ESPECIALES

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En este relato ilustrado contamos cómo cuatro mujeres venezolanas quedaron sin trabajo durante la pandemia, y tras vencer temores, ansiedad y un entorno de desigualdad de género, reconfiguraron sus vidas para generar ingresos de manera independiente

Ilustraciones: Betania Díaz

A las cuatro les llegó un correo electrónico que cambió ipso facto sus vidas. El inicio de la pandemia por covid-19 trajo en sus bandejas de entrada el anuncio de un despido o de que debían limitar sus horas de trabajo. A las pocas semanas, en medio de una cuarentena que parecía infinita, el dinero comenzó a escasear y la ansiedad les generó un vacío en el pecho.

Natalia, Rosa, Valeria y Tiffany no se conocen pero tienen algo en común: son venezolanas y sus ingresos quedaron en jaque durante el confinamiento para evitar contagios de coronavirus. Todas tuvieron que dejar de trabajar y muy rápido su estabilidad económica se vio más vulnerable que nunca.

Algo similar le sucedió a más de un millón y medio de venezolanas, como refleja la reciente encuesta Encovi 2021. Así, los nuevos trabajos del hogar no remunerados y los despidos masivos producto de la crisis económica mundial desplomaron la vida profesional y estabilidad monetaria de millones de mujeres.

Aún cuando ha sido el género más afectado en el área laboral en estos últimos dos años de pandemia, y a pesar de la desigualdad histórica de oportunidades de trabajo y estabilidad salarial entre mujeres y hombres, estas cuatro venezolanas consiguieron alternativas para trascender como trabajadoras independientes hasta convertirse en el sustento principal de sus familias.

Natalia Sánchez

En marzo de 2020 Natalia Sánchez recibió dos noticias que cambiaron por completo su forma de vida. Un llamado a cuarentena radical por una pandemia detuvo sus clases en la universidad, el lugar donde se formaba como periodista.

Días después, un par de llamadas telefónicas le anunciaron su despido de los medios de comunicación en los que trabajaba como pasante. Ante el nuevo escenario de crisis sanitaria mundial, las reducciones de personal se volvieron frecuentes.

Sus ingresos económicos se diluyeron por completo y sus ahorros empezaron a descender de forma acelerada. De ser una madre que estudiaba y trabajaba a la vez, Natalia pasó meses dedicándose exclusivamente al hogar.

Su estabilidad mental también se afectó durante ese tiempo. No quería depender de la ayuda de su esposo para sobrevivir, aunque este había logrado mantener su salario intacto. Así que decidió poner en práctica dos de las aficiones que la habían entretenido desde siempre: el estilismo y la cocina.

-Debo ingeniármela para seguir trabajando y recuperar mis ingresos.

-Debo ingeniármela para seguir trabajando y recuperar mis ingresos.

Natalia inició una venta de sopas con la que alimentó a decenas de personas en su urbanización y un negocio de peluquería a domicilio. Su llegada a cada apartamento del conjunto residencial resultaba una bendición para las mujeres que no podían salir de su casa al salón de belleza.

Aunque ambos emprendimientos tuvieron éxito, el negocio de estilismo prosperó hasta convertirse en una empresa consolidada que, hoy en día, es el trabajo principal de Natalia y el sustento de toda su familia.

Rosa Salazar

Con la llegada de la pandemia, Rosa Salazar fue despedida de su cargo como directora en la empresa de seguros en la que había trabajado por más de 20 años.

El anuncio la dejó descolocada, en estado de shock. Era el peor momento para perder su empleo y rehacer un ciclo laboral siendo una mujer de más de 50 años, divorciada y madre de dos hijos.

Sus ahorros le permitían sobrevivir un tiempo limitado, le urgía conseguir trabajo nuevamente. Pero pasaron los meses y ese propósito parecía imposible. Su edad y las pocas plazas disponibles dificultaron todo. Sus ingresos disminuyeron en un ciento por ciento y su hijo mayor empezó a encargarse de los gastos del hogar.

