El miércoles 11 de febrero de 2009 se realizó en Guarenas el cierre de campaña por la Enmienda Constitucional, la cual proponía la reelección del presidente de la República. Hugo Chávez asistió en una caravana en la llamada recta de Menca, la emblemática Urbanización Menca de Leoni, compuesta por bloques parecidos a los del 23 de Enero en Caracas. Fue allí donde comenzaron los disturbios del Caracazo en 1989. Luego la rebautizaron Urbanización 27 de Febrero, aún cuando sus habitantes rechazaron en su momento esa imposición de cambio de nombre.
En aquella época yo trabajaba como redactora en la página web www.radiomundial.com.ve, perteneciente al circuito radial YVKE Mundial. Era un medio oficialista más no oficial, ya que no formaba parte de los medios adscritos al Ministerio de Comunicación e Información.
Ese día, para movilizar a personas de todo el estado Miranda hacia Guarenas, se utilizaron muchos de los autobuses del transporte público de la zona, por lo que era difícil subir a Caracas. Así que decidí no ir a trabajar y en cambio me fui hasta Guarenas para tomar fotos de la caravana de Chávez y montarlas luego en la página web.
Fui sola, con mi cámara y mi carnet de prensa. Llegué como a las tres de la tarde a una zona cercana a la conocida redoma de El Samán, donde empieza la Urbanización Menca. Le pregunté a un Guardia Nacional dónde estaba la gente de prensa para unirme a ellos. Me dijo que había un camión donde estaban todos los del Minci. Fui hacia allá y estuve a punto de montarme en el camión pero decidí que me quedaría en la calle con la gente y así podría tomar mejores fotos.
Las calles estaban cerradas y era muchísima la gente que esperaba a Chávez. Vi a lo lejos un helicóptero y a los pocos minutos apareció el camión donde se encontraba el presidente acompañado de una de sus hijas, de Diosdado Cabello y de otros pocos dirigentes oficialistas, además por supuesto de sus guardaespaldas. La gente se alborotó y comenzó la caravana. Obviamente era difícil avanzar con la cantidad de gente, pero tuve la suerte de estar cerca del comienzo de la caravana, lo que me permitió estar a unos tres o cuatro metros de distancia del camión y tomarle un primer video a Chávez en su llegada.
Los siguientes minutos fueron de mucha tensión ya que la multitud era muy densa y fui arrastrada por una marea humana, sentí pánico en algún momento pues pensaba que un mal paso me haría caer y me aplastarían, o peor aún si a alguien se le ocurría por ejemplo disparar un tiro y asustar a todos podría haber una masacre.
Esa fue la clase de pensamientos que se me cruzaron en esos pocos minutos, pero inmediatamente esa marea humana se disipó, y durante todo el recorrido hubo suficiente espacio y yo diría que bastante disciplina de la gente para marchar con la caravana.
Comencé a tomarle fotos a los edificios que mostraban pancartas y fotos del presidente, y a los lugares donde se asomaba mucha gente. Nunca había estado en una concentración chavista. Mucho colorido, mucha emoción, un ambiente festivo, muy parecido a un concierto multitudinario en La Carlota, por ejemplo. Las banderas, los afiches, las consignas.
Había otros dos camiones detrás del de Chávez, el de la prensa y otro donde iban Nicolás Maduro y algunos otros funcionarios. A pesar de la cantidad de gente no me pareció que hubiese tanta seguridad. No vi helicópteros revoloteando la caravana, no había más guardias nacionales que los que estaban en los camiones, no vi entre la gente ningún cuerpo de seguridad. Solo estaban apostados en calles paralelas, así que el comportamiento de la gente se me hizo supercivilizado dadas las circunstancias. Hasta donde yo supe, no hubo incidentes que lamentar.
En un momento la caravana avanzó mucho y yo me quedé atrás. La gente decidió meterse entre los edificios para tomar un atajo y poder alcanzar a Chávez más adelante. Me metí con ellos, corrí entre los bloques y los estacionamientos pero en un momento me di cuenta de que me quedaría atrapada dentro de los edificios y solo podría caminar por la calle de abajo y hacer el recorrido más largo. En ese momento pasaron algunos motorizados y decidí decirle a uno que me diera la cola al menos un par de cuadras.
Fue algo temerario. Me he montado en moto unas cuatro veces en mi vida, les tengo pánico. Le dije al motorizado que yo era periodista y quería tomar buenas fotos, me adelantó bastante unas tres cuadras después de la caravana, le di las gracias y se fue.
La gente estaba muy alborotada pero en calma. Todo transcurría con normalidad dentro del evento. La caravana estaba llegando a su fin, se acercaba al final de la recta de Menca, donde había una pequeña tarima, por lo que imaginé que Chávez hablaría. En el momento que llegaba a su fin, la algarabía de la gente no me permitió ver qué pasaba. En ese momento intenté por fin montarme en el camión de prensa pero no me lo permitieron, y desde donde estaba no veía lo que sucedía.
Todo se detuvo. La gente ya no avanzaba. Se había acabado el recorrido pero no se sabía qué iba a pasar. Al rato, la gente empezó a dispersarse, los camiones de la caravana desaparecieron menos el de prensa. Todo quedó ahí. Chávez se había ido y parecía que nadie se había dado cuenta cómo o por dónde.
En la pequeña tarima solo había música. Cuando ya me iba se me acercaron unas personas muy humildes y como me vieron carnet de prensa, me preguntaron directamente de qué canal era yo y si podían hablar con la productora del canal para que los entrevistaran y pedir por alguna necesidad que tenían. Les expliqué que yo no era de la televisión y los mandé al camión de prensa. Luego me fui a mi casa. Eran como las seis de la tarde.