Seleccionar página

En los autobuses de Caracas es común viajar entre vendedores ambulantes que cantan sus ofertas. #EstoEsCotidiano en el transporte público urbano

El autobús se frena y un joven moreno sube con los brazos cargados de paquetes como si fuera un Santa Claus entrando a un hospital en plena noche buena. Saluda al chofer y se sienta a su lado, en la tapa del motor —o el puesto de la jevita, como se le conoce en la jerga del transporte público—, a ordenar su mercancía.

Coloca dos cajas de bombones sobre sus muslos y los pega con una gran cinta plástica que corta con sus dientes. Termina y las deja entre el tablero y el parabrisas del autobús, todavía le quedan por arreglar cuatro cajas de Rikiquiti (barras del chocolate con trozos de maní) y tres cajas Oreo tipo americana.

Luego de pegar las cajas de chocolate y las de Oreo se levanta y  dice:

—¡Buenos días, Venezuela! Por aquí trayéndote los productos de calidá —dice con las dos cajas de bombones sobre el antebrazo derecho, mientras mete la mano izquierda en una y saca un par chocolates para mostrarlos a los pasajeros—. Mira que son los deliciosos bombones, los primos-hermanos del Ferrero Roche, con relleno de fresa, menta o maní.

—¡En la parada, por favor! —grita una señora desde el fondo del transporte.

El chofer frena, dos pasajeros bajan, la venta sigue.

—¡Seguimos! —anuncia, ahora con cuatro cajas naranjas en el antebrazo—. También te traigo el famoso Rikiti, el que tú conoces, el que te comes desde niño, te lo puedes llevar a mil (bolívares) soberanos…

Dispara palabras, una tras otra, oferta su producto, busca compradores con la mirada y hace equilibrio en cada hueco que cae el encava, suelta las cajas naranjas y agarra las azules con blanco.

—Lo mejor siempre es lo último, son las Oreos, las americanas, las de chocolate, las que te gustan, las que consigues en cualquier establecimiento por cinco mil y seis mil (bolívares) soberanos, hoy te las puedes llevar una en dos mil y tres por cinco mil soberanos. Recuerda una en dos mil y tres por cinco mil, o lo que es igual, un wasinton. Ah bueno, tú me entendiste, un billetico verde, tres Oreo por uno del norte, no te lo pierdas.