Rosa no quería sentirse una carga, así que empezó a analizar las posibilidades de trabajo que surgieron de la cuarentena.

-Hay personas que necesitan una ayuda especial en este momento. Yo podría encargarme de eso.

-Hay personas que necesitan una ayuda especial en este momento. Yo podría encargarme de eso.

Así inició un servicio de compras y diligencias para las personas de tercera edad que vivieran en su urbanización, y que no pudieran salir de su casa para no exponerse al virus. Paralelamente, empezó a llevar la contabilidad de su conjunto residencial. Estos oficios le permitieron salir adelante con los gastos del hogar, al menos durante los meses más críticos.

Poco tiempo después, y luego de haber trabajado muchos años en cargos de dirección gerencial, inició un trabajo como secretaria de una empresa. Sus ingresos no han vuelto a ser los mismos, pero su incentivo para salir adelante y montar su propio negocio, está más fuerte que nunca.

Valeria García

La vida de Valeria en las aulas se detuvo por completo cuando llegó la pandemia por la covid-19. Ella es profesora y las clases de inglés que solía dictar en un colegio de Caracas quedaron reducidas a intercambios, a través de una pantalla, interrumpidos por la mala conectividad a internet.

Pero en sus tiempos libres el trabajo no se detenía, ya que debía atender la educación virtual de su hijo, actividad que le ocupaba la mayor parte del tiempo. A pesar de ser docente, ser profesora también en casa le resultaba una actividad sumamente retadora. Sentía que era muy difícil separar el rol de madre y el de docente.

Ocuparse sola de esta responsabilidad la llevó a sacrificar uno de sus empleos y principal fuente de ingreso: dar clases particulares de inglés durante una jornada parcial. Esto hizo que su salario disminuyera al menos en un 50%.

-Anhelo que regresen las clases presenciales para volver a trabajar como antes.

-Anhelo que regresen las clases presenciales para volver a trabajar como antes.

Valeria forma parte del 78% de las madres, reflejadas por la Encovi 2021, que debieron asumir solas las nuevas tareas domésticas y extra domésticas que impuso la pandemia. Incluso sacrificando su vida profesional.

Tiffany Peralta

El riesgo a contagiarse de coronavirus llevó a Tiffany Peralta a cerrar su consultorio de atención psicológica de manera indefinida. Atender directamente al público representaba un gran riesgo para ella, de sesenta años, pero especialmente para sus padres. Ambos octogenarios que estaban bajo su cuidado.

A pesar de los altos niveles de ansiedad de la población durante los primeros meses de la pandemia, su trabajo quedó paralizado casi por completo y sus ingresos disminuyeron en un 70% aproximadamente. La suspensión de las consultas presenciales hizo que solo pudiera atender a algunos pacientes por vía telefónica.

Esta situación le generó mucha angustia, su estado anímico afectó sus actividades diarias, sus horas de sueño y su energía para seguir trabajando. El no ser nativa digital la hacía sentir insegura de la posibilidad de trasladar sus consultas psicológicas a un escenario completamente virtual.

-Debo adaptarme a un formato online, aunque no me guste, para seguir produciendo dinero.

-Debo adaptarme a un formato online, aunque no me guste, para seguir produciendo dinero.

Luego de mucha práctica y de un lento proceso de transición a la virtualidad, Teresa logró que casi todos sus pacientes migraran a las plataformas de videollamada y hacer de ese su espacio de sanación.

Aplicar herramientas de su profesión al manejo de su estado de ánimo la ayudó a adaptarse a este nuevo esquema de trabajo y ampliar sus posibilidades de atención psicológica. Esto contribuyó también a que su lista de pacientes fijos se hiciera más extensa.

Aunque su nicho es la salud mental, Tiffany forma parte del 73,2% de mujeres que, según la Cepal, están en las primeras líneas de contagio por tener contacto directo con pacientes. La mayoría de estas ha tenido que restringir su trabajo por seguridad, y así, perder ingresos.

