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Exótico por demás ha resultado el tour antropológico audiovisual por el estado mexicano de Sinaloa, así que seguimos instalados en la región de Nayarit, descubriendo toda la creatividad que puede surgir del indie federativo de México.

A cuarenta y dos grados bajo la sombra, el “ritmo yaka” (cumbia con tuba y tambora) de la Banda Cohuich irrumpe en el 2010 con un nuevo éxito: “La cumbia del mudo”. No sabemos cuál exquisitez folklórica nos gusta más de esta agrupación, en el video que honra a esta pieza: si la bandana que dice cohuich y el bolsito tejido que le hace juego, o el cinturón de borlas multicolores y los pantalones con venaditos bordados en punto de cruz.

Fili, Yuri, Charly, Neri, Leidy, Yanki, Mamerri y Camichín proclaman con orgullo en su página web www.cohuich.com que la orquesta dejó atrás aquellos tiempos de verbenas pueblerinas, y ahora goza del reconocimiento de una entusiasta fanaticada tex mex internacional. Ya en Tijuana se oye a todo lo que da. ¡Y no podría ser para menos! Con toda seguridad, esta última inspiración huicholense hará las delicias del público, a costa de quien se atreva a cantarla en un salón de karaoke, con cuatro rones entre pecho y espalda. Total, si a comienzos del nuevo siglo el «Chacarrón macarrón» arrasó en el continente, con casi cinco millones de reproducciones en youtube, más de veinte mil comentarios y con la trascripción de su letra que algún ocioso colgó en lyricsmania.com, ¿por qué no habría de lograrlo esta danza de balbuceos que hasta trasfondo institucional posee?

Lo más impresionante de “La cumbia del mudo” es su intención concientizadora y motivacional, ese “mensaje” sobre el trato justo y la comprensión hacia aquel que es socialmente “diferente”, a través de un videoclip que presenta un humor tan ramplón y cochambroso que lo insólito es tan sólo el comienzo…

El Mudo, famoso en el pueblo, está de cumpleaños y ha llegado vestido de limpio con bufanda verde y todo, en medio del tierrero y del calorón, para firmar autógrafos y celebrar. Un resentido con el bataqueo del homenajeado aprovecha que le duele la cabeza y en vez de acetaminofén, le pasa par de sildenafil o viagra. El Mudo, que también padece de estrabismo, no nota la diferencia y se toma la dosis antes de comenzar con su impresionante interpretación cumbiera, junto a los Cohuich: una farfulla de sonidos indefinidos, más propios de un chingo que de un mudo, acompañados de unos presuntos pasos de baile que bien reflejan la falta de oído, de gracia y de todo. En medio de su performance y sin ningún tipo de estimulación, el Mudo comienza a sentir que una parte de su cuerpo comienza a llevar su propio ritmo. Sin entender mucho, confundido y desesperado, ahuyenta a sus compañeritas de coreografía pero impacta a su maquillador. Corre avergonzado a esconderse en su casa, donde continúa la comedia de enredos, pues tal parece que el problema ni siquiera es de hiperestimulación eréctil, sino más bien de priapismo. Las vecinas continúan espiando, ¡y el maquillador también!, así que el chisme corre como pólvora y ahora el pueblo está convencido de que el Mudo, aparte de lujurioso descocado, es un sodomita que no perdona a su papá o a su abuelito (no nos queda claro con quién vive).

Tratando de huirle a la turba enfurecida (y al maquillador) y con dificultad para correr por la magnitud de su “elevación”, el Mudo se lanza dentro de la primera ventana que consigue abierta. Sin embargo, sus desgracias no han terminado. La ventana corresponde a la habitación de una paisanita desdentada, cejijunta y bien rolliza, que contempla aquel plato fuerte y no duda en degustarlo sin aperitivo por delante. El Mudo sobrevive al linchamiento, pero no a las urgencias de una mujer apasionada. Acto seguido aparece en pantalla el insert con el mensaje final: “Nos burlamos de la gente diferente por miedo a que superen nuestras capacidades / El Cielo es el límite. Lucha por lo que quieres!”. ¡¿?!

Hay quienes son partidarios de enviarle el Cartel de Juarez a los Cohiuch. Pero hay otros que no solamente los admiran, sino que los emulan. Tal es el caso de los integrantes de la banda Furia Latina, que, con sus trajes verde manzana iridiscente, versionaron la «Cumbia del mudo» e incluyeron su propio mensaje sobre el manejo prudente de las donaciones a los discapacitados.

En el siglo veinte, ya Nayarit dio de qué hablar cuando vio nacer a Luis Ernesto Miramontes Cárdenas, creador del primer anticonceptivo oral. Ahora, en el veintiuno, y a falta de Naciones Unidas, la Banda Cohuich puede poner a su tierra de nuevo en el tapete mundial al introducir un género revolucionario comunicacional y de concientización sobre derechos humanos, con “La cumbia del mudo”, por la defensa de todos aquellos chingos, sordos, ciegos y cachondos. ¡¡¡Diox!!!