Desde hace algunos años vengo haciendo lecturas sobre la memoria de los territorios y su paso en el tiempo.

Esta crónica fotográfica es sobre Paraguaná, pero pudiera ser de cualquier otro sitio del país. Los paisajes se repiten estacionados en el tiempo. Paisajes desolados, abandonados, convertidos en lugares que no pueden definirse. Están allí, pero a la vez no. Eso es En ningún lugar.

El trabajo fue presentado primero como fotolibro. Dos años después se tradujo en exposición; dos manifestaciones distintas de la misma obra, dos modos de entrega.

Para la imágenes del fotolibro, resolví desaturar los colores para darle al lector la sensación de que hay apenas algo de vida. Utilizo cuadrículas para obtener una descomposición formal de la imagen, una fragmentación del paisaje. Luego hago una sustracción de uno de esos fragmentos, ese punto que ancla, que asombra, que da equilibrio: estas dos imágenes están enfrentadas en dos páginas.

Para la exposición se utiliza el mismo concepto. Se imprimen las imágenes en Simtra y se adhieren a la pared utilizando ésta como la página en blanco. Las piezas sustraídas se mueven en el espacio de manera vertical, horizontal, para obligar al espectador a armar el rompecabezas que se le presenta.

Esta crónica tiene muchas lecturas: habla de soledad, del tiempo, de anclaje, de identidad. Son sólo pistas: es un trabajo muy subjetivo. El espectador tiene que concentrarse, hacer preguntas y tratar de responderlas.