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El mundo de las drag queens ha revolucionado a la comunidad LGBTI también en Venezuela. El arte de la transformación en Caracas tenía como principal protagonista a Arona Baker, interpretado por Aarón Mujica, quien falleció después de 20 años de trayectoria. Su obra ha inspirado a hombres y mujeres en el territorio nacional que, por las noches y con la ayuda de atuendos y maquillaje, se convierten en drags

Cuando el sol empieza a ocultarse en Caracas, las luces del camerino de un pub se encienden. Pero no todos los bombillos funcionan para iluminar bien la escena. Frente a un espejo, Aarón Eduardo Mujica Carvajal comienza a maquillarse. A transformarse. Primero se coloca la base, que seguida del polvo, tornan su mejilla afeitada aún más blanca hasta invisibilizar sus cejas. Los demás tonos van coloreándose poco a poco.

Todas las noches -al menos así era antes de enfermar y antes de esta pandemia- el primer drag queen de Venezuela salía al escenario del Cool Café con su show para interpretar a Arona Baker. La primera vez que lo hizo, hace 19 años, se sintió extraño.

—No me gustó. No era yo.

Dos décadas después, Arona Baker se ha convertido en una referencia para el mundo drag queen en Venezuela. Su personaje tan característico fue el primero en Caracas en distinguirse de los que interpretaban los travestis, quienes hasta entonces dominaban los escenarios de los locales LGBTI de la capital.  

—Un travesti es un hombre o una mujer que se trasviste y que trata de imitar a un personaje, para que alguien tenga la ilusión de ver a algún artista en escena. En cambio, una drag queen tiene un nombre en específico y crea un personaje. Todo lo que hago es de mi personaje interpretando a algo o alguien. Yo me llamo Arona Baker.

Desde el día de su nacimiento artístico, Aarón pasó a ser Arona Baker sobre las tablas. Para entonces, era asistente de una travesti a la que le habían pedido conseguir una drag que posara en una sesión de fotos para unas tarjetas de navidad. Sin consultarle mucho, la travesti para la que Aarón trabajaba lo eligió como drag, preparó el espectáculo y lo bautizó: Arona por Aarón, y Baker por Joséphine Baker, la vedette franco-estadounidense.

—Eso fue el fin de semana y ya el martes era el show. Hasta entonces, yo veía a las travestis como ellos allá y yo aquí.

Para encajar de forma diferenciada en un mundo de travestis, Arona Baker buscaba interpretar lo que nadie interpretaba. Le llevó tiempo entrar en el elenco del Zigzag, el local donde trabajaban las travestis más famosas de Caracas.

—Me ponían a abrir y a cerrar. Para no pelear con ninguna, trataba de hacer lo contrario de las demás en el show individual. Como quería darle un lado cómico, buscaba cualquier cantante de pop no conocida. Antes me tocó hacer Paulina Rubio. Imagínate, el marico de dos metros haciendo de Paulina Rubio.

La vida errante que tuvo en sus inicios Arona Baker como drag en Caracas dista mucho de la aceptación que tienen hoy día los drags en Venezuela. Gracias a internet, los drags se han convertido en un símbolo de la comunidad LGBTI a nivel global. El reality show RuPaul’s Drag Race, por citar un ejemplo, acumula once temporadas y cada una de sus ediciones es seguida por millones de personas en todo el mundo, particularmente por público LGBT. Este programa ha llevado a la fama a más de 120 drag queens durante todas sus temporadas, lo cual ha catapultado la popularidad internacional de los drags.  

Otro caso es la Gala Drag Queen de Las Palmas de Gran Canaria, en España, el cual ha tenido réplicas incluso en Venezuela con la Gala Drag Queen Venezuela, que se realiza desde 2017. Abiguey Guerra fue la segunda finalista de este concurso, en su edición de 2019, con el personaje Abiguey Evermore. Dos años antes, consiguió entrar al Cool Café como bailarina tras ganar una competencia contra otros seis bailarines varones. Abiguey es una mujer cisgénero: desde su nacimiento, es considerada mujer y siempre se ha reconocido como tal.