***

Poner en práctica sus talentos para producir dinero y la fortaleza para afrontar su nueva dinámica de vida, fue clave para garantizar su bienestar y el de sus familias. Sus historias son solo espejo de miles de mujeres en todo el mundo que han tenido que hacer esfuerzos adicionales para alcanzar condiciones laborales que les permitan sobrevivir. Buscaron mecanismos alternativos, muy distintos a los esquemas de trabajo tradicionales o ajenos a sus oficios previos, para mantener sus hogares. Incluso muchas iniciaron emprendimientos que no hubiesen desarrollado de no haber transitado la crisis que trajo consigo la pandemia.

Los nombres reales de las protagonistas de esta historia fueron cambiados para resguardar su identidad.

 

La inequidad de género se acentúa

-La responsabilidad de atender la educación a distancia de los niños y adolescentes en Venezuela recae en un 78% sobre las madres.

Fuente: Encovi 2021.

 

-15% de las mujeres venezolanas están obligadas a la inactividad laboral, ya que deben encargarse del cuidado de sus hijos.

Fuente: Encovi 2021.

 

-En el 2021 solo 32,9% de las mujeres estuvieron activas laboralmente.

Fuente: Encovi 2021.

 

-Durante 2021, 1,6 millones de venezolanas desearon trabajar y no pudieron por tener que dedicarse al cuidado de sus hijos en casa.

Fuente: Encovi 2021.

 

-El 40,2% de los desempleados en Venezuela se dedican a la gestión del hogar y oficios no remunerados vinculados a la familia.

Fuente: Encovi 2021.

 

-En 2021 las mujeres en el mundo tuvieron a su cargo 76,2% de todas las horas del trabajo de cuidado no remunerado (más del triple que los hombres).

Fuente: Organización Internacional del Trabajo.

 

-El 51.84% de las mujeres en nuestra región están ocupadas en sectores de baja productividad, y de estas 82,2% no están afiliadas o cotizando en un sistema de pensiones.

Fuente: Organización Internacional del Trabajo.

 

-Los sectores más afectados por el paro económico presentan una alta concentración de mujeres.

Fuente: Organización Internacional del trabajo.

 

-El 78,4% de los hogares monoparentales están encabezados por mujeres que asumen las responsabilidades económicas y de cuidado de niñas, niños y personas adultas, enfermas o con discapacidad.

Fuente: Organización Internacional del trabajo.

 

-Durante el año 2020 se registraron 1,5 millones de estudiantes recibiendo educación virtual en casa, entre niños y adolescentes. La mayoría de ellos eran asistidos por sus madres, quienes durante la primera fase de la pandemia tuvieron un incremento triple en sus responsabilidades no remuneradas.

 

-Desde marzo de 2020, con más de 1,5 millones de estudiantes recibiendo educación virtual en casa, entre niños y adolescentes, hizo que la demanda global de trabajo doméstico y cuidado infantil sin remuneración recaiga en las mujeres. Durante la primera fase de la pandemia tuvieron un triple incremento en sus responsabilidades. Esto limita de capacidad de las madres de llevar a cabo trabajo remunerado.

Fuente: Informe ONU: el impacto del COVID-19 sobre las mujeres y niñas.

 

-En América Latina y el Caribe el 58% de las mujeres mujeres activas laboralmente tienen empleos informales. Estos fueron los más afectados con la llegada de la pandemia.

Fuente: Informe ONU: el impacto del COVID-19 sobre las mujeres.

 

Créditos

Producción general

Abigail Carrasquel

Corrección de estilo

Ysabel Viloria

Reportería y redacción

Carla Contreras

Coordinación multimedia

Abigail Carrasquel

Diseño y diagramación web

Anaís Marichal

Edición de texto

Liza López

Jonathan Gutiérrez

Ilustraciones

Betania Díaz

Créditos

Producción general

Abigail Carrasquel

Reportería y redacción

Carla Contreras

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Liza López

Jonathan Gutiérrez

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