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Alberto de Veer, 36 años. Ingeniero mecánico y de producción, cofundador del Panabús, reside en Caracas. Twitter @albertodeveer  Instagram @alberto.deveer  Facebook: Alberto de Veer

“La idea fue de Carlos, mi hermano. Él fue quién soñó el Panabús. Pero no está en el país, va y viene, así que lo apoyo en todo. Es un proyecto familiar. Ahora llevo las riendas, pero detrás de esta iniciativa hay un gran equipo de trabajo.

No es el primer proyecto social que impulsamos. El Panabús es fruto de la Fundación Santa en las Calles que arrancó en 2006 y cuenta ya con más de 1.500 miembros dentro y fuera del territorio nacional.

Hace dos años comenzamos a pensar en una iniciativa de mayor alcance, una con la que pudiéramos ayudar a otros todos los días y no solo una vez al año. Entonces Carlos lo resolvió: una unidad móvil acondicionada con baño (inodoro, ducha y lavamanos), puesto de peluquería, comedor y camilla médica para dignificar a personas en situación de calle. ¡Todos estuvimos de acuerdo! Allí comenzó el trabajo duro, buscar el apoyo de empresas y particulares para hacer el sueño realidad.

El 7 de noviembre de 2017 comenzó a rodar el Panabús. Le pusimos ese nombre para que fuera cercano a la gente. Un pana es un amigo, alguien que te ayuda. Desde entonces, hemos beneficiado a más de 300 personas. No discriminamos, hemos atendido desde niños recién nacidos hasta adultos mayores de 80 años. Y a quienes han mostrado interés en salir de las calles, los hemos puesto en contacto con centros de rehabilitación.

No he pensado en  irme del país porque aún conservo la esperanza de que las cosas cambiarán. Tengo tres hijas aquí y, aparte de la Fundación, tengo dos compañías andando.  La verdad es que hay mucha gente buena haciendo cosas buenas, aunque las malas sean las que tienen mayor visibilidad, alcance y propaganda. Hay muchísima gente poniendo su granito de arena, trabajando por el país.

Lo de ayudar al prójimo lo llevamos en la sangre, mis tres hermanos, mis tres hijas y yo. Creo que una herencia familiar, es genético. Tenía unos ocho años cuando comenzamos a visitar con mamá el barrio Brisas de Turumo, allí hacía trabajo social el Colegio Don Bosco, centro educativo en el que estudiamos los cuatro (tres hombres y una mujer). Nuestros padres estuvieron siempre vinculados a obras sociales y desde pequeños nos inculcaron la importancia de trabajar en beneficio de los menos favorecidos. Todo lo demás ha fluido naturalmente.

El Panabús recorre las calles capitalinas de lunes a viernes. Sale a las nueve de la mañana de la sede de la Fundación, en La Castellana, y retorna en horas de la tarde. El plan es acondicionar una segunda unidad. Estamos buscando alianzas con empresas privadas y particulares que quieran apoyar el proyecto. Con un autobús adicional y el aprendizaje obtenido de la experiencia inicial tendremos mayor alcance y podremos atender más personas en Caracas. Más adelante aspiramos replicar la iniciativa en otras ciudades del país.

Como dice una frase del Doctor Tomás Sanabria: Hay que comenzar a reconstruir aunque la destrucción no ha terminado”.