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A los lugares predilectos no hay que volver

Siempre es mejor no regresar. Aquella playa, aquel amanecer tomando ron hasta morirnos, aquel muelle, aquella cueva, aquel barco y aquel mar, aquella trocha, aquel abismo con selva y el sudor, aquel valle dorado allá en Mendoza, aquella nieve pequeñita, aquellos...

La voz de los huesos

No es grande. Cuatro por cuatro apenas, y una ventana por la que entra una luz grumosa, celeste. El techo es alto. Las paredes blancas, sin mucho esmero. El cuarto —un departamento antiguo en pleno Once, un barrio popular y comercial de la ciudad de Buenos Aires— es...

Horangel: La música del azar

—Espere un segundito. Frente a la habitación, en un extremo del pasillo oscuro —la mano pálida en el picaporte—, el hombre dice: —Espere un segundito que aviso que me cuiden a Ángela. Tubos de oxígeno, mesas rodantes, ruidos a metales sanadores: cuchillos, agujas,...