—Fui bailarina callejera hasta que llegué al Cool Café. En las revistas, me incluyeron como bailarina y también como actriz fonomímica. En los shows, me exageraba el maquillaje, decía que era tropical y me echaba todos los colores en el ojo.

Ese maquillaje exagerado generaba reticencias en ciertas personas, pues se asemejaban a las drags queens y Abiguey es una mujer. Generalmente, quienes hacen de drag queen son hombres que exageran la feminización interpretando personajes con nombre y apariencia de mujer, aunque con maquillajes recargados, pelucas y hasta lentes de contacto. Nada impide que una mujer pueda también tener esa apariencia.

—Yo había pensado en meterme en el mundo drag queen, pero acá las mujeres no hacen eso.

La existencia de mujeres drags no es algo exclusivo, pues el monopolio de hombres cis en el mundo drag se ha acabado. Peppermint, segundo lugar en la novena temporada de RuPaul Drag’s Race, es una mujer trans. Ese cambio de cosmovisión ha afectado incluso a RuPaul Charles, que ha debido disculparse por afirmar que el mundo drag era exclusivamente para cuerpos masculinos.

Aunque fuera mujer, a Abiguey la convencieron de participar en la primera Gala Drag Queen Venezuela. En esa oportunidad, actuó en el intermedio y la presentaron como una mujer drag queen. No fue sino hasta el año siguiente cuando el dueño del local donde trabajaba la inscribió como participante en la gala.

—Él me dijo: el jueves tienes que venir maquillada y vestida de negro porque son las fotos oficiales de la gala drag queen. Me lancé a competir con gente de todo el país y quedé de tercer lugar. Desde ahí oficialmente me dieron el título de la primera mujer drag queen en Venezuela.

Gustavo Utrera, también artista y travesti en Cool Café, llegó al arte de la transformación a través de concursos. Desde hace tres años, comenzó a inscribirse porque le llamaba la atención el travestismo y lo que eso implicaba. Antes de esos concursos, nunca se había vestido de mujer. Ahora, a sus 26 años, después de pasar por tres nombres y de consolidarse como Verónica Lodge, ha comenzado a recibir el apoyo del público.

—Hoy en día, tanto los travestis como las drag queens estamos incluidos. Antes, para hacerlo, se ocultaban, pero hoy sales a la calle y la gente te reconoce y te dice lo lindo que eres.

Las horas pasan y Aarón Mujica comienza, con diferentes brochas, a poner color a su rostro. Sentado detrás del espejo, comienza a dibujarse una nueva imagen. Una de las mayores inversiones monetarias que deben hacer las drag queens es en maquillaje.

—Eso es una lucha en esta Venezuela madurista. Gracias a Dios viene La Parchita a maquillar.

Antes de ser La Parchita, Luis Peroza quería ser artista. La primera vez que se vistió de mujer fue en los Carnavales de 1989, por venganza a una expareja que no le gustaba que se vistiera con atuendos femeninos.

—Cuando llegué a la discoteca vestido de mujer la gente me decía “tú me pareces conocido”. Nadie me identificaba. El dueño de ese local en ese momento me dijo que me parecía a Tatiana Capote.

Desde el 22 de junio de 1989, Luis Peroza interpreta a La Parchita, inspirado en el personaje que Marita Capote, hermana de Tatiana, hacía en la telenovela Amanecer. En ese entonces, Peroza puso en escena el show de Marita.

—Es La Parchita porque era la muchacha que vendía parchitas en su pueblo. Ya tengo 30 años de vida artística con este personaje.

Al comienzo, a Peroza solo le atraía ser artista, bailarín. Pero con el tiempo, al entrar en el mundo del travestismo encontró una manera de ser artista y transmitir una magia.

—El travestismo y el drag queen tienen la magia de poder ser como un artista, aunque no lograste ser como ellos.

Entre todas las artistas que La Parchita ha interpretado, destaca la de Ana Gabriel.

—La que más he ha dado de comer y llevado por viajes ha sido Ana Gabriel. De hecho, yo la conocí y me felicitó.

Peroza tuvo oportunidad de conocerla en su faceta de maquillador profesional, al trabajar en canales de televisión y compartir espacio con diferentes artistas.

