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Tanta historia y tanta nostalgia rodean a ese coloso caraqueño que recibió por primera vez al público los primeros días de 1919. Más de un siglo de anécdotas, de corridas y espectáculos. De olvidos e indolencias. Pero también de bailes y acrobacias. Este es nuestro homenaje en su cumpleaños número cien

“Nuevo Circo, Nuevo Circo, viejo circo caraqueño porque en el alma del pueblo siempre es nuevo tu recuerdo”

Billo’s Caracas Boys

Un domingo cualquiera en la tarde.

En los alrededores de la avenida Lecuna —en el oeste de Caracas- la música retumba. Suena sin parar. Suena salsa, salsa brava, desde el interior del Nuevo Circo.

En la entrada lateral la única abierta— tres jóvenes dan la bienvenida a quienes quieren ingresar al lugar. A diferencia de un club clandestino, allí todos saben que las tardes de los domingos el lugar de encuentro es el salón superior de la mezquita. Se baila salsa, bachata y kizomba. La sensualidad de la danza se mezcla con la coordinación de los bailarines. El calor no es impedimento para ninguno y, aunque la sala está llena, todos encuentran un espacio donde desatar el ritmo caribeño que llevan dentro.

El “social”, como le llaman, es una propuesta de la Fundación Casineros de Venezuela, escuela de salsa casino que nació hace diez años en los jardines del Parque del Este, pero que desde hace seis mudó sus pasos de baile a la otrora plaza de toros.

Mario Peña es su fundador. Con micrófono en mano da la bienvenida a los alumnos e invitados. En 2013, “buscando un espacio cerrado” encontró ser parte de los colectivos artísticos que utilizan los espacios del Nuevo Circo para el desarrollo de sus actividades. Dice, emocionado, que la fundación sirve como plataforma para que otras academias proyecten sus bailes.

Eliane Sánchez y Gabriela Ramírez son dos amigas que desde hace tres años asisten cada domingo al Nuevo Circo a bailar. Sienten que la actividad le brinda al patrimonio un buen uso. Geremick Núñez, tiene dos años asistiendo al social por aquello del disfrute.

—Esto fomenta la cultura. No solo la venezolana sino también la cubana —lanza mientras se seca las gotas de sudor.

Pero la cita no es solo los domingos. Los martes y jueves el Nuevo Circo de Caracas recibe a José Perdomo, un instructor de salsa casino que llegó a Venezuela hace más de una década de Cuba. Desde entonces se ha dedicado a formar a niños, jóvenes y adultos interesados en ese baile que nació en su isla.

La academia Alto Voltaje recibe así a sus alumnos de cinco a siete de la noche. Son más de cincuenta personas que se juntan para bailar —hasta el cansancio— en tres áreas del Nuevo Circo. Los instructores, antiguos discípulos, dicen haberse presentado en competencias nacionales e internacionales, conquistando los primeros lugares.

En la sala superior de la mezquita, a diferencia de la planta baja, la música es más suave. De su techo, telas largas cuelgan y entre ellas un grupo de mujeres y hombres hacen distintas acrobacias. Yasmira Feo es la encargada de dirigir el taller de telas acrobáticas, una actividad que se realiza en esos espacios desde hace siete años.

Yasmira se inició como alumna, cuando el Núcleo Endógeno de Desarrollo Cultural (agrupación encargada de las actividades que allí se convocan) estaba conformado por más de treinta colectivos de diferentes disciplinas artísticas. Pero luego de un tiempo, los diferentes colectivos comenzaron a retirar sus talleres del Nuevo Circo quedando tan solo las tres disciplinas que conviven hoy día: salsa casino, telas y yiu-yitsu.

En los que hace años fueron jardines en las adyacencias a la plaza, también hacen vida los integrantes de la Fundación Circo Nacional de Venezuela. Parte de sus miembros pernoctan en tráilers; han hecho de aquellos terrenos su hogar.  

Aunque el arte ha sido el salvavidas que mantiene vivo el uso de los espacios del Nuevo Circo, la estructura poco a poco vuelve a debilitarse.

Fotos: Valeria Pedicini

Al final no hay plan sentencia Orlando Marín, autor del libro Valoración Histórica del Patrimonio Arquitectónico-. Restauraron algo, pero al Gobierno no le importó. El edificio es el que está pagando los platos rotos.

El arquitecto, miembro del equipo que participó en los procesos de restauración del Nuevo Circo en el año 2005, dice que el problema no es ceder el espacio a un grupo de personas, sino dárselo a quienes no cuentan con capacidad de gestionar el lugar.

