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Miguel es abogado pero por veintiún años se ha dedicado a vender libros en el pasillo de Ingeniería de la Universidad Central de Venezuela. Decidió quedarse porque sabe que vendrán muchos cambios. Saca fuerzas de sus hijos y del calor venezolano. Otra historia de nuestra serie #LatimosEnVenezuela

Miguel Ángel Hannawi, 37 años, abogado y librero. Trabaja en la Universidad Central de Venezuela (UCV), Librería El Pasillo. @miguelhannawi

“Tengo treinta y siete años y desde hace veintiuno trabajo vendiendo libros en el pasillo ocho de la Universidad Central de Venezuela, Caracas. Esta librería, llamada El Pasillo, llegó a la UCV hace cuarenta años. Estaba a cargo del señor Alfredo Moreno y se ubicaba en el otro pasillo, el de la Escuela de Derecho pero unos años más tarde decidieron pasar todos los estantes al pasillo de Ingeniería, que es donde estamos ahora. El señor Alfredo murió y yo asumí la responsabilidad de esta librería sin vitrina ni paredes.

Fotos: Carlos Bello

Soy abogado y comerciante pero le dedico la mayor parte de mi tiempo a este pasillo. Vendemos de nueve de la mañana a tres de la tarde, de lunes a viernes. Aquí los estudiantes pueden encontrar los libros más económicos, algo que probablemente no encontrarán fuera de esta universidad, aunque las cosas han cambiado.

En los últimos años, el número de las ventas ha bajado hasta casi un ochenta por ciento. No es porque la gente no lea sino porque ya no tienen el dinero para comprar lo libros. Han subido mucho de precio. Aun así nos esforzamos por vender libros económicos. Nosotros no cambiamos los precios dependiendo de cuánto suba el dólar. Si un libro cuesta mil bolívares lo vendemos a mil bolívares hasta que se acaben todos y tengamos que hacer un nuevo pedido. Es nuestra forma de ayudar a los estudiantes.

Mi hermano y yo –junto a un empleado– somos encargados de esta librería. Tenemos planes de actualizarnos, de darle paso a la tecnología. A partir del próximo año es probable que comencemos a vender los libros por código de barra: un cliente viene, compra un código que podrán instalar en su teléfono, tablet o computadora y desde ahí podrán leer el libro. Es una posibilidad.

 Yo decidí quedarme aquí, en Venezuela, por el calor del venezolano, por mi familia, porque esta es mi tierra natal, el lugar donde trabajo. Creo que Venezuela completa me invitó a quedarme, a permanecer en estas tierras. Siempre pienso en positivo. Saco fuerzas cada vez que veo a mis hijos, sé que no me puedo frenar. Debo seguir hacia adelante, sobre todo porque sé que se vienen muchos cambios. Hay que tener mente positiva, hay que saber que sí se puede. En Venezuela sí se puede”.