—Se ha liberado mucho la mentalidad cerrada. Ya esto es algo normal, es como cualquier actuación.

A lo largo de la actuación y de los años de carrera, los personajes se van constituyendo y asentando. Sean travestis o drag queens, las interpretaciones van adquiriendo un rol que se distinguen de las demás. Es una forma de expresión, que abarca desde lo físico hasta lo emocional.

—La Parchita se parece a mí en lo jocoso, lo divertido, lo optimista, lo buena vibra. Pero a veces yo he viajado y me traigo tres vestidos para La Parchita y no traigo ropa para Luis. Entonces me pregunto, “coño chica, ¿hasta cuándo voy a traer cosas para ti?”.

Las similitudes entre el personaje y la persona van variando con el tiempo. La identificación íntima en la puesta de escena del personaje ha acompañado toda la carrera de Arona Baker, como forma de expresión:

—Si estaba deprimido, hacía un show depresivo. Igualmente, si estaba amargado o si quería hacer un espectáculo en contra del maltrato a la mujer. Todavía lo hago, pero no tanto como antes porque hay shows más comerciales. La música siempre es tu instrumento de conexión. 

La expresión en una manifestación como la drag queen es predominantemente corporal y estética, aunque hay elementos comunes. En el caso de Arona Baker, su calvicie irrumpía.

—Cuando mi personaje nació, era calvo. No usaba peluca. Aún conservo la cabeza rapada cuando hago shows individuales, pero cuando estoy en Cool Café pertenezco a un elenco. Aún así, yo no me puedo etiquetar, porque tengo de todo: parte oscura, cómica.

Todo eso es lo que constituye su identidad dual, que muta con varias capas de maquillaje.

—Mi identidad drag es parte de mí, ya tengo veinte años en este peo. La actitud de todas cambia tras el maquillaje. Te ves en el espejo y eres el personaje como tal. Cuando cambias al personaje, asumes que eres Arona Baker.

Para La Parchita, la peluca marca el momento de transformación entre identidades.

—Cuando me maquillo, voy en el proceso de irme preparando. A veces siento susto por el humor del público, pero la transformación es cuando me pongo la peluca.

La utilización de atuendos y maquillaje en el arte de la transformación suele indicar el inicio de la actuación drag. Cuando Gustavo Utrera se maquilla y se pone la peluca, comienza a ser Veronica Lodge. Su piel morena contrasta con unos ojos que resaltan aún más por sus lentes de contacto verdes, accesorio indispensable en ciertos estilos drag. Con solo tres años de carrera y 26 de vida, Gustavo ha mostrado una evolución en su percepción artística.

—Mi fisionomía es más hacia travesti y a cuidar esos detalles de verme más mujer. Como drag se me hace difícil, aunque lo he intentado. Creo que la identidad va con el paso del tiempo. Este es mi tercer nombre (Veronica Lodge) y se me quedó marcado. Lo elegí por la serie Riverdale, me gustó el personaje y dije que quería ser como ella.

A pesar de la contemporaneidad del nombre que escogió, sus fuertes son las interpretaciones de cantantes como Whitney Houston. La magia de su actuación empieza después del maquillaje.

—La transición es cuando me maquillo. Realmente, mi personaje de Gustavo es muy diferente de Veronica Lodge y cuando me maquillo, me transformo completamente.

Para Abiguey Guerra, su identidad drag fue un elemento que se opuso a lo que parecía estar establecido.

—A mí siempre me llamó la atención el arte de la transformación. Siempre estaba pendiente de Aarón y me gustó lo que era la exageración del maquillaje. Las muchachas me decían “tienes que maquillarte más ligero porque eres mujer”, y yo “¡no!”.

A pesar de la exageración común que representa en sí mismo el propio personaje drag, Abiguey Guerra contrasta en personalidad y carácter con Abiguey Evermore.

—Abiguey, aparte de ser muy oscura, es payasa, pero sin micrófono. Si hablo en público me pongo nerviosa, tartamudeo. Pero como drag, al ponerme los lentes de contacto y las demás cosas, no me importa nada: yo hablo y hablo y hablo.