En la actualidad, pasearse por las inmediaciones de la plaza es toparse con una edificación sumida en el olvido del Estado. Su fachada ha perdido el color que tras la restauración recobró, sus llamativos ventanales se han ido quebrando y sus muros comienzan a agrietarse.

En su frente, la estatua dedicada al torero venezolano César Girón, ya no existe. En su interior el declive es aún mayor.

Foto:  CirculoTaurino Bienvenida

Foto: Daniel Hernández

Los coordinadores de las disciplinas no cuentan con apoyo del Estado para la manutención de los espacios, y por ser un Monumento Histórico Nacional y Bien de Interés Cultural de la Nación, desde 1998, no pueden ir más allá de limpiar las áreas comunes y cortar la maleza. Pero entender la importancia del lugar los motiva a reunirse cada quince días y dividirse las tareas de mantenimiento. Así procuran no solo seguir teniendo un lugar que le brinde refugio al arte en la comunidad, sino tratar de preservar habitando el espacio aquellos muros de diseño neomorisco.

El Nuevo Circo es mi segunda casa, es mi bendición. Es un lugar bellísimo. Si estuviera en mejores condiciones volvería a ser el lugar espectacular que en el pasado fue -suspira Yasmira.

Que en el pasado fue, suspira.

Foto: Denys Salomón

Cuando ese lugar era una plaza de toros. En esa época cuando las lidias entre el hombre y el toro se hacían sentir constantemente en una lucha de fuerza, de dominación, de poder. Entonces, un público enardecido recibía a los toreros para dar inicio a una colosal contienda; una fiesta brava que no terminaba hasta que se le diera muerte a la bestia.

Escenas como éstas se repetían constantemente: el matador toreaba con el capote mientras clavaba puyazos en el animal para medir su bravura y dosificar su fuerza. Con el lomo herido, el toro se enfrentaba nuevamente al hombre en un segundo tiempo, momento en el que él incrustaba en su lomo rehiletes para avivar su furia.

Pero el toro resistía, no se dejaba vencer.

Herido, el animal desafiaba una vez más al matador con la poca potencia que le quedaba, y este, luego de unas cuantas vueltas, hundía sin remordimiento la estocada final: entre los omóplatos enterraba con potencia un arpón que -si se hace de forma perfecta- cortaba la aorta y provocaba la muerte instantánea de aquel toro de casta.

Por varias décadas muchas corridas enardecieron al público en aquella plaza de rasgos exóticos que recién cumplió 100 años de inaugurada. Fue el sitio emblemático para las batallas del gran criollo César Girón y su linaje.

La plaza de toros nació la tarde del sábado 26 de enero de 1919. Justa del Valle Rojas de Salomón aún se inquieta recordando el día en el que visitó por primera vez el Nuevo Circo para presenciar una corrida de toros. Motivada por su cuñada, una gran fanática, Justa pisó las gradas de la plaza, con más dudas y temor por lo que significaría para ella observar cómo ese imponente animal se enfrentaría a su muerte. Pero el recelo duró poco, la pasión de aquel carnaval la contagió. De su interior brotó la emoción. Se descubrió gritando y aupando a los toreros, con el corazón agitado y sorprendida por aquella lucha de vida y muerte.

Foto: Denys Salomón

Era un espacio espectacular, diferente a todo lo que había visto. Le hacían mantenimiento y lo arreglaban para las actividades que ahí se daban.

Pese a que su principal atractivo era la fiesta brava, el Nuevo Circo de Caracas también estuvo pensado para albergar otras actividades recreativas de la ciudad, pues se esperaba que los habitantes de Caracas tuvieran un lugar donde disfrutar de la cultura.

Es una obra monumental de principios del siglo XX. Fue la primera gran obra que podía acoger a gran cantidad de gente para un espectáculo, y eso hablaba de que Caracas comenzaba a cambiar. Todavía no se sentía el impacto del petróleo, pero comenzaban a existir influencias tecnológicas explica el arquitecto Orlando Marín.

La magia y los trucos también se hicieron sentir en aquel Nuevo Circo. Gloria Nieves todavía lo recuerda. Sucedió por allá en el año 1967, cuando apenas tenía diez años, el día en que su familia decidió asistir a una tarde de circo. Y fue un momento espectacular. Después la familia volvió a los espacios, pero esta vez a lo que Gloria supone fue el primer patinaje sobre hielo que se instaló en la ciudad: El Holiday on ice. Su máxima emoción fue poder ver en una misma plaza “a todos los personajes de Disney”.

