Entre febrero y abril el árbol nacional de Venezuela, pierde su follaje y florece. Por unos días el Araguaney se reconoce fácilmente entre el gris de la ciudad, el azul del cielo y el verde de las montañas por sus flores amarillas que pronto alfombran los suelos. Dayana Bermúdez nos guía con su mirada hacia las copas doradas y narra sobre la fugacidad como una invitación para prestar atención a los detalles, a detenerse y disfrutar por unos días de la magia de la naturaleza