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Fotos Anaís Marichal

Jesús “el Portu” Chacón nació en Anare y ha vivido allí prácticamente toda su vida. Desde que era niño se dedicó a la práctica del surf y en 2010 llegó a ser campeón latinoamericano en la categoría junior. Ha viajado por varios continentes representando a Venezuela y hoy se dedica a la enseñanza de la disciplina. Además, aprovecha su prominencia en este deporte para conseguir recursos para la nueva camada de surfistas que se está formando en su pueblo.

—Mi casa quedaba justamente en la esquina entre el río y la playa, detrás del center field del campo de béisbol de Anare. Viví ahí con mi familia hasta los nueve años, cuando en diciembre de 1999 quedó destruida por la tragedia de Vargas. 

Recuerda que comenzó a llover sin parar, y el caudal de agua que bajaba de la montaña creció muchísimo. Entonces él y su familia empezaron a sacar las pertenencias de valor de la casa, antes de que se la llevara la quebrada.

—Una de las primeras cosas que saqué fue mi tabla, que ya en ese momento era algo demasiado preciado para mí y que usaba siempre. Al quedarnos sin casa nos fuimos para un refugio que quedaba junto al actual ambulatorio. Allí se fortaleció mi amor por el mar, porque bastaba con que caminara unos metros para poder entrar al agua.

Jesús Chacón Jr., hijo de Jesús «el Portu» Chacón.

Mientras señala el romper del oleaje en el fondo, cuenta cómo la tierra que bajó de la montaña durante el deslave de 1999 generó grandes bancos de arena en las playas. Estos bancos provocaron que las olas consiguieran la altura y forma perfecta con la que sueñan los surfistas. Dice que este fenómeno no solo se produjo en Anare, sino en varias zonas del estado, especialmente en Carmen de Uria.

—Aquí hubo un boom de chamos que empezaron a bajar a la playa en manada, yo era uno de ellos. Estábamos influenciados por los campeones de aquella época, Pedro Díaz, mejor conocido como “amarillo”, y su sobrino David Díaz. Pero no pude mantenerme por mucho tiempo porque tuve que irme a vivir a Margarita con mi abuela. Como éramos damnificados de la tragedia, nos asignaron una casa allá y tuve que dejar toda mi vida en Vargas.

Pero nunca se adaptó a vivir en la isla, extrañaba demasiado a Anare y al resto de su familia.

—Me llevé mi tabla a Margarita y en ocasiones llegué a surfear en varias de sus playas. Más de uno me vio y se dio cuenta de que tenía talento, pero la movida del surf allá no era como la de Vargas. Además yo era muy pequeño y no tenía una guiatura de ningún coach.

Tras vivir dos años en la isla, “el Portu” regresó al refugio en el que aún vivía su familia, junto a varios grupos más. A pesar del hacinamiento en el lugar y la cotidianidad compartida, Jesús Chacón solo se imaginaba a sí mismo formándose para ser surfista en su lugar natal.

Aunque eventualmente viaja a campeonatos nacionales e internacionales para competir, hoy «el Portu» tiene como propósito ayudar a que Anare se convierta en una potencia del surf en el país. Aunque dice que pudiera estar viviendo en Estados Unidos como otros sufistas de su nivel competitivo, siente un hilo difícil de romper que lo ata a su pueblo.