Desde el 12 de febrero y por más de cuatro semanas, la urbanización Altamira, al este de Caracas, fue el escenario de barricadas y lluvia de lacrimógenas. Decenas de jóvenes se enfrentaronn a diario a efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana, en una batalla de fuerzas entre fogatas, piedras, perdigones y bombas tóxicas. El fotoperiodista Marco Antonio Bello retrató estas imágenes que cuentan la crónica de una tensión que mantuvo asfixiada durante un mes a esta cuadrícula de la capital venezolana.