Fotos: Daniel Hernández

El coloso caraqueño, dice Gloria, siempre estaba lleno con cualquier evento. Bailes de carnaval en los años cuarenta y cincuenta, conciertos de bandas internacionales y orquestas locales, peleas de lucha libre e importantes campeonatos de boxeo, proyecciones de películas, mítines políticos.

El fantasma de aquello que fue sigue rondando incluso ahora, a cien años de su fundación. Su estructura aún se mantiene en pie, pero en una resistencia permanente contra el mayor de los adversarios: el tiempo y sus progresos. La hermosura y relevancia de este Monumento Histórico Nacional -declarado por la Junta de Patrimonio Histórico de la Nación en 1984- fue quedando a un lado con el desarrollo de la ciudad.

La construcción de la gran avenida a mediados del siglo XX y la instalación de un terminal de pasajeros en los años sesenta son dos hitos que para el arquitecto Marín aislaron al monumento al punto de descontextualizarlo.

Con la construcción de la avenida demolieron y dejaron un vacío en frente de la infraestructura, mientras que la instauración del terminal trajo consigo una serie de actividades, sobre todo en La Hoyada, que no ayudó al edificio, sino que comenzó a generarle decadencia.

El Nuevo Circo quedó entonces “en el aire”. Las plazas que decoraban sus adyacencias fueron demolidas, parte de sus terrenos se fueron perdiendo con la construcción de edificios residenciales y su visibilidad pasó a un segundo plano. Y poco a poco el buhonerismo se apropió de los espacios.

Con la llegada de nuevas áreas para el esparcimiento como el Poliedro de Caracas, los eventos que lo hicieron vibrar encontraron nuevos terrenos para desarrollarse, y así sus puertas dejaron de abrir con tanta frecuencia. La fiesta brava comenzó a perder relevancia en Caracas al punto en que fueron prohibidas.

Sin eventos ni un carnaval taurino que organizar en la década de los noventa, el Nuevo Circo se encaminó a un proceso de ardua decadencia, convirtiéndose en depósito de objetos chatarras, talleres mecánicos, en refugio de quienes no tenían a dónde ir y en un lugar para la venta de fuegos artificiales. La consecuencia fue que gran parte de la estructura se dañara.

“El cuerpo dedicado al Palco Presidencial y sitio de la retreta de músicos se asemejaba a una ruina; las escaleras hacia las gradas superiores fueron tapiadas, enrejadas y mal refaccionadas; los techos no habían sido impermeabilizados durante décadas; las filtraciones internas deterioraron los suelos; la tubería de tanques internos provocó deterioro de las columnas y vigas; las graderías superiores fueron enrejadas y el peso de las estructuras de hierro incidía en la estructura; la vibración de los trabajos y el tránsito del Metro de Caracas tuvieron graves repercusiones en la gradería”, cita la página nuevocircopatrimonio.blogspot.com, un documento elaborado por el equipo restaurador que expone los daños a la estructura antes de la reconstrucción a la que fue sometida en el año 2005, por parte del otrora Instituto del Patrimonio Cultural (IPC) tras la expropiación que sufrió la familia Branger.

Línea de tiempo por: Anaís Marichal

Durante los trabajos de restauración, el equipo incluyó una prospección arqueológica en donde se hallaron muros del antiguo Matadero Municipal. Además, se reforzó la estructura con los parámetros contemporáneos de seguridad industrial, se realizó la reposición de las estructuras metálicas y estructurales faltantes, y con la misma técnica constructiva se llevó a cabo el proceso de reconstrucción de las áreas destruidas, principalmente en las gradas.

El Nuevo Circo pudo nuevamente levantarse y teñirse de sus colores originales. Sin embargo, su uso no sería el mismo para el que se concibió. El arte urbano tomó la estructura para brindarle a la comunidad un nuevo espacio de propuestas contemporáneas.

Una plaza de encuentros.

Como la que en el pasado fue.

Y que ahora trata de ser.

“Porque Caracas me ha dicho en el medio de mis sueños eres el circo más lindo, eres el circo más bello”

Billo’s Caracas Boys

Este trabajo fue producto de la primera cohorte del Diplomado Nuevas Narrativas Multimedia Historias que Laten, en alianza con el CIAP-UCAB y la Fundación Konrad Adenauer, en Caracas de octubre a diciembre de 2018.

Sobre el diplomado