un campo que no era de fútbol

De piel oscura, y siempre con unas trenzas en su cabello, trota hacia el centro del terreno como titular y dueño del mediocampo de la selección francesa durante el último partido de la fase de grupos. Su nombre es Eduardo Camavinga, pero en el fútbol se le conoce solo por su apellido.

Representa a Francia en la Copa Mundial aunque nació en Angola. De hecho, sus primeros momentos de vida fueron en un campo de refugiados en Miconge, una localidad ubicada cerca de la frontera con la República Democrática del Congo, el país donde nacieron sus padres y del que tuvieron que huir a causa de los conflictos civiles.

Foto Getty Images

—Mi familia huyó de la guerra, así que nací en un campamento de refugiados en Angola. Mi madre y mi padre me trajeron a Francia en busca de una nueva vida (…) –contó a Acnur el mediocampista francés.

Foto cuenta de Instagram de Eduado Camavinga @camavinga

En 2020, Camavinga se convirtió en el jugador más joven en debutar con la selección francesa en los últimos 100 años. Hoy compite por un puesto como titular para defender el mediocampo de los actuales campeones del mundo, en medio de un grupo repleto de futbolistas con orígenes africanos.

Foto cuenta de Instagram de Eduardo Camavinga
Foto de Jordan Bajo @jordan13ajo
publicada en la cuenta de Instagram de Camavinga

Como Kylian Mbappé, la estrella de los “Blues” que nació en Bondy, Francia, pero es hijo de migrantes; su padre es camerunés y su madre argelina. 

En Francia, el 60% de los futbolistas son migrantes o provienen de padres que salieron de su país natal. Es, además, el país de origen de la mayoría de los futbolistas que no representan al lugar donde nacieron (27%).

Los Williams defienden escudos diferentes

Fotos Getty Images

Los hermanos Williams nacieron en España. Iñaki, el mayor, nació en Bilbao en 1994 y Nico en Pamplona en 2002. Pero sus padres María y Félix son refugiados ghaneses. 

—Sabía que mi papá tenía problemas en las plantas de los pies pero no que fuera porque había caminado descalzo por la arena del Sahara a 40, 50 grados -contó Iñaki en una entrevista al medio inglés The Guardian. 

Foto cuenta de Instagram de Iñaki Williams @williaaaams11

Para llegar hasta España, los padres de Iñaki y Nico anduvieron en un camión con otras 40 personas, luego caminaron por días a través del desierto del Sahara.

—La gente cayó, la dejaron en el camino, a la gente la enterraron. Es peligroso: hay ladrones esperando, violaciones, sufrimiento. Algunos son engañados. A los traficantes les pagan y luego a medio camino dicen: “Aquí termina el viaje”. Echarte, dejarte sin nada: sin agua, sin comida. Niños, ancianos, mujeres. La gente va sin saber lo que viene, si lo lograrán -reflexionó en la entrevista-. Mi mamá dijo: “Si lo supiera, me hubiera quedado”. Ella estaba embarazada de mí pero no lo sabía.

Foto cuenta de Instagram de Iñaki

Después de aquel camino, escalaron la valla de Melilla –una barrera que separa a España de Marruecos– y fueron detenidos. Un abogado les sugirió que dijeran que provenían de un país en guerra para que no los deportaran. Los padres de los futbolistas rompieron sus documentos ghaneses y dijeron que eran de Liberia. 

Iñaki debe su nombre a un sacerdote que los ayudó y que es su padrino.

Foto cuenta de Instagram de Iñaki tomada por El Hormigueo @elhormiguero
Foto cuenta de Instagram de Iñaki

 Los Williams dejan un curioso dato en la historia de los Mundiales de la FIFA. Tienen los mismos padres pero representan a selecciones diferentes. Iñaki viste los colores de Ghana y es su principal referente de ataque, titular absoluto de esa selección. Nico se quedó con La Roja y lleva en su pecho el escudo de la selección española. No ha sido titular en Qatar pero tuvo minutos frente a Costa Rica y Alemania, en medio de una selección de grandes delanteros.

Ambas fotos cuenta de Instagram de Nico Williams @nicolas_williams9

Además de Nico, otros cuatro jugadores de la selección española tienen sus raíces en otros países. En Ghana son cinco los jugadores que nacieron fuera de sus fronteras, incluyendo a Iñaki.

El gol que Embolo no gritó

Foto Getty Images

En el fútbol hay una ley que todos respetan cuidadosamente: la ley del ex. Se trata de que un jugador no celebre los goles que le marque a sus antiguos equipos. A nivel de clubes esta ley se cumple religiosamente y es casi profético que uno de los futbolistas le haga un gol a su viejo club. 