Eso mismo se refleja en la vestimenta. Mientras que normalmente Abiguey se define como oscura incluso en sus colores de vestimenta, su versión drag queen diverge.

—Cuando estoy de drag me gusta salir neón, de color. Mi drag queen siempre es colorido y si salgo oscura es porque me lo piden. Eso ha sido así desde mi primera presentación en el intermedio de la Gala Drag Queen, que me encontraron un vestuario con tiras neón. Gracias a Dios tengo el párpado grandísimo y me puedo maquillar de siete mil colores ahí.

Parece toda una cuestión de contrastes.

—Si quiero maquillarme de araña, busco la araña y al final, termino haciendo algo completamente diferente. Lo cambias todo, inconscientemente, y ahí es donde te vas descubriendo. La drag queen siempre refleja lo que tú ocultas.

El ahumado en la cara de Aarón ya está listo. Ahora toca maquillar los párpados, en negro, y formar unas nuevas cejas con curvas. Un cartón de bingo le sirve para delimitar con precisión los delineados que necesita en su rostro.

Aunque los shows sobre drag queens son cada vez más populares, no han surgido nuevos elencos permanentes en los locales nocturnos en Caracas. Actualmente, solo Cool Café mantiene una revista de drags. De igual forma, sus artistas trabajan también en shows particulares. Inclusive, la diversificación parece necesaria, tal y como lo ha asumido Luis Peroza/La Parchita.

—Me sigo viendo a futuro como La Parchita, pero yo tomé el maquillaje a nivel de negocios, porque llegará un momento que esto no se dará más. Es como decirte que Mirla Castellanos ya no es la estrella. 

Todo el camerino empieza a prepararse para una noche más, para dar pie al espejismo. La Parchita lo tiene claro.

—El arte de la transformación es una magia de horas y de momentos que después se acaba. Te queda la ilusión y te queda para volver a hacerlo otra vez.

Ya son las siete de la noche y Abiguey no comienza a maquillarse. Pero no deja de reír. De sonreír.

—A mí me encanta (ser drag). Siento que me desliga mucho del día a día, de todo lo que pasamos, los problemas familiares. Me subo en el escenario y se me olvida todo. Y creo que me volví adicta a todo.

Arona Baker vuelve a tomar su lugar en el camerino. Ya tiene los labios rosados, que combinan con un difuminado sobre sus ojos. Esta noche no le toca salir a la antesala, pero sí al show final.

—Todas las noches la gente espera algo de ti. Puede que estés deprimido, pero el escenario es el escenario. Somos famosas dentro del mundo de ambiente, pero fuera de ahí no.

Su proceso de maquillaje es, por momentos, mecánico. Pero también se abstrae del tiempo: sale, fuma, se sienta a hablar, vuelve, y sigue. Después de 15 años trabajando en el local, parece que siempre ha sido su destino manifiesto.

—Fue el camino que me llevo la vida. Yo soy hijo único y ser homosexual en los años 80 y 90 era muchísimo más complicado, y esta fue la única forma de expresión. La gente te acepta, te quiere, aprendes a apreciar lo que es un aplauso. Te vas nutriendo de eso y te vas volviendo adicto.

Por ahora, a Arona Baker solo le faltan unas piezas de pedrería, que va agregando una a una, alrededor de sus ojos. Afuera, los ensayos de los bailarines de la revista Las Vegas se toman un descanso.

—Esto me va a acompañar forever and ever together. Hay momentos en que dices “ay, qué ladilla, ¿hasta cuándo?”. Cuando eso pasa, te quedas en tu casa encerrada, pero a los tres o cuatro días, vuelves otra vez a luchar por la peluca.

Siete de la noche. El café abre, pero el camerino descansa. Como en estado de abstinencia. Faltan pocas horas para saciar la adicción, una noche más.

Epígrafe

Aarón Eduardo Mujica Carvajal falleció a los 49 años la noche del pasado 9 de junio, informó Cool Café en su cuenta de Instagram. Su legado se resume en 20 años de carrera como drag queen y en ser el principal referente del arte de la transformación en Venezuela a través de su personaje, Arona Baker. Esta fue una de sus últimas entrevistas, realizada en diciembre de 2019.