En un mundial, la ley pocas veces se aplica. Ninguno puede ser ex jugador de alguna selección –por regla misma de la FIFA-. Sin embargo, en la primera jornada de la fase de grupos del Mundial de Qatar 2022 se dio un hecho que solo se puede definir como una aplicación de ley del ex a nivel de selección: Breel Embolo, jugador que defiende los colores de Suiza, no celebró su primer gol anotado en un mundial, ese que consiguió frente a la selección de Camerún, el país en el que nació y donde aún vive su padre.

El delantero nació en Yaundé, la capital de Camerún, pero cuando tenía cinco años se mudó a Francia con su madre y, de ahí, a Basilea en Suiza. A los 13 años empezó a jugar al fútbol en la escuela del equipo de esa ciudad, a los 17 debutó en primera división y recibió la nacionalidad. Poco tiempo después fue convocado para jugar en las juveniles de la selección europea.

Foto cuenta de Instagram de Breel Embolo @breelembolo97 tomada por la cuenta oficial de la selección masculina de fútbol de Suiza @Swiss_nati_men

—Si marco un gol intentaré no celebrar. Pero el fútbol es un deporte de emociones. Si lo celebro no será contra mi país natal, sino porque quiero ganar –respondió el futbolista en una entrevista previa al duelo entre suizos y cameruneses.

El delantero alzó las manos en señal de disculpas luego de anotar el gol que le dio el triunfo a su selección sobre los africanos. También marcó uno de los tres goles que llevó a los suizos a clasificarse a octavos de final. 

Foto cuenta de Instagram de Breel Embolo @breelembolo97
Foto cuenta de Instagram de Breel Embolo @breelembolo97

El 50% de los jugadores suizos son migrantes o hijos de migrantes. Al menos dos de ellos son refugiados, sus padres eran albaneses que huían de la guerra.

Sterling fue un niño dejado atrás

Raheem Sterling viste la camiseta con el escudo de los tres leones, esa que representa a Inglaterra. Y a pesar de la riqueza de la plantilla en cuanto a delanteros, él tiene un lugar importante en ese equipo que representa pero que no es del lugar donde nació. 

Él, su madre y su hermana son de Jamaica. Su padre también lo era, pero fue asesinado cuando el futbolista tenía dos años. Debido a la compleja situación en casa, la madre del delantero decidió migrar a Inglaterra para estudiar y dejó a los niños con su abuela. Ya en ese momento, el balompié era su aire para despejar los desánimos.

Foto Getty Images

—Durante algunos años, vivimos con nuestra abuela en Kingston, y recuerdo ver a los otros niños con sus madres y sentirme realmente celoso. No entendía completamente lo que mi madre estaba haciendo por nosotros. Solo sabía que ella se había ido. Mi abuela era increíble, pero todos quieren a su madre a esa edad –dijo en una entrevista para The Players Tribune.

Durante tres años, uno de los referentes de ataque de la selección inglesa –ya clasificada a los cuartos de final- fue un niño jamaiquino dejado atrás, como se le denomina a esos pequeños que se quedan en su país natal sin uno o ninguno de sus padres porque tuvieron que migrar.

Foto cuenta de Instagram de Raheem Sterling @sterling7 tomadas por la cuenta oficial de la selección inglesa @england

Luego, él y su hermana se reunieron con su madre en Londres. Todavía no tenía 10 años cuando se iba con ella al hotel donde trabajaba y la ayudaba a limpiar. Poco tiempo después empezó a patear balones otra vez. A los 15 años llegó al Liverpool. 

—Ese fue probablemente el momento más importante de mi vida. Toda mi misión era obtener un contrato adecuado para que mi madre y mi hermana no tuvieran que estresarse más. El día que le compré una casa a mi madre, probablemente fue el día más feliz que he sentido.

Fotos cuenta de Instagram de Raheem Sterling @sterling7 tomadas por la cuenta oficial de la selección inglesa @england
Fotos cuenta de Instagram de Raheem Sterling @sterling7 tomadas por la cuenta oficial de la selección inglesa @england

El delantero que corre moviendo los brazos simulando un aleteo, fue convocado a los 17 años para jugar con la selección inglesa. Hoy es su referente de ataque, el hombre que desborda, asiste y hace goles.   

Sterling no es el único jugador de Inglaterra que tiene un origen caribeño. Los padres de dos de sus compañeros de equipo también nacieron en Jamaica. Cuatro futbolistas más tienen raíces irlandesas y otros dos africanas. Sin embargo, el delantero es el único nacido fuera del territorio inglés.